La identidad

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Layma
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La identidad

Post by Layma »

Hay momentos puntuales en la vida que te plantean ciertas preguntas. Cuantas veces no nos habremos preguntado porque fulanito de tal actúa de forma irreconocible, o porque menganito hace comentarios que te parecen irreconocibles a su persona. Llegando incluso a decepciones dolorosas por lo que tu esperabas que fuera la reacción de una persona y no lo ha sido, o por que tu esperabas tal hecho y no se ha producido...

Y todo se trata del mismo fondo ‘lo que tu esperabas’ y no ha acontecido, quedándote un regusto viejo del engaño y en cierta forma al sentimiento de estafa emocional. Me refiero al mismo regusto que tiene la señora que lleva 40 años casada y te asegura de forma contundente que el hombre del que en su día se enamoró no es con el que convive ahora.

Estafa, dolor, engaño... Las personas que somos, ¿la imágen de lo que los demás creen de ti? O cada individuo gozamos de una identidad más o menos característica que nos define como personas que sienten y padecen de forma intrínseca e individual a cada ser.

¿Y la identidad que es eso de la identidad?

La identidad no es más que una palabra creada por los hombres, una mala pasada del lenguaje que nos confunde, y nos hace creer que todos actuamos en relación a esa supuesta identidad. Y resulta que la identidad que identificas en la otra persona no es más que la que tu te has creado de ella, por eso hay momentos que nos sentimos estafados y defraudados, ya no con la otra persona si no con la imágen que nos creamos de ese individuo.

Eso en relación a los demás pero... ¿y en nuestro propia persona?, ¿piensas , opinas y sientes de la misma forma que cuando por ejemplo tenias 15 años? , esto por poner una comparativa exagerada. Cada persona en mayor o menor medida por medio del aprendizaje y de las vivencias de cada cual va cambiando eso que llamamos identidad. Si pudiéramos tener la oportunidad de contemplar una persona idéntica a ti a la edad de los 15 años, lo más seguro que no nos reconoceríamos, por lo tanto... es fácil deducir que la identidad es algo alterable. Quizás se define y se acepta continuamente sin apenas darnos cuenta, pero en definitiva siempre esta en perpetuo cambio.
Y si cambiamos, si nos moldeamos cada día que pasa, es fácil que a los demás les ocurra lo mismo y que llegue un día y tengamos la sorpresa que cierta actuación de esa persona no haya sido la previsible a lo que ‘tu’ esperabas.

La identidad que todos creemos es volátil como el alcohol, se evapora en momentos y cambia de estado, sigue siendo alcohol pero no adopta la forma típica y liquida que conocemos...
El alcohol esta presente el el vino, en el whisky, en la ginebra, en la cerveza... pero evidentemente la cerveza no es comparable al vino, ni siquiera los vinos entre si son comparables no es lo mismo un ‘Don simón’ que un ‘Rioja’. Ahora bien, la esencia si que es la misma, de los dos productos a base de destilaciones y procesos químicos podríamos obtener esa esencia, que en este ejemplo sería el alcohol.

Si esto es así:
¿Qué características de las personas permanecen inalteradas durante toda la vida (si es que las hay)?
¿En el vino la esencia es el alcohol, y en las personas?.

(El ejemplo del alcohol es totalmente intencionado :roll: )
"Nació con el don de la risa y con la intuición de que el mundo estaba loco. Y ese fue todo su patrimonio..."

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janaeh
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Post by janaeh »

joder...algo asi estoy viviendo....una nueva decpeción....

qué decir?que todoscambiamos con el tiempo, y sobre todo con las circunstancias que nos toca vivir y lo que cambia o no varia dependeidno de lo arriagadas que tenemos esas características en nosotros....

por ejemplo: yo soy unapersona increíblemente ingenua y que siempre confío en todod el mundo, porque pienso que todo son buenos. me lelvado muchas dececpiones enla vida, pero segosiendo así. puede que un día, llegará otra neuva dececpión y me cambie. una amiga mia tb era muy ingenua, pero no tanto como yo quizás, y ha cambiado

una persona honesta, puede entrar en unmundo donde ve como es pisoteado y humillado, donde pierde todo por ser así, y la circunstancias le hacen cambiar.

todos ahora tenemos unos ideales, igual que neustrospadres cuando eran jóvnes. pero a muchos de ellos, esos ideales o principios les cambiaron cuando se hicieron más mayores y conservadores.

nosé creo que todo depende de las circunstancias que nos toque vivir y sobre todo de lo arraigado que tengamos esa característica. no es lo mismo ser confiado que ingenuo, no sé creo que no me sé explicar

por otro lado me gustaría añadir que eso de llevarte decepciones con la gente no tiene que ver tanto con elque ellos cambien de repente, como con que a veces nos hacemos una visión equivocada de las personas y vconvivimos con ella mucho tiempo hasta que un día se nos cae la manta de los ojos...
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janaeh
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Post by janaeh »

supongo que la esencia es la moral, porque de ahí deriva todo lo demás, hay gente inmoral, y gente con moral,pero lo que para uno es moral para otros no, desdeluego nadie actua en contra de su moralidad, pero está claro q ésta no se puede definir con unos límites específicos.
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Guest

Post by Guest »

No todo depende de ti,de tu identidad...tb x ejemplode como o deonde s eproduzka ese kmbio.No es xlo mismo actuar de manera individual o actuar en un grupo,q segun ciertos teorikos, aki existe una mente grupal,q nos desindividualiza y nos arrastra a actuarde otra manera, algo menos racional.
¿Y porque esperamos q una persona no actue de esa manera?¿Y xq nos puede doler tanto?Realmente pienso q nunka se puede llegara a konocer auna persona,y q x muxo q creas q puedesintuir sus pasos,la gente (todos)somos muy complejos,y las circustancias kmbian .Doler?si puede q esa decepciónpueda afectarnos directamente,xo si es indirectamente...¿xq?¿xq akabamos siempre diseñando como será el otro?si de acuerdo,es un elemento esencial para la interacción con las personas,xo estoy harta de esto...de tener q esperar cosas de la gente sin motivo...
Eärendil
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Post by Eärendil »

Identidad.. no sabria como definirlo

Yo creo ke todos cambiamos y evolucionamos en mayor o menor medida, hay gente ke parece ke "nunca" cambia algunos aspectos de su persona pero depende mucho de los acontecimientos y las decepciones (esos palos ke nos da la vida, ke a veces tb son necesarios..) para evolucionar

Creo ke nos formamos imagenes o impresiones de cada persona a la ke conocemos y luego nuestras ideas se trastocan y te descolocan, por eso duele xq no te lo esperabas..
Diria algo parecido a lo ke ha puesto Janaeh, tenemos una idea hasta ke se nos cae la manta de los ojos.. puede ser hacia algo bueno o no

Creo ke hay gente ke tiene una cierta moralidad a la ke no "traicionaria", otros no la tienen o su concepcion es muy diferente a la nuestra, aunq siempre va a depender del contexto en el ke se encuentre la persona

Despues de todo este rollo creo ke no he dicho nada nuevo ni he puesto nada interesante xo weno, ahi keda eso
Me da pena que se admire el valor en la batalla.. menos mal que con los rifles no se matan las palabras!!

Hoy tengo ganas de reír, de volar y ser feliz, de tenerte junto a mí.. xD
maggie_simpson
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Post by maggie_simpson »

Me parece un tema muy interesante. Yo creo que cambiamos a lo largo de toda nuestra vida, y en principio me parece algo positivo: saber adaptarnos a los cambios. Sólo me parece negativo cuando los cambios son muy constantes y radicales, y tienen como única finalidad sentirse aceptado por el entorno. Por ejemplo, la típica persona que cambia de forma de vestir, de amigos o incluso de gustos e ideas políticas cada vez que cambia de pareja.

Aparte de eso...es evidente que todos vamos cambiando a lo largo de los años, así que lo de la identidad es muy difuso. Cuando era pequeña, me encantaba ser el perejil de todas las salsas. Con quince años estaba llena de complejos y era muy tímida, me costaba mucho integrarme. A los veintiúno era la típica amiga graciosa ideal para todas las juergas pero aún me costaba mucho abrirme a los demás, ahora me cuesta mucho menos reconocer mis sentimientos y tengo menos complejos, pero también me he vuelto algo más pragmática e individualista...He cambiado mucho, pero en el fondo sigo siendo yo, y creo que sigue habiendo una "base", por así decirlo, unas características esenciales que no han cambiado.

En cuanto a las decepciones...cuando era más joven las vivía de forma mucho más dramática. Cuando una amiga "me fallaba" se me hundía el mundo. Ahora soy algo más pragmática, y creo que, a lo largo de toda mi vida, como mucho, me he encontrado a dos o tres personas que realmente me utilizaran o me traicionaran conscientemente y por puro interés. Las otras veces que me defraudó el comportamiento de una amiga, fue, simplemente, porque cada una evolucionó de una forma distinta y veía la misma situación de un modo diferente. Cada una tiene prioridades distintas y actúa de la forma que cree mejor según esas prioridades. Algunas veces, inevitablemente, esas diferencias acaban siendo insuperables, y cada una tiene que tirar por su lado.

Expuesto así puede resultar algo frío, pero a la larga, me parece una forma más saludable de afrontar las amistades que terminan. Y evita que acabemos convirtiéndonos en personas desconfiadas que siempre están esperando que les traicionen.
sé que no puedo dormir, porque siempre estoy soñando, en invierno con el sol, con las nubes en verano!
Un_pez_en_una_jaula
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Post by Un_pez_en_una_jaula »

El capítulo 26 de "la montaña del alma" de Gao Xingjian... un capítulo tambien de mi propia biblia (o Corán).

"No sé si has reflexionado sobre esta cosa extraña que es el yo. Cambia a medida que se lo observa, como cuando fijas la mirada en las nubes del cielo, tumbado en la hierba. Al principio se asemejan a un camello, luego a una mujer, y por último se transforman en un anciano de luenga barba. Nada sin embargo es fijo, puesto que en un abrir y cerrar de ojos vuelven a cambiar de forma.
Es como cuando vas al retrete de una casa vieja y observas las paredes con manchones. Vas allí todos los días, pero las manchas, por más que sean antiguas, cambian en cada ocasión. La primera vez, distingues un rostro humano, luego un perro muerto, desventrado. La vez siguiente se transforman en un árbol bajo el cual una chiquilla monta un jamelgo enjuto. Diez o quince días más tarde, tal vez varios meses después, una mañana, estás estreñido y descubres de repente que las manchas de agua han vuelto a tomar la forma de un rostro humano.
Echado en la cama, miras al techo. La sombra de la lámpara transforma también el blanco techo. Si concentras tu atención en tu yo, te das cuenta de que se aleja paulatinamente de la imagen que te es familiar, que se multiplica y reviste rostros que te asombran. Es por ello por lo que me sentiría presa de un terror irreprimible si tuviera que expresar la naturaleza esencial de mi yo. No sé cuál de mis múltiples rostros me representa mejor y, cuanto más los observo, más evidentes me parecen sus transformaciones. Finalmente, sólo queda la sorpresa.
También puedes esperar, esperar que las manchas de agua en la pared retornen a su forma original, se vuelvan de nuevo un rostro humano, puedes también desear que un día tu imagen adquiera tal o cual forma. Pero por experiencia sé que cuanto más tiempo pasa, menos evoluciona esta imagen según tus deseos y que, a menudo, por el contrario, se vuelve monstruosa. No puedes ya aceptarla, pero, como se trata de tu yo, al final no te queda más remedio que hacerlo.
Un día vi la foto pegada en mi carnet de autobús que había dejado sobre la mesa. En un primer momento, encontré mi sonrisita más bien agradable, pero acto seguido me pareció más exactamente burlona, un tanto altanera y fría, delatando cierto amor propio mezclado con no poca autosatisfacción, indicaba que me tomaba por un personaje superior. En realidad, percibí en ella una especie de afectación acompañada de una expresión de gran soledad y de vago terror; no era en absoluto el rostro de un triunfador. Podía leerse amargura en ella. Por supuesto que no podía haber en ella la vaga sonrisa habitual que nace de la felicidad involuntaria, sino que era más bien una expresión de duda ante la felicidad. Eso se volvía un poco aterrador e incluso inútil. La sensación de caer sin que pueda encontrarse ningún asidero seguro. Nunca más he querido volver a ver esa foto.
A continuación, me puse a observar a los demás, pero al hacerlo, descubría que ese yo detestable y omnipresente también se entrometía, sin poder dejar de intervenir en la percepción del rostro ajeno. Era algo lamentable: cuando observaba a otra persona, continuaba observándome yo mismo. Buscaba rostros que me gustaran, o una expresión que me resultase aceptable. Si un rostro no conseguía emocionarme, si no conseguía encontrar gentes con las que identificarme entre los que pasaban por delante de mí, los observaba, pues, sin verles. En una sala de espera, en un vagón de tren, en la cubierta de una embarcación, en una fonda o en un parque, o incluso dando un paseo por la calle, no elegía más que los rostros o las siluetas próximas a aquellos que me resultaban familiares y en los que buscaba algún indicio que pudiera hacer resurgir un recuerdo enterrado. Cuando observo a los otros, los considero como espejos que me devuelven mi propia imagen y esta observación depende enteramente de mi estado de ánimo del momento. Incluso cuando miro a una muchacha, trato de aprehenderla con mis propios sentidos, la imagino con mi propia experiencia antes de formular un juicio. Mi comprensión del prójimo, incluidas las mujeres, es de hecho superficial y arbitraria. A través de mi mirada, las mujeres no son nada más que meras ilusiones que me he creado yo mismo y que utilizo para mistificarme. Esto me entristece. Por eso mis relaciones con las mujeres conducen siempre, en última instancia, al fracaso. Y a la inversa, si fuera yo una mujer, no por ello me costaría menos el contacto con los hombres. El problema radica en la toma de conciencia interior de mi yo, ese monstruo que me atormenta sin cesar. El amor propio, la autodestrucción, la reserva, la arrogancia, la satisfacción y la tristeza, los celos y el odio, provienen de él, el yo es de hecho la fuente de la desdicha de la humanidad. ¿Acaso la solución a esta desdicha tiene que pasar por el ahogo del yo consciente?
He aquí porqué Buda enseñó la iluminación: todas las imágenes son mentiras, la ausencia de imagen también lo es."


Que grande... que grande es.

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Post by ANDALU REVOLUSIONARIO »

Un_pez_en_una_jaula wrote:El capítulo 26 de "la montaña del alma" de Gao Xingjian... un capítulo tambien de mi propia biblia (o Corán).

"No sé si has reflexionado sobre esta cosa extraña que es el yo. Cambia a medida que se lo observa, como cuando fijas la mirada en las nubes del cielo, tumbado en la hierba. Al principio se asemejan a un camello, luego a una mujer, y por último se transforman en un anciano de luenga barba. Nada sin embargo es fijo, puesto que en un abrir y cerrar de ojos vuelven a cambiar de forma.
Es como cuando vas al retrete de una casa vieja y observas las paredes con manchones. Vas allí todos los días, pero las manchas, por más que sean antiguas, cambian en cada ocasión. La primera vez, distingues un rostro humano, luego un perro muerto, desventrado. La vez siguiente se transforman en un árbol bajo el cual una chiquilla monta un jamelgo enjuto. Diez o quince días más tarde, tal vez varios meses después, una mañana, estás estreñido y descubres de repente que las manchas de agua han vuelto a tomar la forma de un rostro humano.
Echado en la cama, miras al techo. La sombra de la lámpara transforma también el blanco techo. Si concentras tu atención en tu yo, te das cuenta de que se aleja paulatinamente de la imagen que te es familiar, que se multiplica y reviste rostros que te asombran. Es por ello por lo que me sentiría presa de un terror irreprimible si tuviera que expresar la naturaleza esencial de mi yo. No sé cuál de mis múltiples rostros me representa mejor y, cuanto más los observo, más evidentes me parecen sus transformaciones. Finalmente, sólo queda la sorpresa.
También puedes esperar, esperar que las manchas de agua en la pared retornen a su forma original, se vuelvan de nuevo un rostro humano, puedes también desear que un día tu imagen adquiera tal o cual forma. Pero por experiencia sé que cuanto más tiempo pasa, menos evoluciona esta imagen según tus deseos y que, a menudo, por el contrario, se vuelve monstruosa. No puedes ya aceptarla, pero, como se trata de tu yo, al final no te queda más remedio que hacerlo.
Un día vi la foto pegada en mi carnet de autobús que había dejado sobre la mesa. En un primer momento, encontré mi sonrisita más bien agradable, pero acto seguido me pareció más exactamente burlona, un tanto altanera y fría, delatando cierto amor propio mezclado con no poca autosatisfacción, indicaba que me tomaba por un personaje superior. En realidad, percibí en ella una especie de afectación acompañada de una expresión de gran soledad y de vago terror; no era en absoluto el rostro de un triunfador. Podía leerse amargura en ella. Por supuesto que no podía haber en ella la vaga sonrisa habitual que nace de la felicidad involuntaria, sino que era más bien una expresión de duda ante la felicidad. Eso se volvía un poco aterrador e incluso inútil. La sensación de caer sin que pueda encontrarse ningún asidero seguro. Nunca más he querido volver a ver esa foto.
A continuación, me puse a observar a los demás, pero al hacerlo, descubría que ese yo detestable y omnipresente también se entrometía, sin poder dejar de intervenir en la percepción del rostro ajeno. Era algo lamentable: cuando observaba a otra persona, continuaba observándome yo mismo. Buscaba rostros que me gustaran, o una expresión que me resultase aceptable. Si un rostro no conseguía emocionarme, si no conseguía encontrar gentes con las que identificarme entre los que pasaban por delante de mí, los observaba, pues, sin verles. En una sala de espera, en un vagón de tren, en la cubierta de una embarcación, en una fonda o en un parque, o incluso dando un paseo por la calle, no elegía más que los rostros o las siluetas próximas a aquellos que me resultaban familiares y en los que buscaba algún indicio que pudiera hacer resurgir un recuerdo enterrado. Cuando observo a los otros, los considero como espejos que me devuelven mi propia imagen y esta observación depende enteramente de mi estado de ánimo del momento. Incluso cuando miro a una muchacha, trato de aprehenderla con mis propios sentidos, la imagino con mi propia experiencia antes de formular un juicio. Mi comprensión del prójimo, incluidas las mujeres, es de hecho superficial y arbitraria. A través de mi mirada, las mujeres no son nada más que meras ilusiones que me he creado yo mismo y que utilizo para mistificarme. Esto me entristece. Por eso mis relaciones con las mujeres conducen siempre, en última instancia, al fracaso. Y a la inversa, si fuera yo una mujer, no por ello me costaría menos el contacto con los hombres. El problema radica en la toma de conciencia interior de mi yo, ese monstruo que me atormenta sin cesar. El amor propio, la autodestrucción, la reserva, la arrogancia, la satisfacción y la tristeza, los celos y el odio, provienen de él, el yo es de hecho la fuente de la desdicha de la humanidad. ¿Acaso la solución a esta desdicha tiene que pasar por el ahogo del yo consciente?
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Pues si... el texto taba mu rico XD


Pos eso, que el yo cambia cada dia, cada minuto. Eso tal vez provoque decepciones (o tb alegrias, que no todo tiene que ser negativo) en personas de nuestro alrededor, pero es lo natural. Por eso, el 99% de las personas con las que te relacionabas con 10 años, cuando tienes 15 ya no estan o el 50% de las que estaban con 15 años cuando tienes 18 tb se han ido (Hablo de mi caso particular).
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Post by Un_pez_en_una_jaula »

Po eso, andalú... que es tu caso. Entre mis grandes amigos de ahora mismo estan, tanto los de mi época de estudiante en granada, como los de toda la vida. Por eso me considero afortunado, porque aún conservo como intimos a muchísima gente que he tratado desde... coño, desde que nací o desde que nacieron. amigos de toda la vida.

Y, si os animais y estais en la etapa adecuada de vuestra vida, leed a gao.

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Post by Layma »

maggie_simpson wrote:He cambiado mucho, pero en el fondo sigo siendo yo, y creo que sigue habiendo una "base", por así decirlo, unas características esenciales que no han cambiado.


Realmente esa esencia nunca cambia? La base en la que nos asentamos es por "naturaleza" o puede que sea impuesta, condicionada, y por lo tanto alterable, aunque nos parezca que no?

el pez wrote:..."El problema radica en la toma de conciencia interior de mi yo, ese monstruo que me atormenta sin cesar. El amor propio, la autodestrucción, la reserva, la arrogancia, la satisfacción y la tristeza, los celos y el odio, provienen de él, el yo es de hecho la fuente de la desdicha de la humanidad. ¿Acaso la solución a esta desdicha tiene que pasar por el ahogo del yo consciente?
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Pececillo, te he declarado alguna vez (en público o en privado) mi amor??? :roll:

A ver, suprimir el "yo" consciente sería renunciar a los sentidos que alimentan al propio "yo" y por lo tanto, renunciar a todo lo que ese "yo" completo puede aportar al conjunto.
El ser humano individualmente es casi más complicado que la masa, pero toda su existencia se basa en el aprendizaje. Las experiencias, las relaciones con otras personas, la observación de la propia vida y compartir todo esto, le hacen a uno crecer y empequeñecerse. Mirando atrás, a los lados y adelante, es imposible que ni en más mínimo pensamiento, sentimiento o punto de vista permanezca inalterable. Sea "real" o sea "ficción".
Por supuesto, con todo esto, la llamada personalidad o identidad, que no es más que un apurado resumen de lo que aparentamos, varía innumerables veces a lo largo de los días.
Y aún así sigue habiendo personas que afirman: "‘yo soy así y nadie me hará cambiar"... ¿Es eso posible? ¿Se lo creen ellos mismos?

En fin, dejo de daros la chapa por el momento.
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Post by Un_pez_en_una_jaula »

La Lay wrote:Pececillo, te he declarado alguna vez (en público o en privado) mi amor??? :roll:


Esto... seguramente... como hacen todas!!!! 8) 8) 8)
Pero he de aclarar que eso que puse no es mio (ojalá... o quizás no...), sino del gran xingjian. Eso si, que lo leí y me quedé embobado... cierto. Que conseguí incluso que me firmara mi libro... en chino... tambien. Pero no lo escribi yo... aunque casi me lo se de memoria!

ea, me voy a leer "diario de hiroshima", que tambien me ta gustando mucoh, y con el dolor de cabeza que tengo ahora creo que es lo mejor :?
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Post by Layma »

Jo, no te amo porque lo hubieras dicho tú sino porque has citado al Gao... que hay que aclararlo todo ¬¬... bueno a veces te amo un poco por algunas cosas que dices tú pero se me olvida al verte con el plato de jamón.

Eah, ya empiezo a desvirtuar :?
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Post by Un_pez_en_una_jaula »

No era un plato... era una bandeja! (y no pequeña, precisamente!!!)

yasta... menuda aportacion de fú... pero me voy a campear un ratillo.

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elKano Turista

Post by elKano Turista »

Identidad... sí, un cuento, una ilusión. O no. Vamos a ver.

El problema aqui no es la identidad. Es el tiempo. Esa cosa que no existe, pero en la que creemos hasta el punto de no vivir sin ella.

En cada instante somos uno. Por lo tanto, en cada instante tenemos una identidad. Al menos, una en cada mundo, puesto que en el mundo de otra persona, quizás nuestra identidad sea distinta.
Pero el problema que planteas no es la diferencia de identidad en el cambio de referencial, sino a lo largo del tiempo.

Pero he dicho que el tiempo no existe, ¿no? Bueno, más o menos. El tiempo es el orden que damos a nuestros recuerdos. Realmente no sabemos de otra identidad nuestra que la del instante presente, pero recordamos otras. Más exactamente, recordamos actos, sentimientos, que no coinciden necesariamente con lo que creemos en este instante que haríamos o sentiríamos ahora.
Eso no quiere decir, realmente, nada. No estamos en el momento en cuestión, estamos en otro. No sabemos nada de lo que fuimos. Más que nada, tenemos recuerdos de análisis anteriores, y tenemos análisis de recuerdos anteriores.

Dicho todo ese despropósito, cambiemos de linea de pensamiento.

Otra lectura de la pregunta es la del famoso, eterno '¿quien soy?'.
Haciendo una analogía informática, somos un conjunto de circuitos elécticos materiales que por su configuración determinan como interactuarán una serie de datos que en ellos residen. En otras palabras, hardware y software, cerebro y recuerdos.
En esas condiciones, sería fácil decir que nuestra identidad es nuestra mente, y los recuerdos aquello que cambia. Yo soy yo y mis circustancias.

Lo interesante y que nos aleja de un ordenador es que nuestros cerebros cambian también según los datos que manejan. De pronto, ya no tenemos nada sólido, porque todo evoluciona.
Se podrá decir que el cerebro no se reconfigura completamente en cada instante, que hay partes que permanecen iguales del nacimiento a la muerte. Eso podría ser nuestra identidad. Sólo que, aunque pueda ser asi, nada obliga a ello. Nuestra mente tiene la facultad de cambiar por completo, es nuestro legado en la evolución de la vida.
Si vemos nuestra vida como una sucesión de instantes, podríamos entender la identidad como ese conjunto que nos vamos pasando de instante en instante. Es un conjunto de datos y métodos de análisis de esos datos, que a veces pierde elementos y a veces los gana - se le suele llamar 'madurar', 'crearse una personalidad', etc. - pero que, salvo en condiciones particulares, se mantiene relativamente constante en períodos de tiempo no demasiado largos: sistema de valores, recuerdos que nos marcaron, métodos de reflexión, miedos, instintos, etc.

Nada en nosotros es constante, todo tiene la facultad de evolucionar; en ocasiones alguien puede convertirse en otra persona completamente distinta. La identidad es válida en cada instante, y una buena aproximación en períodos de tiempo lo suficientemente cortos, pero nada más.

O quizás nada de esto sea cierto, porque el tiempo no existe, sólo existe cada instante, lo demás son sueños y recuerdos. Y los recuerdos sólo son sueños que creemos ciertos y pasados. En cada instante, somos.
AIDA_cantasaetas
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Post by AIDA_cantasaetas »

Hace tiempo que dejé la afición de recuperar posts, pero me he encontrado con éste y no me he podido reprimir. Aquí lo dejo, por si alguien tiene algo más que aportar.
El que quiere nacer tiene que destruir un mundo :wink:
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