Recuerdo presente de mi futura memoria.

Post Reply
Kike

Recuerdo presente de mi futura memoria.

Post by Kike »

(Madrid: 19/09/05)

Lo primero que me dijo tu hermana sobre ti, una vez que pudimos hablar de verdad, es que últimamente siempre escuchabas en el coche el mismo cd; la discografía completa en mp3 de La Guardia que te grabé y pude darte en persona hace sólo una semana. Y entonces sonreí y hasta tu hermana ante mi reacción hizo lo mismo, pero interrogándome con la mirada; como necesitando que le contara la razón de mi sonrisa esperando con ello poder sonreír ella también. ¿Y cómo no sonreír al recordarle a tu hermana nuestra propia historia a través de las canciones de ese grupo? Es retroceder casi media vida para entenderlo. Y la tendrías que ver llorando de emoción al volver a ser una niña y evocar desde sus recuerdos el momento en que nos conocimos aquel inolvidable verano de 1992.

“En un cine de verano tus ojos volvieron a brillar. Era un buen lugar para comenzar. Sin cruzar una palabra nos miramos una y otra vez. Me entendiste bien, sin saber porqué. Vámonos, vámonos, donde jamás nadie llegó. Vámonos, vámonos, quiero conocerte aún mejor.” (La Guardia, "Vámonos")

Arroyo de la Miel. Subiendo la cuesta, nervioso y excitado, comentándole a tu primo mi intención y él respondiéndome que no me preocupara, todo solucionado, él se haría cargo de tu hermanita pequeña dejándome vía libre. Y me acuerdo de la fila, y el cielo abierto, y la lenta y anhelada oscuridad, y una de las tortugas ninja como primera película donde apenas te hablé, y donde tú, como más tarde me contaste riéndote de la situación, esperabas impaciente que simplemente te besara. Pero no lo hice en ese momento, y tuve que esperar a que Kevin Costner apareciera en la pantalla y con su Robin Hood me permitiera apenas enterarme de la película porque nos pasamos todo el tiempo besándonos y dejándonos llevar por nuestra inocencia y curiosidad, el deseo enfrentado a la natural timidez, sin importarnos nada ni nadie en aquel viejo cine de verano. Y si no me falla la memoria no volvimos a besarnos allí nunca más, y hace tres años te conté que ya no estaba, que me lo había dicho mi sobrina, y entonces planeamos rendirle culto regresando una vez más a él aunque no fuera en agosto sino en noviembre. ¿Qué importaba? Teníamos que estar allí, diez años después, y poder reconocernos. Planeamos el viaje, una nueva huida o un nuevo rescate, y vaya si lo hicimos, no podía ser de otra forma, después de la cuesta, intentándonos guiar por la ruta de siempre aunque ya no fuera posible, y al final, en la esquina... ¿te puedes creer que ahora mismo no recuerdo lo que construyeron en ese solar? ¿Ves? ¿Acaso importaba? Lo importante es que en ese momento, en un cine de verano, nuestros ojos volvieron a brillar.

Lo sé, de tu hermana guardo similares recuerdos cuando tuvo tu edad. Y ella también lo sabe, y quizás por eso, en este momento, ella necesite tanto viajar con mi voz a otro tiempo: para poder reconocerse ella también y acordarse aún más de ti, y seguir llorando para poder sonreír. Hemos llorado mucho estos días, pero no sólo de tristeza, sino también de alegría, odio y amor, melancolía, nostalgia, impotencia, felicidad...

“Quizás conviene tocar madera, no es buena amiga la carretera: mirando al cielo seguiré pensando en ti. Toda mi vida en el equipaje, iré dormido todo el viaje, y como siempre soñaré que estás aquí.” (La Guardia, "La carretera.")

Y tu hermana me dijo que la madrugada del viernes, al regresar de casa de no se quién, estabais escuchando ese disco y hablando de mí, y ella te recuerda ahora ilusionada, contenta, feliz, como ella también lo estaba diciéndote que yo nunca cambiaría, y tú riéndote contestándola que imposible, para oír en su voz que te alegrabas mucho que así fuera para que pasaran los años y seguir otra media vida igual... ¿y no os acordasteis de Nacho? ¿y de mi irrenunciable y, no lo niego, hasta enfermiza decisión sobre los coches y la carretera? Tu hermana ayer me reconoció (porque ahora nos vemos todos los días, necesitamos hacerlo) que apenas os dio tiempo para escuchar tres canciones que tú tenías memorizadas aunque no recuerda la última. Lo ha intentado y hemos repasado juntos la mayor parte de las canciones (tenemos mucho tiempo para hacerlo) hablando de ti. No hay consuelo posible porque ni siquiera lo buscamos. Lo que hay es otra cosa que intento explicarte, y que tu hermana intuyo que necesita aún más que yo. ¿Y qué hago yo ahora con tu hermana? ¿Qué puedo hacer? Te contaré algo que tal vez ella no te haya dicho: cuando tu hermana leyó “Lluvia” (aquel relato tan personal sobre la traición y el sentimiento de culpa que escribí sobre nosotros tres), se enfadó conmigo por imaginar una realidad tan diferente a la ocurrida. Lo que ella no sabía (esta misma tarde se lo he dicho) es que “El Sur” lo escribí mucho antes inspirándome en ti y en los viajes en autobus trayecto Madrid-Málaga que hicimos juntos. ¿Recuerdas? Luego volví a quedar con Raquel (¿cuántos años han pasado?, ¿cuatro?, ¿cinco?) y en una terraza tomando unas cervezas le presté un libro de Juan Marsé (“Últimas tardes con Teresa”) y le hablé de ese relato que llevaba su nombre y no el tuyo. Y la gran ironía de la imaginación consiste en que en ambos relatos tú morías, y en los dos la causa material tenía su origen en la maldita carretera. Un atropello y un accidente. Todo lo imaginable es real, pero no todo lo real es producto de la imaginación. Hace año y medio aproximadamente, cuando el tiempo circular lo permitió y volvimos a vernos, me explicaste que ante la amenaza del olvido llegaste a pensar que yo no era real sino producto de tu imaginación y de tus sueños. Ahora mismo estoy allí, otra vez, contigo, siguiendo el mismo hilo de la causalidad imperfecta propiedad de Ariadna. Llegaste tarde, quince minutos en los que yo (si fuera posible) atrasé los relojes unos años para vivir una noche en otro tiempo y en otro lugar. Perdón por el juego de palabras. No es fácil aceptar que ya no puedas comprenderlo. Diez de octubre: un nuevo disco que al igual que los anteriores ya nunca escucharás. No podremos hacer suyas sus canciones compartiendo el futuro lugar y el futuro tiempo del nosotros. De espaldas a la realidad, la antesala del dolor, y los rincones secretos del alma. Perdón nuevamente por mis dudas razonables, o por hablarte siempre en sueños. Perdón... ¿por existir? ¿Por ser estúpidamente real como tú fuiste? ¿Cómo tú? Nos saludamos y al principio apenas hablamos porque no necesitábamos hacerlo, bastaba una palabra, un gesto, una sonrisa, y comenzar el viaje al fin de la noche guiados por la curiosidad y el deseo de comprobar que a pesar de la erosión inevitable del paso de los años, seguíamos sin ser dos desconocidos o extraños que no tienen nada que decirse sino todo lo contrario: teníamos y queríamos vivir en esa noche (como en tantas otras noches) el pasado, el presente, y el futuro a la vez. ¿Contemplas la imagen? Llevabas una falda larga de diversos colores de las llamadas “hippies”, una camiseta verde pistacho, y las sandalias a juego. Me hizo gracia verte así, diferente pero igual, tu nuevo peinado, el nuevo color de tu pelo, pero la misma expresión en tus ojos y en tus gestos. Parece que fue ayer mismo, y yo como siempre imaginando que mañana sería igualmente lo mismo. Por eso cuando te dije que estabas más hermosa que nunca no lo decía por decir, ni siquiera en ese momento me apropié de los versos de Aute para lanzar la idea de que “será que te embellece ser feliz” Simplemente yo no pasaba por allí sino que estaba ahí, contigo, y sólo por eso (por volver a verte) estabas más hermosa que nunca. Y entonces (volvemos a estar allí), en aquel rincón apartado cerca de la barra pequeña (cierro los ojos y con total nitidez reaparece ese momento en mi mirada), conversando sobre la contradicción entre el sueño y lo real, cambiaste de expresión y de tono, y mirando hacia la entrada-salida, lo soltaste: “he llegado a pensar que tú no eres real, y que todo lo que me ha sucedido contigo, esta misma noche o las que nos queden por vivir ni fueron reales, ni lo son, ni lo serán nunca.” Después te reiste y yo te di las gracias y siguiendo el juego te propuse (ya que no existía realidad entre nosotros) acordar nuestras propias reglas donde el objetivo fuera hacer real lo imaginado, y no imaginar o soñar una realidad diferente a la existente. Nosotros seríamos el ejemplo de que era posible por tanto no transformar la realidad sino crearla, fabricándola de cero por el simple hecho de que aún no existía (yo no era real, ese momento no era real, porque, eso lo descubrí más tarde gracias a una soñada canción que probablemente no conociste... “Nada es real”) ¿Nada? Quisiste besarme y por unos segundos lo hicimos, pero algo había cambiado y en cierto modo lo presentí. Por primera vez aceptabas la ausencia en mí de todo futuro real, y por eso jamás he olvidado ni olvidaré aquella noche (y de poder revivirla ahora de nuevo contigo te lo demostraría) en que la luna salió tarde para evitar que amaneciera mañana el despiadado futuro de un imposible nosotros.

Tu hermana acaba de leer lo que he escrito, y necesita que le recuerde otra noche anterior, cuando tú y yo llevábamos meses de relación aparentemente estable después de varios años de ausencia, y entonces sucedió lo que tenía que ocurrir: ella y yo traicionándote entregados a un mismo deseo (el suyo ser tú en el presente, y el mío el que ella fuera tú en el pasado), y a partir de aquella noche el inicio de una relación que debía destruirnos a los tres para vencer la soledad, y sin embargo sólo nos ofreció culpabilidad y tristeza, ausencia de sueños e ilusiones, pero de forma apasionada y por ello tal vez inevitablemente fugaz. ¿Cuándo lo descubriste? Según me contaste debió ser al comienzo, aquellos días en que dejamos por inercia y pasividad de saber el uno del otro (ya estaba todo dicho, o eso al menos pensaba yo), y en el armario de su cuarto, haciendo limpieza, te encontraste un papel con mi letra y al empezar a leerlo pensaste que me dirigía a ti como tantas otras veces lo había hecho (y aún conservo los folios y cuadernos originales; aún sigues ahí, y ahora los releo con tu hermana y los dos te volvemos a soñar feliz, enamorada...) pero al continuar la lectura te extrañó que ni el pasado ni el presente coincidieran con tu tiempo sino con el de tu hermana, y entonces empezaste a sospechar y a atar cabos, pero no nos dijiste nada y preferiste esperar a que se sucedieran los acontecimientos. ¿Y por qué la culpaste sólo a ella? Para mí la indiferencia y para ella el odio. Reconozco que en su momento no me importó ni lo uno ni lo otro porque estaba viviendo otro sueño que ahora identifico como mi primera aventura de anhelada soledad. El caso es que odiaste a tu hermana y te distanciaste de ella con desprecio mientras que a mí en cierto modo me justificaste con una frase parecida a algo así como “me da igual lo que hagas con ella porque a mí ya no puedes hacerme más daño” hasta llegar a sentir compasión hacia mí porque (y esto lo recuerdo perfectamente y es casi literal) “debes estar sufriendo mucho, casi tanto como yo, para actuar de esta forma”

Ayer noche encontramos los papeles del hospital. ¿Por qué no me lo dijiste nunca? ¿Por qué me lo ocultaste? ¿Acaso no merecía saberlo? ¿Tan mal me comporté como futuro padre? Y lo peor es que ahora sabiéndolo todo me asalta la duda de creer que fue precisamente al revés (y qué imbécil fui al no darme cuenta de nada) y el dolor es inmenso aunque no tanto como tu sacrificada soledad. Es cierto que sólo fui padre un par de semanas y que el aborto natural que sufriste fue en apariencia un alivio para ambos. Alivio transitorio, y eso es lo que aún más me duele: que no fuéramos capaces de compartir intensamente, juntos, aquella pérdida tan cruel y desgraciadamente fugaz, o, mejor dicho, haber tardado tantos años en hacerlo cuando ahora sí que es demasiado tarde para remediarlo. Lo sé, éramos jóvenes, casi adolescentes, e incapaces de razonar y comprender lo sucedido como ahora, y además todo fue muy rápido para mí y no me dio apenas tiempo a asimilarlo. Pero no se trataba de mí. El informe no deja lugar a la duda, la infección causante del aborto había afectado a tu fertilidad, y junto a los técnicismos médicos que tu hermana y yo hemos ido descifrando estos días, dibujaste una desgarradora imagen y escribiste lo siguiente: Frida Khalo. ¿Por qué?

No he podido evitarlo y hace unas horas, incidiendo en el tema, he escuchado junto a tu hermana la canción “Por el bulevar de los sueños rotos” Aparentemente hemos hablado de Sabina y de Chavela Vargas, e incluso a la hora de citar a Alvaro Urquijo por un momento hemos compartido similar amargura y desazón al relacionar a Enrique contigo, el hermano y la hermana, aunque finalizáramos concluyendo que en todo caso debería haber sido al revés. ¿La escuchas? Ahora mismo está tarareando el estribillo de “Pero a tu lado” (hoy he soñado en otro mundo, en otra vida) y yo la sonrío y me levanto hacia ella para besarla y abrazarla y todo es inútil, lo sé, pero al menos así conseguimos los dos seguir manteniéndote viva, y por eso te escribo y te cuento lo sucedido como si fuera capaz de esta forma de imaginar un nuevo principio producto de un inexistente final. La cuestión, se lo dije a tu hermana para darle sentido al nosotros sin ti, es que los dos buscamos y exigimos el poder despedirnos de ti. Despedirnos, lógicamente, en un término físico y real ya que siempre que la memoria lo permita seguirás presente en nosotros. Pero todo ha sucedido tan fugaz y súbitamente... Mañana hará diez días, y no me atrevo a analizar aún sus efectos, y sin embargo gracias a tu hermana es como si ese monstruo llamado tiempo se hubiera detenido. No sé, es extraño porque en cierto modo nos destierra del presente. Quiero decir que nos sobrevivimos de la misma manera: rutina laboral diaria, y al salir del trabajo vernos en su casa y pasar unas horas contigo viajando al pasado y al futuro que ya no fue posible. Luego algunas noches me quedo a dormir en su piso (sobre todo los primeros días con sus interminables noches de insomnio y dolor), o me voy a mi casa y me dejo llevar por la rutina familiar hasta llegar a mi madriguera o refugio donde te escribo ahora estas líneas, y donde tú un día quisiste vivir y yo no te permití que lo hicieras. "La soledad es una ausencia de tiempo." ¿Recuerdas? Pasaban los años y siempre te citaba a ese autor, Carlos Fuentes, cada vez con mayor admiración y placer. Pero decía que cuando estoy con tu hermana o te escribo es como si el tiempo se detuviera y no existiera presente. Sólo futuro (deseamos constantemente hacer planes, sentir que pese a todo existe esperanza e imaginamos y creamos ilusiones reales producto de esa fantasía) y sólo igualmente pasado (necesitamos que sigas ahí con nosotros, recordarte, recordarnos, vivir)

Por el bulebar de los sueños rotos. Diego Ribera, lápiz en mano, dibuja a Frida Kahlo desnuda.

Todo es inútil. Quizás sólo la escritura nos salve. Aquel “Viaje de ida y vuelta” por ejemplo en donde la muerte de nuevo hacía acto de presencia junto a la metáfora oculta de tu hermana como el obligado despertar a la vida:

(cincuenta metros cuadrados que se quedaban pequeños
cuando jugábamos a divisar el futuro
y llenábamos de niños los rincones:
ahora,
sin los niños y sin ti,
me parece una mansión inhabitable)

(...)

Un accidente. Te lo dije,
en tu estado (embarazada de tres meses)
sería mejor no conducir,
por si acaso,
y ese acaso aún atraviesa mis entrañas.

(...)

¿Por quién doblan las campanas?

Perdimos nuestro hijo
y dejamos de ser tres
e incluso dos
(uno más uno)
y nada fue lo mismo desde entonces.

Te lo dije,
en tu estado sería mejor no conducir
por si acaso,
y ese acaso aún atraviesa mis entrañas.

¿Por quién doblan las campanas?

(...)

(y no puedo evitar preguntarte
qué clase de padres hubiéramos sido nosotros:
respuesta imposible)

(...)

(Ella ha descubierto que mi vida
es el punto final de alguna muerte)

(...)

(como tú y como yo
prisioneros del pasado
por la pérdida del hijo que no llegó a nacer,
enjaulados desde entonces en la celda inhabitable
de la culpa sin delito, la conciencia tan amarga
de acusarnos mutuamente en el silencio
transparentando en las miradas los reproches
del desvelo de una voz condicional...
“si no hubiéramos...
...tal vez”
...esclavos de la ausencia de respuestas
sin posible absolución ante una causa impronunciable,
el reloj no se detuvo y nosotros dimos cuerda
a las manecillas de un final inevitable;
como tú y como yo)

(...)

Y entonces no pensamos qué hacer con la ceniza.

Tal vez el hijo que perdimos
jugaría con ella sin mancharse.
Tal vez
soplaríamos sus velas cada nuevo cumpleaños
esparciendo la ceniza del amor entre nosotros.
Tal vez
moldeáramos estatuas en el jardín del corazón.

(pero sólo sembramos un desierto de tristeza
con el fértil llanto de la miserable incomprensión,
pactamos en silencio nuestra culpa,
nos fuimos distanciando poco a poco,
negamos cualquier intento de espejismo
y pintamos gris ceniza todo sueño que salvara nuestra vencida relación)

Juntos comprendimos que la muerte
es el principio de un final
y que la vida
es el final de algún principio.

(...)

Regreso
donde tú ya no existes,
donde los dos no existimos:
al mañana,
al presente,
al ayer
en un mundo real:
mi principio y tu fin.

(...)

(Ni siquiera me pregunto dónde estás)


Debo confesarlo. Merezco sentir lo que ahora siento. Ya han pasado quince días desde que empecé a escribirte estas palabras y he de reconocer que nunca me había resultado tan doloroso y sufrido escribir, o más bien ordenar y atesorar sentimientos y recuerdos con el único fin de darle sentido a lo que la vida me ha dado y quitado como no podía ser de otra forma.

“Porque tal vez la vida
sólo nos quiere dar
aquello que después sabe quitarnos.” (Luis García Montero)


La vida nos lo dio todo, y todo nos ha quitado. ¿No queda nada? Imposible porque esa misma vida nos lo volverá a dar todo para después (tarde o temprano) quitárnoslo hasta el momento en que eso que nos quite sea nuestra propia vida, en cuyo caso se cerrará definitivamente el Círculo. Por eso mientras siga existiendo sólo deseo vivir el tiempo circular de aquellos seres que en algún instante fugaz de sus vidas llegaron realmente a conocerme. Como tú bien sabes (y como próximamente tu hermana comprenderá) jamás encontraré lo que no sé bien que estoy buscando, y así es imposible corresponder a una convivencia lineal. Y ahora debería concluir reiterándote mi deseo de no tener hijos. Recuerdo que la primera vez que te lo comenté (en uno de nuestros inevitables reencuentros a los pocos meses de que tu hermana y yo dejáramos de vernos) pensaste que lo decía por lo que pasó entre nosotros y en tus ojos dibujaste una ternura infinita hacia mí que ahora por fin identifico y que me causa una profunda y compasiva tristeza de fatal resignación: no lo decía a causa de tu aborto, como una especie de homenaje y fidelidad enfermiza, de amor y de luto que sólo el tiempo lineal desvanecerá por sí solo... no lo decía pensando en que como perdimos a nuestro futuro hijo ya no quería pasar nuevamente por lo mismo y etc etc No. Las siguientes veces que nos volvimos a encontrar te lo fui explicando mejor. Mi idea y deseo surgía de la magia consistente en aceptar que “la mayor estupidez que puede cometer el hombre es tener hijos”, y a la vez igualmente ser consciente de que por mucho que lo acepte llegaría un día en que cometería esa estupidez y siendo consciente de ello entonces imaginar la causa me hace feliz. Más que nada porque si ese día no llega nunca no lo sentiré como un fracaso ya que actualmente no tengo ningún deseo de ser tan estúpido como para tener la osadía de ser generador ni más ni menos que de una vida humana. Y te recuerdo incrédula, sonriéndome ante uno más de mis muchos imposibles que con el paso del tiempo se van haciendo verdad. Lo que no imaginaba es que pudiera ser tan cruel la ignorancia porque de haber sabido que tú sí que estabas condenada (lo eligieras o no) a no engendrar jamás una nueva vida... de haberlo sabido... ¿cómo iba a atreverme a hablarte así? O peor aún: de haberlo sabido... ¿habría cambiado algo?

Hoy no he visto a tu hermana, y apenas hemos hablado unos minutos. Presiento que se acerca el momento de la despedida. Precisamente lo que en aquella “Lluvia” yo imaginariamente me negué y que finalmente la realidad me permite transformarlo: Ya no llueve, y no existe culpa ni traición o, mejor dicho, siempre lloverá para nosotros, siempre seremos culpables y traidores porque ante la lluvia nos volveremos a quemar sin paraguas, ante la culpa elegiremos ser nuestros propios verdugos, y ante la traición asumiremos que sólo deseamos ser fieles a la vida y no a la muerte. Y hemos necesitado seguir estas dos semanas contigo apurando esa vida para ahora poder seguir traicionando a la muerte porque aunque tu hermana y yo no volvamos a vernos seguiremos contigo. Tú ya siempre estarás con nosotros independientemente de su propia unión. La primera persona del plural del pronombre personal compuesta por la primera y segunda persona del singular. Tú y yo juntos (refiriéndome a tu hermana), nosotros, hemos sido capaces de seguir contigo (refiriéndome a ti) en singular. Y en eso consiste la lluvia: como seguiremos por separado siempre contigo cada vez que volvamos a vernos inevitablemente te compartiremos y eso será maravilloso. Lo que te decía antes: traicionar a la muerte siendo fieles a la vida. Traidores y culpables (¿recuerdas de nuevo a Enrique Urquijo y su sobrecogedora canción “Culpable”?) volveremos a engañarnos eligiendo el sueño y la ilusión de un nuevo despertar cada día (si así lo deseamos) contigo.

Y para eso es necesario despedirse. Ya no pienso escribirte más de esta forma. Ya no lo necesito. A partir de ahora seguirás como antes dentro de mí en mi memoria e imaginación formando parte de mis sueños. Lo que no será realidad actual propiamente dicha sino realidad temporal porque inevitablemente reaparecerás circularmente el resto de mi vida junto a todo aquello por lo que tuve, tengo, y tendré el privilegio de ser amado.

La madrugada del viernes 16/09/05 causalmente (porque lo elijo yo, yo soy quien crea a posteriori la causalidad) yo estaba en una fiesta y tú en otra, aunque ambas no tuvieran nada que ver. Causalmente a una hora parecida yo perdía la consciencia unos segundos mientras que tú y tu hermana regresando de aquella fiesta escuchabais canciones de La Guardia en el coche hablando de mí cuando tuvisteis el accidente. Causalmente sólo tu hermana llevaba puesto el cinturón de seguridad (¿por qué? ¿no eras tú la que conducía?) Causalmente esa noche los tres terminamos en un hospital. Causalmente sólo tú no llegaste con vida al hospital. Causalmente yo me enteraría al día siguiente en una boda por la llamada de tu hermana, y causalmente desde ese momento no he hecho otra cosa que compartir con ella y contigo trece años de mi vida, nuestra vida, hasta que causalmente ha llegado el momento de volver a separarnos hasta la próxima.

Y mañana te lo diré, recuerda, mañana, si no llueve.

+

(...) al despertar te vi crecer (...) Ayer cruzaste el río sin saber, y esa niña de antes nunca ha de volver (...) (La Guardia, “Donde nace el río”)

(Madrid madrugada del 01/10/05)

+
Nita

Post by Nita »

buf, es impresionante Kike. Me has dejado sin palabras, me lo he leido de un tiron y es una historia increible... Que triste se me ha quedado el mundo...

Un beso
mapixi
fitipaldis.com #1
fitipaldis.com #1
Posts: 6526
Joined: 12 Jul 2005, 21:04
Location: Donde quede alguna flor, donde no haya policia...

Post by mapixi »

ufff, demasiado. No sabes lo q me has exo sentir leyendo esto, Un cumulo de recuerdos, de historias y de anecdotas han vuelto a mi mente. Joder, es maravilloso. Es q no encuentro las palabras para definir lo que me ha parecido esta historia. Definitivamente dire q me ha parecido genial.
Hermana mapixista
Gorf@s power - Kaladas y palestinos

No som diferents, només instants del temps.
DELETED

Post by DELETED »

DELETED
lauretta
fitipaldi .com #1
fitipaldi .com #1
Posts: 1455
Joined: 23 Feb 2005, 13:45
Location: rambla pa'qui, rambla pa'llá, esa la rumba de Barcelona!

Post by lauretta »

Me he quedado sin palabras,me parece precioso... :cry:
“Sí, encara que ens diguin somiadors, seguim caminant cap a la utopia. Seguim avançant cap a Itaca” (Fermín Muguruza)

¿Y si en vez de planear tanto voláramos un poco más alto?

º¿Dónde hostias está mi estrella?º
simplemeteyo
fitipaldis.com #1
fitipaldis.com #1
Posts: 3227
Joined: 14 Dec 2004, 01:13
Location: en el más recóndito hueco

Post by simplemeteyo »

Nita wrote:... Que triste se me ha quedado el mundo...

Un beso


enonces voy a optar por no leerlo hoy, lo leeré otro día.
..."cansado de enroscar bombillas y creer que son ideas"...

Image
Eärendil
fitipaldi .com #1
fitipaldi .com #1
Posts: 1899
Joined: 15 Mar 2005, 14:02
Location: Enfrente de la pantalla..

Post by Eärendil »

uff, sin palabras, nunca dejes de escribir, me lo he leido del tiron y me he kedado muda.. es precioso. Gracias por compartirlo
Me da pena que se admire el valor en la batalla.. menos mal que con los rifles no se matan las palabras!!

Hoy tengo ganas de reír, de volar y ser feliz, de tenerte junto a mí.. xD
Post Reply