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cronopio
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Post by cronopio »

luna
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"He visto tu cara ardiendo en un lienzo de agua, y me he sumergido en un sueño sin poderte tocar, formando un mosaico de sombras, buscando a ciegas lo que sé que no está."
Layma
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Post by Layma »

Llevo ya un rato intentando escribir algo a modo de introducción pero sólo consigo que sean torpes justificaciones sobre el pequeño relato que me atrevo a colgar aquí para estrenarme. Hace tiempo que está escrito, ha sufrido alguna que otra modificación y aún así hasta ahora no me había apetecido subirlo, ¿porqué? pues supongo que como para todo no había llegado su momento.

- Por un ramo con rosas -

Irma Guerrero viuda de Sanchís, así se presenta la tía Irma cuando tiene una oportunidad. Un día se convirtió en viuda y así lo hace constar.
En su juventud fue soprano pero dejó al Bel canto para casarse. Prefirió dedicarse al hogar. Pero aún conserva el aspecto de prima dona. Es una mujer extravagante aún ahora. Se maquilla para salir a la calle como si lo hiciera para un escenario; boca dibujada con fuego L' Oréal y párpados embetunados de negro charol, pómulos rojos a rabiar con lunar pintado. Se viste sin sobriedad alguna. Le encantan las joyas. Siempre va ataviada con chales, pañuelos, cadenas, medallas y piedras. Con ristras de pulseras de medallas y colgantes de oro. Aros enormes suelen asomar por entre su cabellera teñida de caoba intenso. Toda ella es una llamarada perfumada con mezcla de diferentes aromas y colores. Siempre lleva una enorme cartera vacía a juego con sus zapatos con plantillas. Pero la característica más llamativa de tía Irma es lo tremendamente despistada que es.

Acostumbra ir todos los veinticuatro de cada mes al cementerio a llevarle flores a su difunto marido. A quién amó con pasión. Grandes ramos de flores de estación mezcladas con rosas rojas que deposita en la tumba mientras la espera un taxi. Ella no quiere permanecer nunca más de quince minutos en el cementerio. Su perrita Dalila la acompaña, una caniche blanca, de pura raza, a la que bautizó con el nombre de la heroína de su ópera preferida, Sansón y Dalila, o era la de una película?, ya no se acuerda.

Una víspera del día de los difuntos llega tía Irma a la tumba de su marido y se encuentra con una señora vestida de negro, que la ve llegar y le pregunta de buenas a primeras: '¿Quién es usted?'
'Soy Irma Guerrero viuda de Sanchís, y usted quién es?, perdone si no la reconozco pero no soy muy fisonomista'. Contestó mi tía ya acomodando el gran ramo de flores.
A la que la otra siguió con ofuscación preguntándole: '¿Y porqué le trae flores a mi marido?'
'¿A su marido?', se incorporó mi tía con el papel de celofán que envolvía las rosas en la mano y Dalila a sus pies ladró con reproche. 'Calla "lilita"!!!, ¿quién es su marido?'
'Este señor que yace en ésta tumba y del que enviudé hace ya doce años. Y cada vez que vengo a rezarle me encuentro con rosas, que según parece ahora y caigo en la cuenta por el ramo, usted es la que se las trae'.
'No puede ser, aquí está enterrado miii marido, don Juan Santiago Sanchís Tortolá, que en paz descanse (persignándose), un marido y un padre ejemplar y, muy amigo de sus amigos, fundador de la Asociación "Amigos del Raíl", ya que fue jefe supremo de la RENFE durante cuarenta años de la historia ferroviaria de éste país. La equivocada es usted señora, que yo sepa mi marido no era bígamo e iba conmigo a todos lados'. Dalila lanzó un pequeño ladrido afirmando.
La señora de negro levantó el tono: 'Aquí no está enterrado ningún no sé cuantitos Sanchís, ni ferroviario, ni la mar en coche, aquí está mi difunto marido que se llamaba Orlando Silva y era jefe de compras del Corte Inglés, y lo pone aquí, ¿no sabe leer?.'
'¡¡¡No puede ser!!!'.
'Puede ser, y tanto que es, no voy a saber yo quién es y donde está mi marido, que sólo tuve uno en mi vida. Le ruego que retire sus rosas que voy a poner yo mis claveles y aparte ese chucho'
'En primer lugar no es un chucho, es mi caniche Dalila que llena hoy en día el vacío que me dejó Juan Santiago, así que un respeto, y en segundo creo que aquí hay una confusión.
'La confundida es usted, yo no llevo vela en éste entierro. Ésta es la tumba de mi esposo y de nadie más y voy a llamar al guarda de seguridad inmediatamente, porque con la pinta que lleva usted no quiero discutir'. Y pegó un zarpazo a las rosas que las dejó a un lado y Dalila las olisqueaba.

Mi tía Irma se quedó callada un segundo, ya está acostumbrada de que le ocurran cosas semejantes a causa de sus despistes, pensó, miró a su alrededor y dijo luego de un suspiro: 'Por favor señora, no se ponga así, es evidente que hay una equivocación, yo llevo muchos años viniendo al cementerio y creo estar segura de que aquí están los restos mortales de mi marido. Si no es así le ruego me disculpe, soy muy despistada y puede que usted lleve razón'.

Pobre tía Irma sudaba la gota gorda y se le corría el maquillaje.
La otra se conmovió con aquellas palabras que le sonaron sinceras y educadas, arrepentida de haberse metido con el atuendo de tía Irma echó una ojeada a las tumbas vecinas. '¿Cómo dijo que se llamaba su marido?'
'Juan Santiago Sanchís Tortolá', con las rosas y Dalila en brazos, contesto mi tía comprobando que el nombre en la lápida de la tumba que ella visitaba cada mes no era el de su marido.
'¡ Aquí lo tiene a su marido!, cuatro tumbas más allá, ésta es la de mi marido Orlando Silva y aquella la del ferroviario suyo.'
'¿No me diga?'
'Sí que le digo, ahí lo pone en la lápida, en letra gótica, y la de mi marido es en arial cursiva'.
'Perdone usted señora, pero es que yo soy muy despistada, lo siento mucho'.
'A mí usted me ha provocado insomnio crónico y llevo una depresión encima desde hace años por encontrarme rosas en la tumba de mi marido sin saber quién era la que se las traía, he hecho averiguaciones y nadie me quería dar pistas, se lo he ocultado a mis hijos para no darles una mala imagen de su difunto padre, pensé que usted era una fulana de la que nunca me había enterado.' Y largó el llanto.

A Tía Irma se le corrió el kilo de rimel por los pómulos que arrastraron el lunar con las lágrimas y el sofoco. Parecía un dibujo hecho por un niño. Soltó a Dalila y a las rosas. Se abrazaron las dos viudas llorando desconsoladas. La de negro quedó pintorreajada por el maquillaje de tía Irma que pasó de una cara a la otra.

'Perdóneme, soy una despistada sin arreglo, discúlpeme. Imagínese como me siento yo ahora habiéndole sido infiel a mi Juan después de muerto con otro tan buen hombre también muerto de cuatro tumbas mas allá, al que le traía rosas.'
'Más acá', puntualizó la de negro sonándose con un pañuelito blanco. No se preocupe, pero a partir de ahora preste más atención en el cementerio, porque su despiste ha estado a punto de destrozar mi familia.'

Se despidieron las dos, y la de negro acarició a Dalila. Mi tía Irma salió del cementerio queriendo que la tragara la tierra.

El taxista ya estaba inquieto, nunca la señora de Sanchís se entretenía tanto en el cementerio. Hasta que por fin la vio salir con Dalila y el ramo de rosas en el regazo. Descompuesta, con el maquillaje corrido, nerviosa y avergonzada tía Irma subió al taxi cuando cayó en la cuenta que se había traído el ramo que era para su difunto marido.

'¿No ha dejado las flores señora Sanchís, tuvo algún problema?'
'No, son un regalo de mi marido, incluso después de muerto consigue tener estos detalles. Lléveme a casa por favor.' -

Muchas gracias a todo el que lo lea.
"Nació con el don de la risa y con la intuición de que el mundo estaba loco. Y ese fue todo su patrimonio..."

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BeSo_DeL_iNfIeRnO
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Post by BeSo_DeL_iNfIeRnO »

EniGmA wrote:Layma me he gustado mucho! estaba viendo a la tia Irma en mi cabeza, "me quito el sombrero"

Saludos!


Exactamente lo mismo,preciosa :wink:
Mayoi nagara demo ii aruki dashite mou ikkai
(Está bien perderse para comenzar a caminar una vez más)
brujita_alc
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Post by brujita_alc »

Llevo días abstraída en un relato q me encuentro escribiendo ultimamente. lo comencé pensando q no me llevaría más de una semana escribirlo. Ya llevo tres. Está siendo más duro de lo q pensaba, e intuyo q aún durará más el proceso de "exteriorización" en el q me veo inmersa casi sin kerer. Así pues, tendré q satisfacer mi "debut" en este post con otro relato q ya escribí hace unos años...

La casa y el perro

Subió las escaleras y llamó a la puerta. Nadie contestó. Volvió a llamar, esta vez de manera más insistente. Pero Enrique, su ex, seguía sin dar señales de vida. Entre el silencio, un sonido de pisadas perrunas se acercaba a la puerta, el característico ruidito de unas uñas caninas chocando contra el suelo delataron a Boby. El chucho empezó a gimotear y a rascar la puerta.
Decidió que definitivamente Enrique no estaba en casa y abrió ella con sus propias llaves, después de todo aquel también era su piso, había estado viviendo allí durante casi dos años.
Con el ruido de las llaves el animal empezó a ladrar.
-"Pobre, seguro que el muy imbécil de Enri lo ha tenido descuidado. Es muy propio de él no pensar nunca en los demás"- pensó Marta sarcásticamente.
Al abrir, el perro se le tiró encima, llenándole de manchas grises que contrastaban con el azul oscuro de su falda. No le dio importancia, sentía lástima por el animal así que fue directa a la cocina y le buscó algo de comer. La casa seguía igual que un par de días antes, cuando había decidido decirle a Enri que ya no soportaba más sus ataques de celos y su dejadez.
Hacía tiempo que su novio había dejado de tratarla como al principio, ya no le regalaba flores y no la llevaba a cenar, nunca le decía lo guapa que estaba. Siempre estaban metidos en casa, viendo la tele, algún partido de fútbol o, peor aún, viendo uno de esos programas en los que las azafatas llevan un leve trajecito de tela transparente. Al idiota se le caía literalmente la baba viendo esos programas. Era repugnante.
Seguro que no le importó lo más mínimo que ella se hubiera marchado dando un portazo, ni siquiera se levantó a buscarla y pedirle una segunda oportunidad.
Pero ahora Marta tenia que volver a por sus cosas, por mucho que le pesara
- "Quizá sea mejor que no esté en casa, así al menos no tendré que aguantar sus preguntas. "¿Dónde has estado?", "¿A qué has venido?".No. Es mejor así. Recogeré mi ropa y mi cepillo de dientes y me largaré de este agujero para siempre"- pensaba mientras se dirigía a la habitación, esa que tantas veces había sido testigo de fingidos momentos de pasión.
- "Ni siquiera era bueno en la cama"- recordó la joven, permitiéndose esbozar una sonrisa ante tan patético recuerdo.
Al entrar en la habitación Marta gritó. No esperaba encontrar a su ex tirado en la cama, boca abajo y con el torso desnudo. Sólo llevaba los bóxer de Calvin Klein que ella le había regalado en las últimas Navidades y que tanto le gustaban. Pero que tan pocas veces se había puesto. Y ahora, sin embargo, los llevaba. Un olor desagradable flotaba en la habitación. Al ver a Enri allí, con esa dejadez que tanto le había caracterizado en los últimos meses de relación, Marta sintió una gran rabia que le oprimía el pecho.
- "Ni siquiera se ha enterado de que he entrado en casa. El muy idiota..."
Marta miraba el cuerpo del que había sido su novio hasta hacía dos días. Estaba completamente inmóvil, ni siquiera podía percibir el ligero movimiento de su cuerpo al respirar. "Inmóvil", la palabra empezó a repetirse constantemente en la mente de la chica. Como quien busca una pista Marta observaba la postura en la que se encontraba Enri. La cara completamente hundida en la almohada, el brazo izquierdo doblado en una incómoda postura, casi antinatural. La mano del brazo derecho, que se hallaba extendido, reposaba sobre la mesilla de noche. Allí, junto a la mano, un frasco abierto y vacío alarmó a la joven. Debajo del frasco había un sobre.
De repente, Marta, que había permanecido quieta en el marco de la puerta pensando que su novio era un cerdo sintió una punzada fría que le recorría la espalda. Se lanzó a despertar a Enri, lo agitó con todas sus fuerzas mientras le gritaba cosas al oído. Pero Enri estaba helado. Helado, callado e inmóvil. Muchas veces Marta había deseado verlo así pero ahora era distinto.
Levantó el frasco. Antidepresivos. Con las manos temblorosas Marta abrió el sobre que había debajo del frasco. En su interior había una nota.
Tras unos instantes la joven empezó a llorar, sintió que le flaqueaban las piernas y cayó de rodillas al suelo. La nota también cayó de sus manos. Marta jamás podría perdonarse haber dado un portazo dos días antes. Jamás tras haber leído aquella nota: "Puedes quedarte con la casa y el perro".


Rak
"Mirad por la ventana y tal vez podáis ver al ángel que espera sus alas sentado en el andén..."
la-duende

Post by la-duende »

Eiii!! Pos aquí os dejo una prosa! Jeje es para mi amiga que me inspira a escribir…jeje ahí lo teneis!!!

Luna, fiel compañera

Me siento como un duende vagando por la oscuridad de la noche…mi única compañera cómo no, la luna, de nuevo me reencuentro con ella, otra vez más. Borracha de desidia y amargura…borracha de desamor y odio…no sé exactamente como expresar mi dolor…un dolor amargo que desaparece en el fondo de mi botella…
Triste noche… pero sé que no estoy sola, sé que siempre estarás conmigo fiel compañera, para hacerme revivir cuando decaiga otra vez en mi apatía…cuando ya no me quede otro remedio que arrastrarme con mi negligencia otra vez…sintiendo que todo se acaba ,pero ignorando que simplemente acaba de empezar y que no puedo caer, aunque tropiece mil veces con la misma piedra me levantaré…encontraré mi alma ahí donde esté… claro está, con tu ayuda compañera…
la-duende

Post by la-duende »

weno os dejo algo, no muy bueno, pero jeje se hace lo ke se puede! enga ahí está:

Te doy las gracias, soledad

De nuevo he alcanzado la madrugada, y apoyada en mi ventana, otra vez he empezado a hablar con ella…esta vez estoy mejor, ante todo he aprendido que no debo caer, aunque a veces es inevitable. Pero lo tengo muy claro esta vez aguantaré en pie, muchísimo más, después de tropezar y tropezar he aprendido a andar… y a mantener el equilibrio sin la ayuda de nadie, eso a sido algo que me ha enseñado la soledad…que al fin y al cabo, no es mala, simplemente te ayuda a espabilarte por ti solo y cuando lo has conseguido es cuando te desprendes de ella…Pero no para siempre ya que volverás a tropezar mil veces más y de alguna manera a volver a levantarte con su ayuda. En fin, si algo he aprendido en esta temporada de apatía, a sido a aprender de mis caídas y a sentirme sola, aunque no lo estuviera. Pero ahora me he levantado y aunque sé que tropezaré de nuevo, puede ser que esta vez aguante más, ya que estando sola, sin estarlo, he aprendido a estar más tiempo en pie…
brujita_alc
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Post by brujita_alc »

La noche, el cielo

Nos besamos como si tuviéramos
la boca llena de flores o de peces,
de movimientos vivos, de fragancia
oscura.

JULIO CORTÁZAR, RAYUELA.

Si sigues así no puedo asegurarte que sea buena del todo.
Pero tu erre que erre, ni puñetero caso, sólo una pícara sonrisa y a seguir con el juego.
No sé cómo fue a parar tu mano a mi rodilla pero el caso es que allí estaba, y tus ojos, clavados en mi barbilla, subiendo con cada bocanada de humo que brotaba de tus labios. Con cada círculo perfecto que fabricabas con tu nicotina. Puro veneno en tus arterias y ahora en las mías.
El caso es que salimos sonrientes de aquel bar, tu mano entonces en mi espalda, después en mi temblorosa curva lumbar.
No te vayas - me miraste con aquellos ojitos de lobo con piel de fiero cordero. - Aún queda mucha noche por delante.
Maldito y persuasivo crío. Terrible. Irresistible. Y mi conciencia inventando justificaciones probablemente inútiles. No sabias donde te metías pero yo te lo advertí.
"Si sigues así no te aseguro que pueda ser buena del todo"
A traspiés conseguimos llegar, mareados equilibristas sobre cemento, a otro bar. Camarero, más veneno por favor.
No había escapatoria. Te avisé pero ya era demasiado tarde. Mis inhibiciones hicieron la maleta, la timidez reprimida se soltó las coletas.
Tú te lo buscaste, No fui yo. Si sigues así...
Y seguiste. Más allá de lo esperado. Y al salir por segunda vez del infierno nos escondimos en la asfaltada noche, el cielo.
¿Sabes lo que te quiero decir?- me despertaste de mi alcohólica inopia, estando sin estar, hablando sin recordar.
¿Cómo?
Pues eso, que si no tuviera novia las cosas serían distintas.- No entendía nada. Quería irme a casa, tantas vueltas me daba la cabeza... Pero al mismo tiempo, necesité en aquel momento escuchar esas palabras.
¿Cómo de distintas?- lancé. No hubo vuelta atrás. Dejé de ser buena entonces, o quizás mucho antes, puede que incluso antes de advertirte. Si sigues así...
Mucho.- hiciste una pausa que se me antojó eterna y hasta romántica.- Muchísimo.
No entendí bien, o no quise entender. Achaqué tu inesperada osadía al alcohol que bailaba feliz por tus venas. Pero cuando tus ojos, verdes, relucientes, se acercaron a mi rostro hasta fundirse en uno solo me perdí, no pensé. Sólo sentí. Sentí como si se me llenara la boca de flores, o de peces...de peces rojos. Peces retorciéndose y moviéndose inquietos, escurridizos, juguetones.
Tú te lo buscaste, no fui yo. O tal vez sí.


Rak
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Golfa
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Post by Golfa »

bueno, la verdad esque a mi esto no se meda demasiado bien, necesito la inspiración divina que me viene de vez en cuando en el momento más inesperado y eso sólo me ocurre cuando ando algo deprimidilla, pero ahora no es el caso, soy la persona más feliz, y necesoto contárselo al mundo ya que no me suelo sentir así muy amenudo...alla va, haber que sale:
________________________________________________________


ya han pasado alredador de 10 horas y aun sigo sin poder expresar lo que siento, cuando creía que contigo ya lo tenía todo perdido, cuando ya por fin había dado el paso de verte únicamente como un amigo (aunque en realidad yo nunca me llegué a creer esto por mucho que intentara demostrarlo) y me resigné a que nunca más te tendría conmigo...las cosas se han vuelto a dar la vuelta, justo un año después de nuestra primera noche juntos, de la noche en la cual le enseñamos al mundo el verdadero significado de la palbra AMOR, justo un año después, he conseguido volverte a tener entre mis brazos, te he rodeado con mis piernas y nos hemos empapado de besos húmedos, que todavía estoy sintiendo como mariposas rozando con sus suaves alas hasta la parte más escondida de mi cuerpo.
ya no puedo pedir más, me conformaba con un último beso de depedida, y en vez de eso, me has dado todo esto, me has vuelto hacer sentir la persona más feliz del mundo.
ya no puedo pedir más, podrían matarme con la tortura más dolorosa que en mi cuerpo sólo se verían marcas de felicidad. ya no me importa lo que me pueda ocurrir, ya no me importa nada más de mi vida, no me importa nada excepto tú.
ya no puedo pedir más,porque en mi no cogería ni un sólo gramo más de felicidad, de satisfacción...y todo esto me lo has dado tú.
en realidad me resulta muy difícil expresarte todo esto con palabras, ayer te lo dije todo con besos y caricias, espero que me comprendieras.
TE QUIERO.
ven conmigo esta es la tierra de los sueños
cuenta y dime que es lo que quieres soñar.....
cronopio
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Post by cronopio »

Intentando dar forma a uno de los numerosos absurdos que plantea la existencia xD
Last edited by cronopio on 06 Nov 2011, 23:38, edited 1 time in total.
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Post by brujita_alc »

Otro relato breve más, un relato-mirada sobre la debilidad humana.

[Sin título]

Tu observación me dejó helada. Dijiste que tengo un encantador defecto, que cuando me enamoro me transformo. A mí me resulta odioso y trato de reducir al máximo esa transformación. Pero parece que cuanto más lo intento más se acentúa. El amor me anula por completo, mi estado natural del yo se nubla y se impregna de incoherencias como suspirar al escuchar una canción, llorar ante el silencioso teléfono o ser incapaz de pensar con lucidez. No soy yo, por el simple hecho de que el amor romántico es opuesto a mi verdadera esencia. Odioso, como decía. Por eso necesito desprenderme de esa carga. Y con el tiempo, y la práctica, pero sobretodo con el empeño parece que lo voy consiguiendo. Puede que (esta vez sí) las nubes de las dudas se estén alejando, aunque mucho me temo que volverán una y otra vez. El eterno retorno.
Llegaste a mí (¿o fui yo la que llegó a ti?) por pura casualidad. No lo esperábamos ninguno de los dos. Casualmente aquella noche fuiste a aquel bar y yo, casualmente también, acabé con unas copas de más medio borracha en aquel antro, ahogando una vez más mis penas fruto de otra de mis innumerables y odiosas transformaciones. Llegaste a mí, sí, me viste apoyada en esa sucia y pegajosa barra, con la mirada ausente y perdida y me pediste fuego. Casualmente llevaba mechero porque casualmente había empezado a fumar hacía apenas unos meses. Es curioso cuántas cosas tienen que ocurrir para que dos personas se conozcan. Metí la mano en mi bolso y rebusqué sin mirarte y fue entonces, al levantar la vista para ofrecerte el fuego, cuando lo supe. Tenía que ser. Encendí el mechero y tuve la sensación de que al realizar aquel acto banal estaba, al mismo tiempo, encendiendo la chispa de la pasión. No se me ocurrió pensar que el amor puede surgir de una sola metáfora. El fuego del mechero, la chispa del amor. La borrachera me hacía verlo todo demasiado claro y por eso acabé durmiendo en tu casa aquella noche.
Demasiado superficial para ser mágico y sin embargo sentía que todo lo que nos rodeaba me hablaba y me enviaba señales para confirmarme que tenías que ser tú y no otro. Tal vez, el hecho de pensar que habían sido necesarias tantas casualidades para encontrarnos, como si se tratara de barreras invisibles que hacen más difícil el camino (y, por tanto, alcanzar la meta se convierte en todo un logro) me hizo creer que aquel acontecimiento era indudablemente significativo y casi me vi obligada a rescatarlo del absurdo y la simple coincidencia.
Pero la señal inequívoca fue cuando, al tumbarme de espaldas sobre tu colchón, vi aquel libro en tu mesilla de noche. Justo el que yo me encontraba leyendo esos días. Me dejé llevar por la sugestionada belleza del momento y renuncié a quedarme ciega ante las cotidianas casualidades que nos rodeaban para convencerme de que tenía que ser así, sin remedio y sin vuelta atrás. Es extraño como de algo aparentemente inofensivo, puede surgir algo tan solemne y grave como un sentimiento que te ata a alguien casi sin buscarlo. Y todo por un libro que a parte de nosotros también estarían leyendo miles de personas más. Todo por un estúpido y gastado mechero de bar.
Me gustaba cuando nada era realmente importante. Cuando estar juntos no era más que un juego, una evasión. Cuando aún éramos nosotros mismos, sin condicionantes emocionales ni responsabilidades u obligaciones adquiridas de manera involuntaria que asesinaban nuestra libertad. Insoportable dependencia, insostenible.
Después llegó un día en que me dijiste que tenía un encantador defecto y sonreías al decirlo. Fue como si alguien colocara sobre mis hombros el peso de la bola del mundo. Justo entonces tuve que despedirme de tí del mismo modo en que llegaste. Por pura casualidad.

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Layma
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Post by Layma »

Lo mismo es sólo un trozo de lo que podía ser un relato un poco más extenso pero me ha apetecido dejarlo así, tal cual, sin más vueltas.


- EL OLVIDO NO EXISTE -

Los dos se habían sentado sobre unos cojines. Papardearon las velas casi todas a la vez y la habitación entera se estremeció. Ella acusó ese estremecimiento. -Te he echado mucho de menos- dijo despacio Hugo. Ella aprobó con una lenta sonrisa. Hugo bajó más la voz: -Por eso la urgencia de verte-.

Hugo había escogido esa tetería por los recuerdos, como si volviendo a sentarse en el mismo cojín y teniéndola de nuevo enfrente pudiera recuperar esas horas que se perdían en su cabeza. Nunca terminó de ordenarlas, la pereza le podía. Ella esperaba paciente alguna explicación, prometió no tener prisa esa tarde.
- La última vez que estuvimos aquí aún no habias dejado de fumar -dijo Hugo rompiendo el silencio-.
- Tampoco ahora lo he dejado del todo. Nunca termino lo que empiezo, ya sabes.
- Como siempre -dijeron los dos al mismo tiempo-. Y rieron al mismo tiempo. Y se miraron a los ojos al mismo tiempo.

Ella se había arreglado con la misma pulcritud minuciosa que antes. Y Hugo la encontraba tremendamente apetecible, cómo antes. Las últimas veces que la había telefoneado no la había localizado, o bien no estaba o no podía ponerse, pero esa tarde el azar quiso que se encontraran de frente en aquel centro comercial y una vez que Hugo propuso la cita en la tetería, ella no pudo negarse.

Cuando se separaron, Hugo se quedó inmerso en su vida flotante, donde todo transcurría sin ruido y sin prisa; a veces retornaba a la infancia de la mano de algún buen amigo. Ésto lo aliviaba de sus sofocos, de sus deseos repentinos de llorar y del disparadero en que de pronto su corazón se transformaba. Apenas expresaba nada de lo sólo que se sentía, de los terrores que lo abordaban. Se quedaba en silencio, cruzando las manos en las rodillas, sin mirar a ningún punto en concreto. Hasta que pasados unos minutos regresaba de sus ensoñaciones con un poco menos de luz en la mirada.

Ya lo había pensado, esa tarde no habría reproches que no conducen por ningún camino. Tampoco nervios, murieron con las lágrimas. Con los ojos clavados en lo de ella, empezó a contar lo que había venido a contar:

- Hoy he recibido carta de mi tierra -comenzó Hugo-. Una larga carta de mis mejores amigos. Me cuentan una historia alucinante. Una querida amiga nuestras, aún estando yo allí, se casó con un veterinario. No tuvieron hijos. Vivían en un piso no muy grande, y siempre quisieron poseer una casa con un pequeño jardin. La edificaron con mucho sacrificio, bastante lejos, a las afueras del Aljarafe, casi ladrillo por ladrillo. Estaban a punto de mudarse cuando yo me vine. Un día, de repente, el marido, Carlos, resbaló un día tontamente en el matadero, quizás con la sangre de algua res, y se quedó prendido por la nuca en un gancho. Muerto ¿comprendes?. Mi amiga se negó a mudarse de casa. No quería ya la que habían hecho juntos. durante un año estuvo negándose. Hasta que el grupo de amigos, viéndola enferma de trsiteza, creyó que la salvación se hallaba en esa casa. Entre todos consiguieron que el casero no le renovase el contrato de alquiler del piso, es decir, que la pusiera practicamente en la calle. Mi amiga, por fin, obligada, se mudó a la casita que habían construido para vivir los dos.

-¿Y qué pasó? ¿Se ha consolado? ¿Se ha curado?, preguntó insistentemente ella.

-Murió la primera noche que pasó alli. El grupo de amigos no levanta cabeza. La carta que me han escrito es un testimonio conmovedor. Todos lo reconocen ahora: el olvido no existe. Tampoco para ellos. Ni para mi...

-El olvido no existe. Que historia tan hermosa - dijo Ella por fin recordando-.

-Y tan triste -suspiró Hugo aliviado porque ella al fin recordaba-.
"Nació con el don de la risa y con la intuición de que el mundo estaba loco. Y ese fue todo su patrimonio..."

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dejedi-M
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Post by dejedi-M »

Con las cosas que se ven por aquí, la verdad es que no tiene ni punto de comparación, pero hace mucho que no pongo nada así que...:

UN SITIO MÁS PA'L MUNDO.


Despertó con la sensación de ver la vida de otro color. Aquel día el cielo no se había caído sobre sus cabezas y el sol no se había apagado -o tal vez sí y aún no se habían dado cuenta. Eso, pensó, era importante. Las personas tienen esa mala costumbre de echar de menos las cosas cuando ya las han perdido y de no preocuparse mientras tanto de ellas. Sintió calor y decidió salir de la cama para refrescarse. Y se sintió agradecida por tener esas mantas que hacían que tuviera calor...
La pintura de la pared se estaba desconchando y había pasado de un blanco que nunca lo fue del todo a un color parecido al gris oscuro de la ceniza. Sus zapatillas de andar por casa, esas que un día fueron azul claro y que su abuela le había regalado, tenían un agujero en la parte derecha. Buscó, entre sábanas y mantas, sus calcetines. Se deshizo del sueño desperezándose; por las rendijas de la persiana entraba más luz de la que debiera ya que había varios agujeros, pero se sintió agradecida pues algunas personas ni siquiera eso tenían.
Sobre el escritorio yacían esparcidos los libros de texto del colegio, que antes de ser suyos habían sido de su hermano mayor. La noche anterior había estado acabando los deberes escolares, no sin antes haber bañado a su hermano pequeño, Josito. Con una sonrisa pintada en el rostro recordó por qué lo llamaban así: mientras aprendía a hablar había cogido la costumbre de acabar todas las palabras en -ito. Heladito, frasquito, hermanito, boligrafito, marquito, y etcétera.
Atravesó la estancia procurando no sacar del mundo de los sueños a sus otras hermanas. El cuarto de baño estaba justo al lado; encendió la luz, que consistía en una bombilla que colgaba del techo pues la lámpara se había roto hacía poco.
Mientras se secaba la cara y se miraba en el resquebrajado espejo, se fijó en que había medio azulejo roto. Suspiró.
Su familia no era (y seguramente no lo sería nunca) rica. De hecho, ni siquiera eran de la clase media baja como la mayor parte de sus compañeros de clase. Podía decir casi a ciencia cierta que debían de ser la familia más pobre de la península...
Era la segunda de seis hermanos. Su hermano mayor, Óscar, ya no vivía en casa. Ella compartía habitación con dos de sus hermanas menores, Paula y Tania, de once y nueve años respectivamente. Josito y Álex tenían una habitación para ellos.
Cuando encendió la ducha el agua salió congelada. Hacía un mes que no tenían agua caliente en casa. Pero se sintió agradecida por poder abrir un grifo y que saliera un líquido tan preciado y precioso como era el agua.
Cinco minutos más tarde salió del cuarto de baño envuelta en una vieja toalla que parecía pedir a gritos ser sustituída por una mejor. Tiritando se vistió y, tras meter los libros en la mochila llena de remiendos, salió de casa sintiéndose agradecida por tener un abrigo que, aunque viejo, todavía cumplía su función básica: abrigaba.
Se dispuso a cruzar la calle cuando vio a Sara, su mejor amiga. Vociferó su nombre para que no se fuera sin ella, preguntándose por qué siempre llegaba tarde. Sara no la había escuchado, así que echó a correr para avanzarla sin ver el coche rojo que circulaba a toda velocidad por el carril de enfrente.
Salió despedida. Al caer se golpeó la cabeza contra algo duro, tal vez piedra. Tal vez el borde de la acera.
La última imagen que vio fue el cielo azul y el sol. Estúpidamente pensó que el sol se le caía encima. Cuanta luz, se dijo.
-
Le dedicaron unos segundos en el telenoticias local. No se sintió agradecida por eso. Porque después de su noticia vino otra, y otra, y otra, y la mayoría de espectadores se había olvidado de ella en menos de dos minutos. Y es que, como solía decir Sara: Un sitio más pa'l mundo.



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madelein
fitipaldi avezado
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Amansinamiento


Ahí estás. Tirado en la cama. Me miras con tus enormes ojos intentando atravesar la sábana que cubre mi vergüenza. Cuentas los lunares de mi espalda y compruebas que siguen todos en su sitio, que no has conseguido borrármelos con tus insistentes manos. Te sonríes y te estiras. Otro día más, otro día menos. Mi sábana cae en un descuido. Su crujido te avisa del pequeño desastres y me lanzas una mirada furtiva. Decido que esta vez me escondo en tus brazos. Tu vello castaño y suave me hace cosquillas en la cara ya hora soy la que se sonríe. Me acoges, me besas la frente y cierro los ojos. Ordeno a mi memoria que capture este instante en el que sólo existimos los dos en el mundo. Sólo los dos en un pequeño universo de ropa desordenada y cuadros sin colgar. Tu olor a inocencia se mete en mi cerebro, me calma las tormentas. Me acaricias el pelo, llenas tus pulmones de aire y tu pecho me alza a un cielo de sueños hechos realidad. Me achuchas contra ti en un repentino arrebato de feroz ternura. Siento tus huesos contra los míos. Me gusta la sensación de saberte así de cerca, me gusta la coraza de costillas que creas alrededor de las mías. Me envuelves con tus brazos y sé que nada podría romper ese blindaje. Me arrullas y nos dormimos con el ritmo de nuestros latidos, de nuestros pensamientos. Es otra mañana de domingo. Es otra prórroga para las chapuzas. Es el mejor de los amansinamientos.


como siempre disculpen la osadía.
Sucede que me canso de mis pies y mis uñas
y mi pelo y mi sombra.
Sucede que me canso de ser hombre
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Estaba dando vueltas en la cama y no podía dormir, cogí un boli y un papel y me puse a escribir lo que pasaba por mi mente en lugar de seguir intentando dormir como tantas otras veces he hecho. Realmente podía haberlo escrito, guardarlo en cualquier parte y haber intentado dormir, pero en cambio lo he pasado al ordenador y he decidido ponerlo por aquí. Nunca antes había escrito, así que espero no confundirme de post, porque no sabía muy bien donde ponerlo...


Cuando el amor te abandona y no puedes hacer nada por recuperarlo. Es entonces cuando no consigues que las cosas vuelvan a ser como antes y parece que todo te tenga que salir mal. Intentas gritar, pero el sonido se agarra a tu garganta.
Quieres decir tantas cosas que las palabras agobian a la mente. Quieres cambiar tantas cosas que al final no haces nada. Quieres recuperar todo aquello, pero ya no te quedan fuerzas para hacerlo porque algo te dice que todo en lo que creíste ya se ha ido.
Entonces sientes que el aire mismo te ahoga, un nudo en la garganta y al instante, ahí están, las lágrimas cubren tus mejillas.
Lloras por lo que has tenido y se ha ido, por lo que has soñado y nunca se hará realidad, por lo que has sentido y ya no quieres sentir. Porque te hace daño, porque lo añoras y a la vez lo odias, porque quieres olvidarlo y a la vez lo deseas. Porque tú sabes que esa sensación siempre estará ahí, mientras luchas en vano porque desaparezca.
Entonces descubrí que sólo la música podía silenciar mi llanto. Que escuchando vuestras canciones conseguía despejar mi mente, pronunciar palabras y cantar a voz en grito aquello que sentía y no había podido expresar de otra manera antes de apropiarme de vuestras letras para hacerlo.
Cuantas veces habré puesto vuestros discos para cesar mis lágrimas. Cuantas tardes habré pasado escuchando vuestra música para intentar no pensar en nada.
Ahora veo todo desde lejos. Conseguí convertir el presente en pasado y volver a sonreir. Aun así vosotros seguís ahí, eso no puedo ni quiero evitarlo, aunque ahora he conseguido que esas canciones que antes conseguían calmar mi llanto ahora esbocen en mi rostro una sonrisa y me levanten el ánimo cada día. Qué más puedo pedir. Me aferré a la música y ahora sin ella no puedo vivir.
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