Algo que teniamos pendiente

Post Reply
Mikeltxo y Elyon

Algo que teniamos pendiente

Post by Mikeltxo y Elyon »

Esto es una cosa que tenía pendiente, escribir algo a medias con Elyon y la verdad que ha quedado bastante bien (se nota que ella pone la clase y yo las burradas) pero aun así es un privilegio escribir con ella y es algo que quiero repetir.
Edito para decir que él está muy equivocao, que tiene un arte que parte, y que ya escribiremos mas cositas juntos :D jeje. A ver si gusta...


Hundió las manos en los bolsillos de sus vaqueros y echó a andar. Las calles reflejaban su estado de ánimo, calles frías, con personas más frías aún, lluvia contra los cristales... pero a pesar de todo, él continuó caminando, aun
con los pies encharcados, y las sensaciones a flor de piel.
No tenía verdaderos motivos para estar triste, pero sin embargo lo estaba, y aunque en su interior hubiera el más mínimo rayo de alegría, él lo apagaba despreciándolo todo. Parecía no sentir respeto por nada ni por nadie, y sólo una persona sabía que... no, mejor no pensar en ella.
No se había dado cuenta, pero se había parado en mitad del puerto y tenía la mirada perdida en el mar. En movimiento suave de las olas lo hacía sonreír, aunque fuera con desesperanza, pero al menos sonreía.

Ese basto mar, a veces encabritado, a veces manso... pero siempre reflejaba lo mismo, soledad. Era el reflejo de su corazón ese vacío existente desde que ella escapó a la par que lo rompía en mil pedazos. Un alma jodidamente
atormentada por un pasado que cada día que pasaba pesaba mas. Una carga que crecía cada minuto, cada segundo... cada instante que pasaba sin ella y solamente su recuerdo.

Días de locura, muertos en noches de alcohol, bajo una triste resurrección cuando la resaca acudía golpeando a su corazón a la par que su recuerdo torturaba su mente en esos minutos de soledad. Y como siempre acababa en aquel puerto, con el chocar de las olas como único sonido y sin nada que calmara su dolor.
Ella se fue sin decir siquiera adiós y aun se preguntaba el porque de aquella apresurada marcha, que demonios había hecho mal.

En su mente aparecían imágenes confusas de miles de momentos compartidos, su sonrisa, su mirada... y todo bajo un alo de misterio que, en el fondo, era lo que la hacia irresistible a sus ojos. Ese secreto que aun después de haber pasado
tantos meses desde su marcha, aun no había sido desvelado. Sus recuerdos se chocaban con callejones sin salida cuando intentaba descubrir que demonios escondían esos ojos.
A pesar de que muchas veces -incontables tal vez- intentaba descifrar entre líneas, pero ella no se dejaba descubrir, aunque con sus inagotables deseos de ocultarlo se traicionaba y dejaba ver un reflejo de su miedo... su miedo ¿¡pero cual era!? Se atormentaba.

Su mirada se llenaba de terror cuando miraba el mar que ahora el mismo contemplaba. Un terror empapado de tristeza que nunca encontró motivo en su mente y que le ha perseguido durante tantos meses. Pero ya estaba cansado de pensar, de tormentos llenos de sus miradas y sus caricias desaparecidas. Harto de porqués sin respuesta, y sin pensarlo dos veces, se acercó al agua. ¿Que tenia el mar que la atemorizara tanto? Le daba igual, no importaba. Quería saber y no encontraba nada para despejar sus deseos. Tal vez la muerte le diera las respuestas o como mal menor acabaría con esa agonía y encontraría la paz que tanto ansiaba.
Aquella idea suicida de saltar invadía poco a poco sus pensamientos mientras sus ojos no dejaban de fijarse en aquel continuo ir y venir del agua, que en principio estaba oscura, iba resplandeciendo con una luminosidad impropia de ella, a la vez que el oleaje animoraba quedando completamente en calma. Él quedó tan sorprendido que, una vez mas, se quedo parado sin darse cuenta.
Comenzó a pestañear de manera exagerada pero inconsciente, pues no podía creer lo que veía. El cielo hasta entonces cerrado se abrio para dar paso a una preciosa luna blanca que iluminó toda la superficie... y entonces su rostro se dibujó bajo la superficie y la sorpresa se apoderaba de él. Era ella no tenia ninguna duda. Sus ojos, sus labios, su rostro... era ella en vez de su reflejo lo que veía en aquella agua tan extraña.
Estaba tan confuso que no sabia si echar a correr y alejarse cuanto antes de ella, o arrojarse al mar. Notaba el corazón a mil por hora, y lo único coherente que se le ocurrió fue agacharse para asegurarse de lo que veía, ¿Cómo podía ser? Todo estaba tan claro, y a la vez era tan extraño...

Se arrodillo y poso su mano sobre la tibia agua mientras poco a poco una extraña sensación de valor se iba apoderando de él. Sumergió sus dedos hasta que encontraron ese contacto con el rostro de su amada que tanto añoraban.
Ella estaba allí era real y no un espejismo como su cabeza se empeñaba en hacerle creer.
Y entonces su corazón empezó a recomponerse curando las heridas con aquel reparador sentimiento que había olvidado meses atrás.
Aun no podía creer que ella estuviera allí, delante de él. Tenia el corazón en un puño haciendo esfuerzos por no llorar, cuando cayó en la cuenta de que era ella la que lloraba. Intentó consolarla con la mirada, acariciándole el rostro, y como siempre, ella se percató y no pudo menos que sonreír.
Los ojos de aquella mujer, incluso llenos de tristeza lograron reconfortar todo su ser.
Aquella sonrisa era la rendición a todo su sufrimiento, aquel dolor de meses poco a poco desaparecía. Aquellos labios eran la salida al oscuro túnel en el que se había convertido su vida. Y allí arrodillado empezó a comprender su
marcha, empezaba a entender cual era aquel triste secreto que escondía aquella joven.

Comprendió por fin que ella pertenecía al mar, y comprendió los motivos de su marcha y la carencia de su despedida. Por fin entendió todo de ella, sus porqués, sus miradas misteriosas... ¡Todo!. Sintió su ser invadir de felicidad, pero a la vez morir de tristeza al comprender que aquello era el adiós definitivo. Su marcha era para siempre pero por lo
menos podía despedirse de ella. Poso su mano en sus labios y lanzó un beso que ella devolvió mientras su boca dejaba escapar un "te quiero" diluido entre un torente de burbujas que desaparecían al tocar la superficie.
El intento corresponderla pero sus labios no lograron articular palabra alguna, aunque ella pareció comprender perfectamente lo que decía.
Con una ultima caricia y una mirada llena de ternura, se despidieron, sabiendo que, aunque no pudieran estar juntos, siempre se tendrían el uno al otro. Su imagen desapareció y el se levanto, dispuesto afrontar su presente ahora que
había cerrado el pasado. Dio la espalda al mar y paso a paso se internó de nuevo hacia las lejanas luces que formaban su ciudad. Aunque antes de partir definitivamente su alma le jugo una mala pasada y tuvo que volver la vista atrás una ultima vez. En ese mismo instante la luna iluminó el partir de una joven sirena que había vuelto al mar.
Post Reply