que os parece?

Modro
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Gripe de amor

Un dia mas de mi vida,consumiendome poco a poco,encerrado en casa,donde la locura y la soledad se abrazan a mi,son ya 4 dias,casi sin tabaco,sin alcohol y sin ningun tipo de drogas,con amor a plazos,es ciertamente increible,lo que uno aprende,observa y piensa en 4 dias,como los que he mencionado,te renueva por dentro,incluso me atrevo a decir que mi espiritu es mas fuerte,mi corazon palpita con un sentido,ya no late con galvana,cada sístole lleva un poco de amor y cada diastole se lleva un trozo de mi alama para ti.
Siempre que me pongo a escribir,escribo sobre lo mismo,sobre ti,me has sabido ganar poco a poco,te has adueñado de mi cuerpo que solo vive y se mantiene en pie por ti,por tus besos en momentos insipidos,por tus abrazos en momentos de decaimiento,por tu presencia en los dias mas tristes,eres tu el motivo que me hace vivir,reir,llorar...eres todas las emociones juntas en una persona,persona que jamas pense que pudiera llegar a querer a amar tanto,en una vida llena de cerrojos en cada paso,que te ayudan a saber lo que vale un beso con sentido,y consigue agarrarme un poco mas a la montaña de la vida,consigo zurcir mis viejos sentimiento,consigo reconstruir mi corazon,que si tengo calor no me derrumbo.
Me gusta escribirte,me gusta cantarte,me gusta besarte,abrazarte,tocarte y sentirte,y tener claro una vez mas que eras la estrella mas bella que jamas he podido soñar,y esta aqui conmigo,eso es increible,eso lo es todo para mi...


[L&M](25-09-03)_______7_______14-Nov.-03
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Modro
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Post by Modro »

Sin miedo al sol

Un domingo mas,otro dia sentado en frente del ordenador exprimiendo mis ideas en zumos de papel,maldiciendo al mundo entero,intenta salir del pasado,donde ningun esfuerzo sera suficiente,donde nada podra cambiar el presente,ese presente en el que me encuentro,donde el futuro no me importa si sigo junto a ti,la musa tan esperada,a la unica que he sabido amar,que no he perdido en cuatro dias,con la que cumplo las promesas de amor eterno,con la que todos mis caminos florecen,arracamos las espinas de cada rosa paso a paso,quemando folios que no sirven para nada,dejando las despedidad amargas a la deriva,juntandose con el malfario que tiño de oscuro mi pobre corazon,malgastado de amar y no recibir nada mas que limosnas de sucias manos que intentaron manchar mi vida. Pero supe ser fuerte,desempañar los cristales que nublaban mi vista y empece a vivr como jamas lo habia echo,como siempre quise,sin arrepentimientos ni despedidas,sin miedo al sol y amando ala luna,y en el mas sucio rincon de algun cajon guarde todos los recuerdos que me pudieran hacer aferrarme a una vida anterior.
Y ahora ¿donde estoy?,el mundo ha cambiado nada es como yo lo recuerdo,el sol ya no molesta,la luna ha dejado de tirar piedras para adornar mis noches,no encuentro manos sucias,solo gente que quiere compartir conmigo lo mejor que tien,algo ha cambiado,quiza aguantar la respiracion al tocar la ortiga me haya ayudado,aquellas noches frias de soledad me hayan dado experiencia,acostumbrado a no ganar,he salido victorioso de todas mis derrotas,he sabido tensar mi vida cuando estaba en la cuerda floja,viendo mi cara estampada en el suelo.
Paso a paso borre las rotulaciones de farolas y bancos,cortes lo arboles tallados por mis viejas llaves,queme todo papel que juraba amor a alguien por quien no merecio la pena vivir y dar todo lo que di,la vida me ha tratado como un perro de caza,siempre buscando la presa que su amo ya ha matado,pero ahora me siento agusto y mi cuerpo ya nose movera buscando felicidad porque esta toda junto a ti

Daniel Modroño 23-05-2004
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UNA VIDA SIN VIVIR

Post by mikeltxo »

Tumbada en la bañera sentía que su cuerpo se iba relajando mas y más. El olor a sales de baño inundaba sus fosas nasales haciéndola que una increíble sensación de bienestar se apoderara de ella.
Abrió su diario y releyó esas frases que tanto le recordaron como había sido su vida. Aquellas palabras de tinta corrida por las lagrimas, que habían marcado los años finales de su existencia:
“Siempre acabo recitando la misma plegaria, siempre pido y deseo que este dolor no se vuelva a repetir y nunca me di cuenta de ello, hasta que lo sufrí”.
Apenas era una cría cuando escribió aquellas palabras, aunque ella pensara en ese entonces que ya era una mujer hecha y derecha.
Recordando como había empezado todo aquello, descubrió que en apenas unos años había madurado mas que lo que la mayoría de gente hacía en una década.
Desde su más tierna infancia un sentimiento de vacío se fue apoderando de su interior, como una pesada cortina negra cerrándola hacia el mundo exterior. Aquella sensación de sentirse ciega, en un vacío donde no podía encontrar nada mas que su propia sombra. Sin que nadie que oyera sus llantos, la fue haciendo mas y más insensible.
Una coraza se fue creando alrededor de su corazón, impidiendo que pasara cualquier rayo de emoción. Comprendiendo con el tiempo que el amor, el odio, o el aprecio eran comportamientos inútiles para una sociedad tan competitiva como en la que le había tocado vivir.
Ella era así, desde pequeña había sido expuesta a la soledad y no había tenido oportunidad de rechazarla. Unos padres exigentes le habían hecho esforzarse para conseguir lo máximo posible en la vida, mientras perdía su juventud entre mudos libros encerrada en una fría biblioteca.
La niña fue creciendo y se convirtió en una joven bastante atractiva, a pesar de ello jamás tuvo un novio formal. Nunca tuvo amigas y en la universidad siempre se la veía deambular de un lado al otro con un buen puñado de libros entre los brazos.
Así había pasado los dos primeros años, peleando contra unos instintos que habían surgido poco a poco en su interior y que creía muertos.
Desde que dejara el hogar familiar para estudiar sicología en una de las universidades más importantes del estado algo cambió en su interior. Pensó que era el cambio lo que había hecho que la coraza se resquebrajara lentamente y no le dio mayor importancia.
Durante meses acalló aquellas sensaciones centrándose en sus estudios, y la verdad es que no le fue bastante mal. Su primer año acabó siendo brillante para ella, consiguió unas notas que le regalaron elogios por parte de todos sus profesores y las envidias de mas de uno de sus compañeros.
Todo aquello no le importaba a ella, debía seguir adelante y conseguir lo máximo, debía aspirar a la cúspide. Sabía que nadie cuidaría de ella, tal vez sus padres, pero aquello entraba dentro de sus planes y se negaba a tener que depender de nadie. Ella estaba sola en esto y así siempre había estado bien así.
Pero cuando aquel primer año pasó, algo cambió. La fisura creció hasta hacerse una grieta, dejando que la luz volviera a iluminar su insensible corazón.
Algo de dentro de ella empezaba a crecer y una sensación de perplejidad y asombro se apoderó de ella. No entendía lo que ocurría, sentía que cada vez le costaba mas concentrarse en sus estudios y sus parciales empezaban a flojear. Empezaba a quemar, sentía que su cuerpo dejaba de funcionar como ella deseaba y no conseguía encontrar el equilibrio que tanto había estado trabajando durante tantos años.
Todo empezó cuando ese joven se sentó a su lado. Un chico moreno, un año mayor que ella y con una preciosa sonrisa.
Aquel maldito día todo su mundo se había ido al garete.
Días tras día el joven intentaba acercarse mas a ella, haciendo caso omiso a las continuas salidas de tono con las que ella acostumbraba a contestarle. Poco a poco se había empezado a colarse dentro de esa fortaleza que era su corazón.
Su cabeza pensó racionalmente y al fin halló una solución viable para que el orden existente en su vida volviera a la normalidad. Llamaría a aquel joven, sabía que él sentía algo por ella, y lo seduciría para lograr acostarse con él. Pensó que así conseguiría calmar ese instinto que se apoderaba de ella, tarde o temprano sabía que surgiría en su cuerpo la necesidad del sexo y estaba preparado para ello.
Tal vez no sabía mucho de lo que era el arte de la seducción, pero eso daba igual, ella era una chica deseada y no estaba para nada mal. Había notado las miradas de muchos chicos cuando ella pasaba, aunque nunca se había molestado en devolver ninguna.
Aquel no sería muy diferente de todos ellos, seguro que lo único que buscaba era acabar dentro de la cama de ella. Le daría ese placer, mientras, ella suplía aquella extraña necesidad que poco a poco podía acabar por terminar cambiándola.
Había quedado con él bien entrada la tarde y además casi nadie se encontraría en la residencia, era viernes y las fiestas abundaban. Nadie sospecharía nada, nadie vería su debilidad.
Le había engañado diciéndole que necesitaba hablar con el sobre un tema relacionado con una de las asignaturas, y como siempre él había aceptado sin pensárselo dos veces.
Si se esperaba algo de lo que estaba planeando, no dio muestras de ello por el teléfono. Mejor así, si se oliera su plan tal vez se echara atrás.
Sacó de su armario el vestido más sexy que encontró, se peinó como si de una cita se tratase y volvió a pintarse tras muchos años de no hacerlo.
Cuando se miró al espejo casi no pudo reconocer a la joven que se reflejaba en él, cualquier hombre le hubiese deseado si la viera vestida así.
De repente una punzada intensa recorrió todo su cuerpo, para asentarse en el lado izquierdo de su pecho. Instintivamente se echó la mano a la altura del corazón y un pensamiento recorrió fugaz por su cabeza, sintió lastima por el chico. Él sentía algo que ella no estaba dispuesto a darle, en cambio, solo quería utilizarle y luego tirarlo sin mayores miramientos.
El dolor desapareció tan de improviso como había aparecido a la par que se empezaron a oír ruidos tras la puerta de su habitación. Alguien estaba llamando y por la forma de hacerlo, con esos golpes pausados y firmes solo podía tratarse de una persona, él ya había llegado.
Abrió la puerta e intentó esbozar la mejor de sus sonrisas forzando su rostro hacia un gesto que no estaba acostumbrado a realizar.

Cualquier persona se hubiese fijado que aquel amago de felicidad era forzado, pero él no se estaba fijando en su rostro precisamente. Era la primera vez que veía a la joven vestida con otra cosa que no fueran unos vaqueros y el cambio era espectacular, nunca pensó que un vestido la pudiera favorecer de tal manera. Aquel trozo de tela se amoldaba a su cuerpo resaltando cada una de sus curvas, haciéndola estar simplemente arrebatadora.
Allí se quedó con una mirada de estúpido, en el rellano del pasillo sin ni siquiera poder dar un paso. Tenía miedo de romper la magia de aquel momento, tal vez único, donde finalmente comprendió que amaba a esa mujer.
La había querido desde el primer día que se sentó a su lado. A pesar de sus burlas él había continuado a su lado, perseverante, ganándose poco a poco su frío corazón y parecía que al fin lo había conseguido. Soñó durante meses con aquel día y ahora que por fin lo estaba viviendo, no era capaz de reaccionar. Estaba allí plantado y sin poder articular palabra, realmente debería de estar pareciendo un estúpido.
- Entra.- Le dijo una voz dulce pero autoritaria.
Finalmente reaccionó e hizo caso a la joven cerrando la puerta tras de sí, al fin había entrado en aquel santuario prohibido durante meses. Siempre que había quedado con ella era en la biblioteca y jamás había aceptado ninguna de sus invitaciones para tomar ni siquiera a tomar un café. Y ahora, sin previo aviso estaba en su habitación.
Sabía que algo no iba bien, lo sentía pero en aquel momento la verdad es que todo le daba igual. Podía que al fin hubiese ablandado su corazón, tal vez hubiese conseguido que sintiese algo por él.
Se sentó a su lado e intento que abrir su libro y centrarse, pero se sentía demasiado nervioso. Las continuas miradas que la joven le dedicaba no ayudaban a ello y sus manos temblaban mas y más según iban pasando los minutos. Finalmente, el libro cayó de sus temblorosas manos con un golpe seco sobre la madera que cubría el suelo.
Esa pareció ser la señal, ella se levanto y sin mas miramientos busco sus labios. Le ofreció un beso húmedo que él no rechazó. Le agarró de su mano y le invitó a que se tumbara en la cama, mientras ella dejaba caer su vestido dejando al descubierto su preciosa figura.
Aquello era su sueño hecho realidad, la mujer que amaba se le estaba ofreciendo y a pesar de todo él no era feliz. Algo hacía que no fuera perfecto, una pequeña espina clavada que no lograba hallar, le hacía sentirse mas y más incomodo según se acercaban los dos cuerpos.
Cada uno de los besos que ella posaba sobre sus labios. Eran roces mas y más fríos, no sentía del primero al último un solo estibo de amor. Fue entonces cuando entendió, ella no le quería, solamente quería a su cuerpo.
Aquella sensación de bienestar se tornó asco, sintió repulsa por su cuerpo y por la persona por la que había perdido su corazón. Descubrió de la forma más amarga lo ciego que había estado, él no había significado nada para ella antes y ahora tampoco lo significaba, simplemente quería echarle un polvo.
Con un leve pero firme empujón la apartó de encima de él y lentamente se levantó intentando darle en todo momento la espalda. No quería que le viese llorar.

Todo empezaba a ir a la perfección para la joven, le había impresionado nada mas abrirle la puerta. Conquistarle no tendría que haber supuesto ninguna dificultad y aún así se le resistió durante mas de una hora.
Según había oido a las chicas de su residencia los tios eran por lo general lanzados e impulsivos. No se solían pensárselo dos veces a la hora de acabar en la cama de una chica, sobre todo si se lo ponía tan fácil como lo estaba haciendo ella. Pero aquel joven, a pesar que sus ojos reflejaban que la deseaba su autocontrol le hizo mantenerse a una distancia prudencial de su persona.
Finalmente y viendo que aquello no llevaba a ninguna parte, decidió que era la que debería tomar cartas en el asunto y dar el primer paso. Se acercó al joven y como había previsto, él no se apartó cuando sus labios le buscaron.
Poco a poco empezó a ganar confianza, a pesar que no lo había hecho nunca no le temblaron las manos cuando empujó al joven sobre la cama. Dejó caer su vestido al suelo, quedándose totalmente desnuda sin mostrar pudor alguno.
Mientras, dos ojos negros no se despegaban de aquella figura casi perfecta sin dar crédito a lo que estaba ocurriendo.
Pero entonces, cuando se disponía a tumbarse sobre el joven, este la rechazó. Suavemente apartó su cuerpo y se incorporó dándola la espalda, para acto seguido quedarse ahí sin pronunciar palabra alguna.
- Así que era esto lo que querías de mí.- Dijo al fin intentando esconder su voz entrecortada.- Por eso me has llamado hoy aquí, para acostarte conmigo.
- Ahora no te hagas la victima.- Contestó ella secamente.- He visto en tus ojos que tu deseabas exactamente lo mismo.
- ¡No tienes ni puta idea!
Aquel cambio de tono del chico la hizo callarse al instante. Nunca le había hablado así, por muy mal que ella le contestase siempre había mantenido las formas.
Pero aquella vez era distinta. Su voz destilaba un profundo odio, una rabia incontrolada que nunca esperaría que partiese de una persona como él. Aquello la hizo comprender por primera vez en la vida lo que era hacer daño a otra persona.
- Yo te quiero.- Se giró para que viera sus ojos llenos de lagrimas.- Siempre te he visto como una chica solitaria y que jamás encontraría el sentido de su vida. Y ese sentido quería haber sido yo.
Se tomo una pausa para enjuagarse las lagrimas y mirar a los ojos de aquella joven cuya mirada había cambiado. Por primera vez en su vida empezó a sentir el dolor de haber hecho sufrir a una persona importante para ella.
Si, acababa de admitir que aquel joven era importante para ella. Nadie más había estado a su lado, solo él había compartido cada uno de sus momentos.
Comprendió demasiado tarde, que aquello que había empezado a sentir meses atrás no era para nada malo, sino todo lo contrario. Se había estado enamorando de aquel joven, ella no quiso darse cuenta de ello y ahora tal vez sería demasiado tarde.
- Yo...- Intentó empezar una frase pero las palabras no salían de su boca.
- No hace falta que digas nada.- Le cortó.- Me has hecho ver como eres y aunque te quiero, el daño que me has hecho es demasiado grande.
Recogió su ropa y se dirigió hacia la puerta. Durante aquellos largos segundos ella pensó algo ocurrente que decirle, algo para que cambiara de idea y se quedara.
Ninguna palabra salió de su boca
- No quiero volverte a ver.- Esa fue la ultima frase del joven antes de cerrar la puerta suavemente tras de sí.
Entonces ella rompió a llorar, sintiendo que algo se partía en su interior. El dolor del pecho era insoportable y respirar se le había hecho una tarea casi imposible de realizar.
Fue entonces cuando lo vio. Sobre su ordenada mesa se encontraba aquel viejo diario que jamás se había dignado a abrir y escribir una sola palabra en su interior.
Desde que se lo regalaran hace mas de cinco años ni una sola palabra había ensuciado sus inmaculadas hojas, pero ahora necesitaba escribir en él. Sentía que debía conseguir deshacerse de aquel sentimiento, expulsarlo de su cuerpo y conseguir que aquel sufrimiento desapareciese.
Busco un bolígrafo con sus temblorosas manos y abrió la primera hoja mientras toda su vida pasaba por su cabeza, entonces se dio cuenta que simplemente no había vivido, nadie estaba a su lado. No tenía amigas a las que contar su pena, sus padres estaban a miles de kilómetros y la única persona que había estado a su vera no la volvería a ver.
No sabe porque pero solamente se le ocurrió un párrafo en aquella hoja. Un par de líneas que le hicieron comprender cada vez que las leería lo infeliz que había llegado a ser.
Estas líneas llenas de dolor:
“Siempre acabo recitando la misma plegaria. Siempre pido y deseo que este dolor no se vuelva a repetir y nunca me di cuenta de ello, hasta que lo sufrí”.

Tres años habían pasado desde que todo aquello sucediera, tres largos años de su vida. Sus notas bajaron de forma alarmante pero la verdad que no le importo, ahora tenía una cosa más importante que hacer, debía encontrarse a si misma.
Tres años de dolor continuado, sin tregua. Intentó buscar el amor en otros brazos pero la mayoría de los chicos la utilizó como ella quería haber hecho aunque no les guardaba rencor por ello, ella había sido igual. Solo era una chica guapa en busca de un poquito de cariño, una presa fácil.
Pero nadie consiguió que el amor volviera a su corazón, aquel vacío siguió con el tiempo sin que encontrara solución para su mal.
La única persona que le había podido curar ya no estaba junto a ella. Al semestre siguiente pidió su traslado y durante mas de un año no había vuelto a verle. Intentó por todos los medios contactar con él pero no dejó ningún numero de contacto, ni siquiera una dirección a la que recurrir, nada.
Nadie comprendería su dolor, ni entendería su soledad. Toda su familia estaba entusiasmada con la idea de su graduación, mañana acabaría su carrera y todos viajarían para verla coger su diploma, ese trozo de papel tan carente de sentido para ella.
Aquello era lo único que le quedaba, sus malditos estudios. Aquel había sido todo su mundo y ahora, cuando al fin los había acabado no era la felicidad la que invadía su ser, sino la soledad.
Una gota de sangre cayo sobre el agua despertándola levemente de sus pensamientos. Bajo su mirada hacia sus desgarradas muñecas y comprobó que desde que se hiciera los cortes no habían dejado de sangrar, el agua había ayudado a ello.
El sopor volvió a apoderarse de ella pero esta vez no se intentó resistirse a aquella dulce sensación. Se recostó cómodamente sobre la bañera y esperó a que la muerte viniese a llevársela para mecerla en sus negros brazos.
Sus párpados eran cada vez mas pesados, cada vez le costaba mas mantenerlos abiertos, su hora había llegado.
Por fin cayó vencida por aquel sueño del que jamás despertaría.
Papa cuentame otra vez esa historia tan bonita, de aquel guerrillero loco que mataron en Bolivia. Y cuyo fusil ya nadie se atrevió a empuñar de nuevo y como desde aquel día todo parece mas feo.
Guest

Post by Guest »

mikeltxo wrote:Hacia muxo ke no escribia y bueno este relato es para alguien muy especial ke lo esta pasando mal......pero a pesar de todo me gustaria ke lo leyeseis y tu la primera :)

EL DIVORCIO DE SUSANITA Y SU RATÓN

Que bonitos eran esos días en que el calor de su cuerpo junto a su corazón hacía que las frías noches de invierno pareciesen más cálidas. Que lejos quedan aquellos días en que entre el chocolate y el anís se juraron amor eterno, mintiéndose al decirse que nada cambiaría entre ellos.
Pero ningún cuento de hadas puede durar hasta siempre y como en todo buen sueño, al final se tuvo que despertar. Y finalmente Susanita cambió, dejó de soñar.
Como Wendy en aquel maravilloso mundo de “Nunca Jamás” decidió que iba siendo hora de crecer y abandonar la colorida fantasía en pos de la gris realidad. Ya no era aquella niña soñadora que se emocionaba con cada trocito de queso que le traía a casa, cada fragmento de su corazón que rara vez tenía un verdadero valor material.
Se apagó el brillo de sus ojos y ya nada de aquello le llenaba como antes y poco a poco se fue distanciando de su ratoncito, que aunque rico de corazón seguía sin tener un solo duro en el bolsillo.
Ella empezó a frecuentar compañías cada vez más ajenas al pobre ratoncito, quien iluso de él lo entendió y ni siquiera dudo un momento de su dulce princesita. Tal vez los celos no hubiesen alargado algo, que finalmente sucedió, sin que él siquiera lo viera venir cegado por la belleza de aquella mujer.
Finalmente lo abandonó por una rata podrida de dinero a la que nada importaba los sentimientos de Susanita, sino más bien los encantos que escondía bajo su falda. Y a pesar de no tener corazón alguno, esta vez la historia no se hizo realidad, el bueno no acabó besando a la chica.
Pero nuestro desdichado héroe dejó de luchar ya que veía a su princesa tan feliz entre el cegador brillo del oro que prefirió dejar que su corazón se rompiese en pedazos, si con ello la viese sonreír.
empapadas en el dolor de una despedida que jamás tuvo prevista en su vida. Tiritando de frío descubrió que ya no había que no había radiador alguno que le hiciese entrar en calor como ella lo hacía antaño. Su almohada desdibujada de forma de tantas noches sin dormir era el reflejo de la locura de una ausencia que poco a poco amenazaba con invadirle por completo.
La negrura de una noche eterna se fue apoderando de su cada vez más pequeña alma, sin que encontrara ninguna razón para continuar viviendo.
Así fue como se lo encontró Martin, debajo de un pequeño botón manchado con su propio vomito una noche como otra cualquiera en la que el alcohol no pudo hacerla olvidarla. Lo recogió de aquel sucio callejón y lo acogió en su casa esperando recuperar a aquel amigo con el que tantas buenas tardes había compartido, ese fue su deseo.
Pasaron los días, las semanas volaron y los meses cambiaron las estaciones con tal velocidad que a Martin le pareció que fuese ayer cuando recogiese a su amigo. Pero había pasado tiempo, mucho tiempo y el ratoncito había tenido que sufrir mucho para conseguir hacer cerrar las heridas de su corazón. Como en aquellas eternas partidas de ajedrez que antaño jugaba con Susana bajo la luz de unas velas. Ella le había arrinconado pero en el último instante su amigo le había salvado del fatídico jaque mate.
Aunque como en cualquier guerra acabaron quedando secuelas.
Tal vez su sonrisa contagiosa fuese la de siempre pero ahora apenas se le veía dibujada en sus labios y cuando lo hacía sus ojos no tenían el brillo risueño de antaño. Su corazón volvía a latir pero las cicatrices que habían quedado no se borrarían jamás. Debería aprender a vivir con aquellas punzadas de dolor que presionaban su pecho cuando algún recuerdo pasado invadía su mente.
Pero había comprendido, tal vez recordado algo olvidado.
Subido en su nube de papel no se había percatado que su mundo no era solo su Susanita, sino que mucha gente seguía pendiente de él a pesar de que el no los recordaba. Ahora se daba cuenta, tenía amigos como Martin que aunque jamás dijo una palabra siempre imaginó que ese final podía ocurrir. Como él tanta gente que ofreció su hombro para que llorara despechado por aquel maldito destino. Ninguno de sus labios esbozo jamás frases como “ya te lo dije” sino que sus bocas siempre esbozaron unas tiernas sonrisas de comprensión que ayudaron a curar sus heridas.
Las noches empezaron a dejar de ser tan frías y notaba como su deseo de continuar aumentaba con cada latir de su acelerado corazón. Las bolitas de anís dieron paso a las cervezas y el chocolate formó extrañas nubes de amistad por donde poco a poco empezó a renacer de sus propias cenizas.
Finalmente cuando aquella noche miró por la ventana y vio una hermosa luna llena con forma de queso un pensamiento recorrió su mente.
“ Susanita tiene un ratón... pero nunca mas seré yo”
pablo_

Post by pablo_ »

_eLYoN_ wrote:No quiero seguir así, echándote de menos cuando te tengo a cinco pasos. No puedo escribir esto sin que me descubras, y ya será tarde pues no habrá marcha atrás y puede que tu reacción a estas palabras me deje aun más sola. No puedo decir lo que siento a la cara, tal como me gustaría hacerlo, ni puedo abrazarte cuando me muero porque me estreches en tus brazos. No quiero tener este sentimiento en el pecho, sin poderlo arrancar a mi antojo, aunque seas lo único que importe. Todo lo que quiero es imposible, y esta palabra me da nauseas. Imposible... ¿porqué? Por ti, por mí, por todos los demás... ¿y qué puedo hacer yo? ¿Ahogarme en esta oscuridad que me está invadiendo día tras día, luchar por ti, o rendirme al fracaso? De pequeña aprendí a no rendirme, y nunca me ha gustado la oscuridad cuando estoy sola. Ahora me pregunto que armas dispongo para luchar. No importa, seguiré aquí, siendo sólo yo, estando a tu lado como hasta ahora, esperando a que ocurra algo, pero nunca estando quieta, y quizás...


me ha encantado. Sólamente era eso.
ulysses
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contribuyo a las paridas

Post by ulysses »

carcel de sentimientos

"te quieros" mudos que se pierden en mi cabeza,
Palabras que apuntalan sentimientos
que acorralan a este debil corazon.

versos escritos con cada latir de_
corazones presos en carceles sin ventana,
de barrotes imaginarios sin principio y sin final.

luz de luna creadora de sombra enjaulada,
que no deja salir mi alma enamorada
que se siente barca encayada en un iceberg de soledad.

alma que qiere ser beso a la deriva que naufrague en tu corazon.
quiero ser Mariposa y aletear en tu interior,
y provocar esas cosquillas que dicen ser de amor.

5 dias han pasado desde el comienzo y el final.
comienzo de algo bonito, final de mi compañera soledad.
aun sigo queriendo caminar

no quisiera ser el heroe que perdura en la historia,
no quisiera ser el mito que sobrevive en la memoria,
no quisiera ser ese verso que te acompaña en el recuerdo,
solo quisiera ser ese angel que te arrope en tus sueños.

este es mi cuaderno de Bitacora en el viaje a tu corazon...
¿quieres ver el mundo? mira esta debajo de tus pies....
la musica es la banda sonora de la vida
xarlione
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Post by xarlione »

de todas las personas que he visto en mi via
solo por esa niña al verla caminando
no se va de mi mente la fotografía
y cierro bien los ojos para recordarlo

sin saber que en un viaje que ahora veo lejano
y sin ver otra musa que me cautivara
con mas pena que gloria yo tendí mi mano
para que con tristeza a mí me rechazara

no duele el corazon porque no soy el dueño
no duele porque espero y moriré esperando
lo malo es cuando creo que te veo y te sueño
mi maldita condena es quererte soñando

Si la suerte nos lleva a las mismas playas
y el mismo sol nos baña con rayos iguales
el mismo mar y arena sin piedras ni algas
dejarán en tu piel sus divinas señales

Y si soy tan valiente de coger tu mano
y tu estando a mi lado mantienes la espera
todo mi sufrimiento no habra sido en vano
siento que quiero un beso a tu dulce manera
Esforcemonos todos de tal forma
que cada uno de nosotros se sienta
artifice de la victoria!

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xarlione
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Post by xarlione »

Juego de niños



Media vida jugando a ser mayores, y ahora otra media queriendo ser niño. Y tantas cosas que no son como uno esperaba. Pero tantas otras cosas son tanto mejores. Cuantas veces me tuvieron que decir que apurase el plato hasta no dejar nada. Nunca imaginaria que algún día iba a rebañarlo hasta ver el dibujo del fondo. Tampoco pensé que iba a disfrutar de los colores que ofrece un paisaje por mucho que los mayores quisieran que lo apreciara. Hay cosas que cambian y otras que no. aunque todos pasamos por distintas fases, todavía conservo el mismo valor de la amistad.

Es gracioso pensar cuando nos daba rabia jugar chicas y chicos, a ciertas edades parecemos invisibles los unos a los otros. Pero para mí no era así. Yo quería romper esa regla que bajo fundamentos estúpidos nos habían antepuesto. Yo pienso que son frustraciones. Si hay pecado entonces ese es uno de ellos. El alma de un niño es libre, fuera de protocolo, no hay más reglas que las que quiera poner su mente durante el juego. Tal vez por eso cuando nos empieza a interesar hacerles caso, tenemos tantas lagunas. Nos falta información, hemos coexistido todo el tiempo en el mismo espacio pero sin habernos observado. Parece que no hablamos el mismo idioma, nos vuelven locos, pero nos gustan. No podríamos vivir sin ellas. Todo por culpa de ese tiempo que pasamos en hermetismo. Esa es la herencia que nos dejan las dictaduras, los tradicionalismos. Conceptos muy complicados que un niño no entiende pero acata las reglas por imitación. Es una pieza más del engranaje de la sociedad. Y como toda nueva pieza, está perfectamente engrasada y hace su función a la perfección.


No habría nada más bonito que haber participado en la misma guerra desde chiquillo, e ir cambiando de bando con tu enemiga, porque así conocerías sus puntos débiles con mucho afán durante la época donde estabais enfrentados. Y cuando fijes tus ojos en ella pero con fines más benévolos y ella haga lo mismo por ti, entonces seréis casi invencibles. Sin duda os complementareis y protegeréis, sabéis perfectamente donde le duele y no dejareis que nadie le haga daño. Ella sabe perfectamente qué te asusta y entonces te apoyará para salir adelante. Serán tantas cosas las que se habrán vivido antes, que ni el rencor tendrá memoria para recordarlas. No cabe ni 1 milímetro de maldad. Todas las bombas las tirasteis cuando chiquillos, era munición de mentira a veces aderezadas con insultos, absurdas nimiedades pero… ¡Uff si que dolían! Ya no quedan lugares donde herir, estáis heridos por completo. Hace tiempo se os acabaron las bombas; ya no da tiempo para pensar una estrategia porque los días pasan mas rápido y las marcas del tiempo las ves en la cara del contrario.


Aun así de vez en cuando queda alguna reminiscencia de aquellos juegos de niños, y es por eso que a veces se tienen pequeñas riñas. Pero hasta éstas vienen perfectas, porque después llegan las grandes reconciliaciones. Por alguna razón los contendientes duermen en la misma trinchera, ese espacio único y delimitado, que aunque se te antoja simétrico, aun así no lo es. Cada lugar lleva una marca, una distinción, una seña de identidad, estos soldados recuerdan que provienen cada uno de sendos cuarteles. En una mesilla descansa una novela, en la otra tan solo una radio; a los pies de la cama zapatillas de raso, al otro hay unas deportivas. Al igual que cuando se produce una tregua, esas diferencias se dejan aparcadas; se pierde al lado de la cama; no se sabe cuál es el izquierdo, mi lámpara, mi mesa. Lo que era arriba ahora es abajo. Antes hacia frio y ahora un onírico calor. Una vez más es un juego, se pierde la consciencia del tiempo y del espacio. lo que antes era asqueroso, ahora no lo es. Algo que pensé que nunca haría ahora lo deseo con más ganas. El juego tiene un final, pero es diferente a otro cualquiera porque en este hay dos jugadores. En otros juegos se ansía llegar al final.
En éste, el final no se tiene en cuenta, se disfruta el proceso, las pupilas se abren para no perder un detalle; antes pintabas tus labios ahora no hace falta, ya estan rojos y mis brazos inflados; antes sabia que tenias corazón, ahora tambien lo oigo.

De tener una segunda oportunidad, seguro que después de leer esto, hubieras visto la delgada alambrada que nos separaba pero tanto daño nos hacía.
Esforcemonos todos de tal forma
que cada uno de nosotros se sienta
artifice de la victoria!

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