Una mirada a lo que veo

[Layma]

Quizás no sea una mirada, pero a mi se me ha antojado verla así. Parte de un sueño, un bonito sueño que se hizo cada vez más angustioso hasta que por fin se impuso la "necesaria" realidad de abrir los ojos un día más, una mañana de domigo más cargada de resaca(física y emocional) cargada de recuerdos de unos ojos que se me clavaron en la memoria anoche y que no eran más que el reflejo de otros ojos que no compartían mi habitación. Pero ¿no fue acaso el reflejo más intenso que la luz de la que proviene?. Ains mejor lo dejo y cuelgo lo que iba a colgar: un trozo de sueño que no para de repetirse en mi cabeza:

- Preparé la mesa de trabajo, siempre invadida por cosas inservibles, "y ajenas" pensé. Toda la tarde mirando el teléfono, sonando el teléfono. El cenicero estaba lleno de colillas. Escuchaba frases de fondo diciendo "el arte está por encima de todo esto", "que bien, como cunde el tiempo cuando es sólo de uno" "está helado, estás helada, todo está helado" "hoy no tomaré té".
Sentí un vacio en el estómago, quizás de hambre. O era la soledad que me picaba en lo más hondo. Por la calle pasó un coche con la música muy alta, escuché "quiere que todo el mundo sepa que pasa él". Que todo el mundo sepa... Me senté, la mesa, los papeles, desenfunde una pluma que nunca uso.Lo mismo que una sábana tendida, hondeaba la soledad en la terraza. Pero ¿y dentro? "Schonpenhauer celebró con júbilo su decadencia erótica. Yo he malgastado años, minuto por minuto, y ahora no sé ni porque ha sido". Miré el teléfono. Si , esta vez lo miré consciente. "Schopenhauer era un coñazo". La tinta de la pluma me había manchado el dedo corazón. Fui la lavabo. Aqui delante, por detrás, una tarde... La huella azul no desaparecía. Sin saber cómo me encontré peinándome. Respiraba con cierta agitación. "Yo, agitación porqué?". Al pasar mis ojos tropezaron con el teléfono, lo volví a odiar. Salí cerrando con cuidado la puerta. Mientras corría hacia el portal recordé que no había enfundado la pluma, ni cogido el teléfono, "me importa una mierda". Cogí un taxi... A Santa Justa, por favor.-

[Guest]

Sincronía. 1. f. Coincidencia de hechos o fenómenos en el tiempo.

Ya lo decía Jung, y yo sin saberlo. Caminamos separados (nuestro camino, el camino de cada uno de nosotros) y nuestros pasos, desacompasados, terminan haciendo sonar una misma melodía, dibujando un mismo camino, caminos que se cruzan o que se juntan en el momento oportuno. Sincronía, llamemosle Magia.
Es cierto que nada sucede por casualidad, todo tiene una causa y es, a su vez, la causa de otro suceso. Dentro del caos de nuestra existencia sabemos sin esperarlo que en algún momento nos encontraremos... porque nada es tan caótico como parece o como nos empeñamos en demostrar. Hay cierto equilibrio en nuestra existencia que nos empuja, como hojas movidas por el viento, hacia un destino incierto que ya está escrito con la tinta de nuestras plumas. Nuestras vidas son ríos que se unen en alta mar.
Nada sucede por casualidad.
Y nuestros pasos, desacompasados, se vuelven a sincronizar. Y vuelven, siempre vuelven. Cuando suceda el momento, cada vez, nos preguntaremos con una sonrisa en los labios... ¿por qué ahora?
Llegaste en mi mejor momento, el mejor momento, nuestro momento. Nada sucede por casualidad.

Rak

[brujita_alc]

Bueno, la de antes (no hace falta decirlo ) era yo, q olvidé entrar.

Y ya que hoy estoy sola en la oficina todo el día, aprovecho y continúo que este fin de semana se me han a cumulado los pensamientos, los desvaríos y eso que nos empeñamos en llamar razonamientos.


Toda realidad tiene un final. Una realidad puede terminarse cuando un juguete se rompe, o cuando echa a volar una cometa y la perdemos para siempre. Otras veces una realidad, hablemos por ejemplo de la infancia, se acaba con la pérdida de un ser querido, después de lo cual nada vuelve a ser como antes. Mi primera infancia terminó al apagarse otra vida. Dio entonces comienzo una nueva infancia, ni mejor ni peor, simplemente otra. Pero ya no era la misma aunque en apariencia así lo fuera. Algo cambió, porque con cada nueva realidad siempre se produce un cambio, apenas imperceptible pero siempre trascendente. La realidad es un cambio constante que muere para nacer al día siguiente.
Aquella infancia, la segunda, también terminó. Se acabó en el momento en que abrí el armario y dudé en qué ropa ponerme aquella mañana, rechazando los lazos y las coletas, dando un puntapié a los zapatos de charol. La nueva infancia llevaba pantalones vaqueros y el pelo suelto.
Después de la segunda vino una tercera, luego una cuarta con aquel verano infinito, la quinta, la sexta (tras aquel primer beso), la séptima (menos pura, menos inocente, más niña que nunca), la octava...
He vivido infinidad de infancias, infancias de años, de días e incluso de minutos. Perdí la cuenta pero aún soy capaz de distinguir el momento justo en que una de ellas termina... y en el que vuelve a comenzar.

(Recuerdo ahora lejana, aquella infancia de dos días, cuando el sol de invierno acariciaba mi cara y olvidaba, como los niños, que el dolor y la rabia son realidades de nuestro tiempo...).

Principio y final necesarios. Realidades que se acaban y dejan paso a otra nueva. Una realidad que jamás se repite pero vuelve a nacer renovada tras su muerte. Siempre la misma, siempre distinta. Realidades, infancias... la vida, el círculo, el regreso.


Rak

[Lay]

-Confieso que cuanto más penetro en el conocimiento de éste tiempo, de sus errores, de sus virtudes, de sus avances y de sus defectos, más crece mi admiración por la figura singular de la Mujer a quien "Dios" (si hay alguno) encomendó los oficios más difíciles y más fecundos, los más entregados, el dulce papel de "amante" que encuentra su virtud en amar.

Y confieso que aún perteneciendo al mismo género cada segundo me siento más lejos de ellas.-

[Layma]

En alguna parte tenía que ponerlo, es lo que tiene no dormir apenas por las noches, que las horas de desvelo se las pasa una entre dos mundos o quizás más, y por la cabeza rondan los fantasmas que hay que derrotar (y que nunca falten)...

Aclaro que no hablo del Dios de ninguna religión, es más, esta mirada es de todo menos religiosa (como yo ), sino del Dios que está dentro de cada hombre y mujer, el Dios que puede llegar a ser nuestro paraíso y nuestro infierno particular y que cada cual descubre o refleja según vaya viviendo su vida o según la vida lo vaya viviendo, que no es lo mismo ni lo contrario sino diferentes puntos de vista. Y bueno ya paro que me está saliendo una introducción más larga que la propia mirada



- Dios es un peligro. El mayor peligro que conozco. Es un incendio y nosotros aspiramos a conseguir un corazón ignífugo. Le tememos, le aceptamos, apartamos de él todo lo combustible, hacemos un vacio a su alrededor, lo rodeamos con cubos de agua, sucia en general. Y sin embargo, hay que dejarse quemar: cerrar los ojos y prenderse fuego y arder... Es curioso ver como ni la Iglesia católica quiere perder el dominio de la situación. Y Dios es exactamente la total pérdida de control. Su llama debe ser siempre una invitación revolucionaria. Casi nada para el cuerpo. Una cruz, una locura, un escándalo, un martirio.

Dios fondea en el hombre como en un puerto pequeño y luego le mete fuego con su penetración, aunque el hombre se empeñe en permanecer en las afueras. Un fuego que a veces, y sólo a veces, extraña por su suavidad y que admira por su discreción, como si pidiera permiso para quemarnos.

Con este fuego es con el que se queman por adelantado las ofensas, digan lo que digan los moralistas que nos quieren convencer de "que lo se siembra es lo que se recoge" y demás. ¿Cómo siendo Dios tan mal contable iba a llevar la cuenta de cada falta que cometemos?. Me imagino a alguien preparando una confesión detallada y minuciosa, cono la del hijo pródigo desde que se decidió a volver: "me levantaré e iré a mi padre para que me coloque de jornalero por un poco de comida despues de pedirle que me perdone...". Quien actúe así se habrá lucido. Su padre no le dejará acusarse su padre no se sintió ofendido.

El Dios del Antiguo Testamento, que era imnombrable, fué exigente y colérico. En algunas plegarias de la Iglesia todavía se le sigue pidiendo que nos libre de su ira, como si fuera un cataclismo o una catástrofe, o una pena máxima. Se le pide a él que nos libre de él, que ingenuidad...-

[brujita_alc]

Me dormí escuchando las gotas de lluvia chocando contra el cristal de mi ventana.
Hacia media tarde el cielo empezó a cubrirse de nubes negras, marrones, que acechaban con descargar tormenta en cualquier momento. No llovía pero miré al cielo y se me antojó pensar que estaba rabioso y q contenía toda su ira a pesar de su aparente calma. Oscura y amenazante calma.
Cuando comenzé a escuchar los truenos ya era tarde, habia oscurecido antes de lo habitual y salí a la terraza a observar.
"Llora ya", pensé.
No tardaron en caer las primeras gotas, enormes, gordas y densas. No eran lágrimas limpias, estaban cargadas de barro, suciedad que el cielo había ido acumulando durante tanto tiempo de tristeza contenida.
"Llora ahora y descarga tus nubes, limpia tu alma"
Aquel sonido, intercalado con el estruendo de los truenos y algún que otro relámpago que iluminaba mi habitación, lejos de asustarme, me transmitían mucha calma.
Me dormí escuchando las gotas de lluvia de aquella tormenta de verano.
Al despertar me encontré con el cielo limpio, azul. Ni una sola nube se atrevía hoy a manchar el paisaje.
Todavía podía olerse el olor dulzón del agua de lluvia, los coches amanecieron completamente camuflados bajo una manta de barro. A lo lejos, en el horizonte, proseguían su viaje los vestigios grises de la tormenta y me pareció oirles decir con voz débil... "ya volveremos".

Rak

[Jose]

Riqueza y pobreza
Incendios e inundaciones
¿Es posible que la naturaleza haya copiado la forma de vivir de sus inquilinos llevándonos a extremos tan radicales y destructivos como podemos llegar a ser los seres humanos? (¿racionales?)
¿Es posible que la inteligencia natural del planeta nos intente eliminar como nuestras defensas intentan eliminar a una bacteria o virus en nuestro organismo?
¿Es posible convencer a 7000000 de personas para que tengan una ética y moral incorruptas? Mejor dicho, ¿para que tengan un poco de ética?
¿Es posible vivir evadiéndose de todo, centrarte en los tuyos y no ser salpicado por trozos de mierda hasta que estés tan lleno que no lo aguantes mas y comiences a limpiarte?

[brujita_alc]

8O Jose!!!!!!!!!
Joer, q ilusión me ha hecho verte de nuevo escribir logueado (se dice asi? siempre me keda la duda), jooooo, y encima en el post de miradas!!! (bienvenido al club)
Tenemos algo pendiente por cierto (bueno ya te escribo o te llamo o lo q sea que no es plan de usar el post para esto, ejem )

Rak

[cronopio]

Regreso...

“He cerrado los ojos, veo tu playa”

Pero no sólo tu playa sino mucho más que no puedo describir de momento con palabras mías sino ajenas. Por ejemplo las del poeta José Hierro en este poema de esclarecedor nombre:

-Respuesta-

Quisiera que tú me entendieras a mí sin palabras.
Sin palabras hablarte, lo mismo que se habla mi gente.
Que tú me entendieras a mí sin palabras
como entiendo yo al mar o a la brisa enredada en un álamo verde.

Me preguntas, amigo, y no sé qué respuesta he de darte,
hace ya mucho tiempo aprendí hondas razones que tú no comprendes.
Revelarlas quisiera, poniendo en mis ojos el sol invisible,
la pasión con que dora la tierra sus frutos calientes.

Me preguntas, amigo, y no sé qué respuesta he de darte.
Siento arder una loca alegría en la luz que me envuelve.
Yo quisiera que tú la sintieras también inundándote el alma,
yo quisiera que a ti, en lo más hondo, también te quemase y te hiriese.
Criatura también de alegría quisiera que fueras,
criatura que llega por fin a vencer la tristeza y la muerte.

Si ahora yo te dijera que había que andar por ciudades perdidas
y llorar en sus calles oscuras sintiéndose débil,
y cantar bajo un árbol de estío tus sueños oscuros,
y sentirte hecho de aire y de nube y de hierba muy verde...

Si ahora yo te dijera
que es tu vida esa roca en que rompe la ola,
la flor misma que vibra y se llena de azul bajo el claro nordeste,
aquel hombre que va por el campo nocturno llevando una antorcha,
aquel niño que azota la mar con su mano inocente...

Si yo te dijera estas cosas, amigo,
¿qué fuego pondría en mi boca, qué hierro candente,
qué olores, colores, sabores, contactos, sonidos?
Y ¿cómo saber si me entiendes?
¿Cómo entrar en tu alma rompiendo sus hielos?
¿Cómo hacerte sentir para siempre vencida la muerte?
¿Cómo ahondar en tu invierno, llevar a tu noche la luna,
poner en tu oscura tristeza la lumbre celeste?

Sin palabras, amigo; tenía que ser sin palabras
como tú me entendieses.

+

Y en Cádiz todo es posible. En noviembre lo presentí y ahora, nueve meses más tarde y con más tiempo para hacer realidad el deseo, lo confirmo sin posible marcha atrás: Cádiz es mi respuesta.

Recuerdo que al escapar de Madrid el lunes por la mañana, a medio camino, quizás al entrar en Andalucía sentí de nuevo fuertes pinchazos en mi maltrecho corazón. No pasa nada, me dije, no pasa nada. Ayer sólo dormí tres horas y fumé como de costumbre demasiado y no me ha dado tiempo a desayunar y encima estoy viviendo demasiadas emociones juntas. No pasa nada, tranquilidad y paciencia, respirar hondo y pausadamente, y seguir soñando con Cádiz. Llegué a Sevilla y en los quince minutos que disponía antes de subir al tren que me conduciría a la tacita de plata, salí de la estación para observar el ambiente y, cómo no, encenderme un cigarro mientras repasaba mental e imaginariamente los recuerdos tan preciados que guardo de esa hermosa tierra. Los dolores ya habían quedado atrás, o eso creía porque al bajarme en Cádiz se produjo en mí un dolor más intenso y al que no estoy nada acostumbrado. Resulta que salí de la estación y nada más atravesar la puerta, el Sol gaditano me hirió los ojos con tal fuerza que tuve que dejar las maletas en el suelo y darle la espalda, respirar hondo, sentir por primera vez intensamente su calor y su humedad, y entonces me llegó con la brisa el olor de mar y de sal que tanto anhelaba y sonreí. Cogí las maletas de nuevo decidido y acepté la herida de mis ojos como una revelación, como un Saulo derribado de su caballo y cegado por la Respuesta. Bajé a la Plaza de Sevilla, contemplé la Aduana y el Muelle, y torcí en dirección a la calle San Francisco donde me paré a contemplar otra plaza, la Plaza de San Agustín. Dejé las maletas en el hotel y al instante volví a bajar desandando el camino y aquel fue el comienzo de mi peregrinaje por una ciudad que me ha enamorado y vencido. La fuente de las Tortugas y la Alameda, después el Parque Genovés y la Candelaria, con el mar siempre a mi lado para terminar en La Caleta y contemplar aquel árbol milenario junto a la placa homenaje a Don Carlos Cano. De ahí subí a la Plaza de San Antonio pasando por el Teatro Falla. Buscaba la Calle Ancha y por ella me perdí hasta acabar de nuevo en la Plaza San Francisco, mi punto de partida, donde al volver a bajar del hotel para reanudar el camino me dí de bruces con una librería en la que se destilaba el viejo sabor de tantos y tantos libros antiguos que eran un deleite para los ojos y el tacto. No pude resistirme y con la excusa de que a mi padre le interesan mucho esas cosas adquirí en mi primera visita la cuidada réplica a una edición de 1890 cuyo título ya lo dice todo: “El libro de las Adivinanzas. O sea La Buena Ventura y también los secretillos del corazón, tunanterías ocultas, macandaes y otras cosuelas, adivinadas por la gitana Azucena. Seguida por un apéndice utilísimo al bello sexo, pues entre otras cosas barbianas, se encuentra el Arte de Atrapar Marido escrito por el mismísimo Mengue.” También conseguí por un euro mi más preciada joya en aquella expedición: “Ignacio Aldecoa: Tres cuentos inéditos y un prólogo de Josefina Aldecoa.” Después un conjunto de doce láminas de portadas del Blanco y Negro de principios de siglo, y por último una edición de octubre de 1941 de la Real Academia Española titulada “El lenguaje en la escuela. Grado preparatorio.” bastante curiosa e interesante. Al día siguiente volví y me quedé con las ganas de llevarme un ejemplar antiguo de “La Historia de Cádiz”, pero me pedían dieciocho euros y por ese precio me podía llevar otras cinco o seis maravillas así que me conformé con un libro de relatos cortos titulado “Con Cádiz como fondo”, un librito de “Mariquita Cocinera” llamado “200 platos y salsas sabrosas y económicas” cuya edición debe ser de los años setenta o sesenta, pero el original y por tanto las recetas corresponden a los años cuarenta, y para finalizar dos pequeños retablos a los que no pude resistirme: “Las profanaciones de Ambroise Bierce” y “Los maquiavelismos de Maquiavelo”

Releo lo escrito y me pregunto si de verdad merece la pena recrear un instante pasado por muy significativo o importante que sea. Quiero decir que esta mirada que estoy relatando ya sucedió y recordarla me resulta insuficiente e innecesario. Y sin embargo ¿cómo sentir pasado lo presente? ¿Cómo no dejarse arrastrar por el más preciado don que dispone el Hombre, es decir la Imaginación?

He cerrado los ojos, veo tu playa. Presente. Pero no sólo te veo sino que sigo ahí recorriendo tus calles, bebiendo de ellas la Vida y el Tiempo, sintiendo que tal vez sea posible el ser sin estar, como un fantasma perdido, ahora en la Plaza de la Mina, y bajar a la Plaza de España y perderme un buen rato dando vueltas hasta encontrar el Mentidero, y más tarde la Plaza de las Flores y finalmente por ejemplo el Mercado y la Catedral... ¿qué más da? Son tantos lugares y los que me quedan por conocer que imagino y siento dentro de mí el misterio de una pasión revelada y a la que intuyo compañera el resto de mi vida. He cerrado los ojos y escucho a Cádiz hablarme del sueño en que he transformado al destino. Mi sueño y mi destino. Un nuevo comienzo al que inevitablemente he de volver.

He cerrado los ojos. Mi corazón contigo se queda. Ahí te lo mando con las mareas hasta que enciendas tu plata fina y entonces, Amor, iré enseguida contigo a recobrarlo.

Regreso a mi origen (ayer mi padre me emocionó al contarme que le recordaba a su padre, mi abuelo al que no conocí, al oírme hablar con tanta pasión y felicidad sobre Cádiz) y quién sabe si incluso aun puedo regresar al tiempo colonial y zarpar a La Habana y fundirme en el mestizaje y aprender que la Historia de una Ciudad es la historia de la vida de sus habitantes, pero no una historia pasada sino presente y futura, no una historia condenada a mostrar sus monumentos y estatuas como algo muerto y perdido sino todo lo contrario. Y añoro especialmente la conversación que mantuve con aquella pareja de ancianos en su comercio (una humilde panadería en la esquina de unas callejuelas “históricas”) y donde durante quince minutos aprendí mucho más de lo que hubiera aprendido en horas y horas de estudio en los libros. Lástima que me entrara prisa y no fuera capaz de controlar mi ímpetu y deseo de seguir recorriendo esas calles y no me quedara más tiempo escuchando las historias que tan amable y emocionadamente compartíamos. Y hace poco he escuchado por primera vez la maravillosa canción “Curro Agujetas” y esa voz encantada de Pasión Vega casi me hace llorar de emoción al ser consciente de que esos ancianos podrían ser un día perfectamente los protagonistas de la canción que en su estribillo dice lo siguiente:

¿Dónde vas, viejo majareta?
-va y le grita su Enriqueta desde arriba del balcón-
“Yo me voy pá la Caleta
con mi gorra y mi bastón,
que aunque pierda la chaveta
tú sabes bien Enriqueta...
que siempre he sido un señor.”

La Historia de sus gentes, cada barrio, cada patio, cada plaza, y siempre el mar.

Una tarde como otra a Curro el del Corralón
como el humo del tabaco la vida se le escapó.
Ningún libro de la Historia por asomo lo nombró
pero en su barrio a Agujetas, se recuerda y se respeta
por su inmenso corazón.

¿Dónde estás, viejo majareta?
-hoy le llora su Enriqueta desde abajo del balcón-
Él se fue pá la Caleta
con su gorra y su bastón,
Don Francisco el Agujetas
sin corbata y sin chaqueta...
fue más que nadie un señor.”

He cerrado los ojos, veo tu playa. Curro el Agujetas se fuma un cigarrito en la Caleta, con su gorra y su bastón, y yo me siento a su lado a imaginar no lo que sus ojos ven sino lo que su corazón recuerda y que siempre ha permanecido presente en su mirada.

He cerrado los ojos. Ojalá que el día de mañana pueda volver a abrirlos y con mi gorra y mi bastón me fume un cigarrito en la Caleta y ante mí pase toda la Vida que en esta impaciente juventud siento que se me escapa inútilmente sin poder hacer nada para impedir su erosión y desgaste.

Regreso. Feliz y cansado me sumerjo en la rutina, acepto que deberán pasar meses para un nuevo reencuentro y sonrío al hacer recuento de todos los lugares a los que debo igualmente regresar algún día. En cada uno de ellos he dejado algo que debo recuperar, pero de momento sólo en Cádiz dejé mi corazón. Lo sentí al alejarme de ella y contemplar por la ventanilla del tren la lenta despedida de su luz y su mar. Me puse música (Niña Pastori y su Cádiz, nuestro Cádiz) y en Jerez de la Frontera la Belleza se quiso sentar a mi lado en forma de mujer de veintipocos años cuya mirada se me clavó como esperanza de libertad. Y al hablar con ella y escuchar su voz y contemplar su sonrisa y conocerla, entonces comprendí que efectivamente había dejado mi corazón en Cádiz, y ya sin palabras cerré los ojos para afirmarlo otra vez:

”Mi corazón contigo se queda,
ahí te lo mando, con las mareas,
en cuanto enciendas tu plata fina
ay, amor mío, iré enseguida.”

Nos bajamos los dos en Santa Justa, Sevilla, y allí nos despedimos. No olvidaré su mirada interrogante en la parada del autobús próximo a salir. Apuré el cigarrillo y busqué en el panel de información el andén correspondiente a mi próximo destino: estación de Atocha, Madrid, y ahora que han pasado los días y las noches necesarias buscando a Cádiz y regresando a Andalucía, Pasión Vega me facilita renovar esperanzas y darle la bienvenida a nuevos sueños “flacos de amores”.

“Pero la suerte fue amable, al menos por una vez,
y quiso un día sentarme, misma hora, misma tarde,
mismo vagón, mismo tren, mismas ganas de abrazarte...

Mil estaciones pasaron y no quisimos bajar
aun sabiendo de antemano que el trayecto es limitado
y el tren tiene que parar pues más tarde o más temprano
hay que asumir el final.”

(...)

“Tu billete era de ida, sé que no regresarás,
tu mirada lo advertía en aquella despedida
como en otro tiempo atrás al cruzarse con la mía...
qué cruel casualidad.”

Asumo el final.

Regreso.

He cerrado los ojos. Veo tu playa."



+

Saludetes,

[simplemeteyo]

Te he echado de menos Cronopio...

[Layma]

Una mirada a partir de un poema, de varios poemas de hecho que hace ya años se instalaron en mi cabeza para no abandonarme. Me he mirado tantas veces a través de Anne Sexton y de su "Deseando morir"que a veces la escucho recitándome al oído :...y el amor, cualquiera que haya sido, como una infección...

Este es un fragmento de otro de sus (para mi) reveladores poemas:

KIND SIR

Kind sir: Lost and of your same kind
I have turned around twice with my eyes sealed
and the woods were white and my night mind
saw such strange happenings, untold and unreal.
And opening my eyes, I am afraid of course
to look -- this inward look that society scorns --
Still I search in these woods and find nothing worse
than myself, caught between the grapes and the thorns.

Traducción:

AMABLE SEÑOR:

Amable señor: perdida y de su misma naturaleza,
he dado dos vueltas, con los ojos bien cerrados,
y los bosques eran blancos y mi mente nocturna
vio cosas tan extrañas, innombradas, irreales.
Y al abrir los ojos, me da miedo mirar
(con esta mirada interior que tanto desprecia la sociedad).
Aun así, busco en estos bosques y no encuentro nada peor
que mi imagen, atrapada entre la uvas y las zarzas.

-Amable señor, mi contrario, ese que tengo enfrente y que no me deja perderme, a pesar de dar vueltas y vueltas, de girar y volver a resurgir de mi misma. Y es que vivir es eso, y duele, duele mucho. En la oscuridad de mi mente, de lo invisible, lo que no se nombra, pero que está dentro de cada uno de nosotros. En nuestra vanidad y nuestras ganas de sobresalir, en los momentos en los que se necesita reconocimiento y los que se necesita desaparecer... Hay veces en los que veo cosas extrañas, como esta mañana al despertar, como al despetar tantas mañanas. Y es que cuando despertamos volvemos a nacer otro día, y otro, y cada día vivimos una vida, si tenemos suerte podemos hasta sentirla como nuestra, propia, controlada, sino, vamos a la deriva... Como esta mañana al despertar. Mi vida no era la mía, me sentí otra de nuevo, pero no me cogió por sorpresa, esta vez no, casi caigo en la trampa que yo misma me tendía, pero no. Unas horas de caída al pozo de los deseos, llamadas de auxilio para encontrar la salvación, pero no, no la hay y nadie puede rescatarme. Ni si quiera tú que te empeñas en ello. Porque mi imágen siempre estará atrapada, no entre uvas y zarzas, pero si en tus ojos, si en ese espejo.-

[brujita_alc]

Una mirada al mundo que me rodea... no es nada personal hacia nadie a pesar del tono del escrito pero bueno, cada cual q se lo tome como le venga en gana. Ya sabéis, el que se pica...


El Amor es la energía que mueve el mundo.
Digo esto y me quedo tan ancha, imaginando las sonrisas de los lectores, sus caras de espanto, sus "pobrecita, no sabe lo que es la vida".
Imagino lo que imagináis muchos de vosotros, todos aquellos que demonizais frases manidas como "te amo" o "te echo de menos", aquellos que os consideráis valientes, duros y arriesgados por afirmar que nunca habéis amado y no os sentís capaces de hacerlo. Bonitas máscaras las vuestras, os admiro, yo tb las uso a veces.
El Amor... ¿cómo ha podido algo tan bello y vital caer en la maldición del marginado? ¿Por qué ese rechazo?
Hoy, amar está mal visto, es síntoma de debilidad, oponerse a ello y mostrar rechazo a ese "bajo sentimiento" es de héroes y privilegiados que se pueden permitir vivir sin el Amor, porq Ellos (tan estupendos) estan por encima de él.
Yo prefiero dejarme llevar y sentir mi vida, sentir el Amor que la mueve en todo lo que hago. Y si hay dolor, cargar con él, con ese contrario que todo placer ha de llevar del brazo. No es fortaleza, ni debilidad, es y punto. No podemos aislarnos al vacío como si fuéramos carne cruda en una fiambrera. Por mucho que queramos y nos empeñemos en ello. No me lo creo... Pero si queréis, seguiré poniendo cara de asombro cuando me digáis que nunca habéis amado. Y sabiendo que me vais a mirar mal, lo confieso: yo amo.
¿Quién es el atrevido ahora?


Rak

[El Crawly]

Entoavia no creia tener nada q escribir aki, hasta hoy...


Mas de un año

Mas de un año de un gris sucio, manchado de grasa. De ruido, ruido q no deja ni sikiera hablar, q no te deja oirte cantar. De un olor q se te pega a la piel y no te suelta, q se mete por tu nariz hasta q tu cuerpo se acostumbra a el. De caras apagadas, en las q parece q la vida q se suele reflejar en los ojos de las personas las haya abandonado, q esten esperando al otro aldo de la verja, pintada tambien de gris, como el cielo.
De ropa manchada, de cansancio, de aguantar, de espera, de miradas al reloj

Mas de un año en un curro q no me da nada de lo q busco

Y hoy, el dia en q me despido, el dia en q mi vida cambia radicalmente de rumbo, distingo, a traves de una ventana, una flor

Una flor q ilumina, q emana una vida casi antinatural entre toda esa industrializada porkeria

Una flor q me felicita, q celebra mi decision

Ole

[AIDA_cantasaetas]

Enhorabuena, Crawly, seguro que has hecho lo mejor :*

[brujita_alc]

Hay una diferencia básica entre la masturbación física y la intelectual. La primera te ayuda a conciliar el sueño, la segunda, más bien te lo quita. Hay q ver la de estupideces que se me ocurren cuando segrego demasiadas hormonas masculinas...


Anoche el insomnio me trajo a la memoria aquel cuento de Andersen conocido como "El traje nuevo del emperador". Para el que no lo conozca, lo resumiré brevemente.
"Existió hace mucho tiempo un emperador muy rico que era muy aficionado a los trajes de exquisitas telas y abalorios (un fashion victim de la época para q me entendáis). Llegó un día a la corte un sastre que aseguraba que sus telas eran las más bellas y exclusivas del mundo pero poseían una característica muy especial: eran invisibles a los ojos de los incompetentes y los desmesuradamente estúpidos. El emperador ante esta sentencia y a pesar de no ver aquellas telas afirmaba que las podía ver y apreciar, creyendose así las mentiras que el sastre, con su retórica adornada y su filosofía barata, le había hecho creer. No quería pasar ni por estúpido ni como no válido para su cargo. Como el emperador, reaccionó todo el mundo hasta que en una presentación en sociedad la voz de la inocencia tomó forma de niño y se atrevió a afirmar lo que todo el mundo podía ver: "¡pero si está desnudo!". "

Una situación similar sucede con el admirado y su admirador. Podría decirse que el admirador encuentra en el admirado lo que cree haber estado buscando hasta el punto de que cualquier afirmación disfrazada de verdad absoluta pronunciada por el admirado se convierte en parte de la biblia particular del admirador. El admirador siente la necesidad de poseer las cualidades que admira en su admirado y llega al punto de perseguirlo, idolatrarlo y difuminar su verdadero ser, convenciendose de que Él posee la Verdad. Para expresarlo de una manera algo repugnante y más gráfica, el admirador desearía poder beberse los jugos cerebrales de su admirado para llenarse de él, para poseer sus conocimientos e ideales. Por supuesto, el admirador siempre apoyará cualquier idea surgida del admirado por muy rebuscada que sea, incomprensible o improbable. Recordemos que el admirador tiene fe ciega en el admirado y no cuestiona sus teorías, aunque no tengan una base sólida que las de por válidas y aunque existan otras paralelas e igualmente válidas. El admirador no necesita pruebas de que las teorías de su admirado son las definitivas y las que le dan las respuestas que ansía, las demás simplemente, las desprecia. Las palabras del admirado se convierten en la religión del admirador, basada en la ciega fe y el enamoramiento frustrado. Además, el admirador teme ser considerado estúpido por su admirado en caso de que le demuestre que no entiende sus ideas o que no las comparte. Por eso siempre verá las invisibles e inexistentes telas que lo cubren, aunque en realidad no haya nada.
Si el admirado dice que el cielo es de color verde el admirador creerá con firmeza que así es. Aunque luego venga un niño inocente y le diga: "Pero si es azul".


Rak