Los genios del Politécnico
Ellos mismos lo dicen, son la elite de España, la caña de España, lo que más pega, la mancha bonita de la gran mierda. El último caso ha sido hoy, ciertamente después de casi cinco años en la Universidad Politécnica de Valencia, te cuesta dudar que el hombre realmente a lo que se tendría que dedicar toda su puta vida es a reconocer su idiotez, quemar vivos a las futuras generaciones y extinguirse, y dejarse de mamonadas de respeto, países, sociedad, conocimiento, educación y creaciones similares que se ha ido inventado por vergüenza a reconocer lo que en verdad somos, gilipollas perdidos y en algunos casos cabrones.
El que lo reconoce, ya tiene eso ganado, por lo menos se jartá de reír del vecino que se quiere hacer el culto, del otro que se quiere hacer el simpático o el de más allá que intenta quedar como el machote que marca territorio… Los del politécnico – salvo honrosas excepciones - les da por ir de genios, están en su derecho, y yo en el mío de acordarme de todos ellos. Sobretodo cuando en una asignatura esos profesores que en algunos casos van con el cartel de “premio-Nobel, no me toques” programan un examen el mismo día, a la misma hora que un concierto de hip-hop que tiene lugar en el edificio donde se realiza el examen. Y no es qué a uno le fastidie no poder asistir al “maravilloso” “concierto”, más bien era de los que tenía que hacer el examen y cuando te encuentras en medio de todo aquel esperpento, cambios fallidos de clase a última hora, música a todo volumen, un imbécil vestido de… imbécil haciendo el… imbécil, que acompañaban otros ineptos que aplaudían al finalizar cada ¿canción?, ves la cara de las profesoras que iban de viaje a Estocolmo, la cara de falsa indignación de una que esta metida en la delegación de alumnos y la cara de embobaos del resto de presentes al examen y solo te quedan fuerzas mientras lanzas una sonrisa irónica al limbo de cagarse en la puta que parió al Politécnico y de paso al gobierno de Camps que aunque no tiene la culpa, nunca esta de más hacerlo.
El momento cumbre llegaba cada vez que se abría la puerta, ruido cien por cien nítido, el orgasmo solo ha llegado en el momento en que el imbécil que ¿cantaba? – no, mejor dejémoslo en que hacía el… imbécil – ha comenzado a berrear como si llamara a una cabra del monte mientras otro de sus amiguitos bociferaba: “todos conmigo!!! ARDEEEE VALENCIA!!! ARDE VALENCIA!!! Hijosdeputa!!! Hijosdeputa!!! Hijos hijos hijos de pu pu pu puta!!!” claro ahí te preguntas que consideran los genios del Politécnico como actividad cultural… quien ha sido el cabecilla que ha programado tal horrendo acto, que seguro que es un maestro de los genios, y sobretodo al final te preguntas para qué diablos haces caso a unos gilipollas.
A esa última pregunta, le encuentras respuesta, “eres un gilipollas también chaval, no te engañes” y sigues con el examen y tu vida girando.
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