SEPTIEMBRE...
Posted: 16 Sep 2006, 23:08
Septiembre significaba el fin de muchas cosas. Los años podían medirse partiendo de fechas diferentes a las establecidas. Septiembre podía ser un excelente punto de partida. Un perfecto epitafio. Los seres humanos jugaban al póquer sin tener ni puta idea de las reglas del juego, y es que la muerte, y sólo ella, era quien tenía las cartas marcadas. Septiembre y la muerte bailaban juntos en una orgía de colores pastel y crispación climática.
Septiembre podía ser sinónimo de renovación, hojas secas por todas partes y viento fresco resucitando cualquier expectativa de realización personal. Septiembre podía ser una mamada dulce en el rincón más oculto del parque, o un polvo majestuoso en la habitación del motel a las afueras. Septiembre implicaba desengaños, porque vivir era desvivirse y darse de cabeza contra los muros de la realidad.
Septiembre era un almanaque sucio en el que ir poniendo cruces a los que ya se fueron aun sin haber muerto. A los que, simplemente, desaparecieron en una bruma de noches extrañas y abrazos de aire. Septiembre era un mes jodido y bello en su decadencia. Casi podías ver las variaciones de luz, del cálido al frío, de la agobiante presencia del verano a nuevos episodios de oxígeno libre en las tardes agonizantes. Septiembre y tú entonabais siniestras melodías en el ocaso de mis cojones.
Septiembre era una descarga de adrenalina al odiarte por no estar ahí, al echarte de menos sin haberte conocido de verdad. Septiembre era una puta vieja sintiendo la muerte de sus células divertidas. Un niño asustado por el regreso al colegio. Un viejo presintiendo la llegada de la muerte con una sonrisa cínica estampada en los labios. Tú y yo éramos septiembre en estado puro.
Porque septiembre era capaz de resumir el desconcierto y la total ausencia de sentido de nuestras pequeñas existencias. Septiembre era lo contrario que nos enseñaron en la escuela. No había nadie en quien poder confiar en ese mes de paso. No había energía que seguir utilizando en los más extraños propósitos. Nada que hacer, pues, en septiembre, el mes de los opuestos tomando el poder, haciéndose con la respuesta a nuestra angustia.
Septiembre podía ser sinónimo de renovación, hojas secas por todas partes y viento fresco resucitando cualquier expectativa de realización personal. Septiembre podía ser una mamada dulce en el rincón más oculto del parque, o un polvo majestuoso en la habitación del motel a las afueras. Septiembre implicaba desengaños, porque vivir era desvivirse y darse de cabeza contra los muros de la realidad.
Septiembre era un almanaque sucio en el que ir poniendo cruces a los que ya se fueron aun sin haber muerto. A los que, simplemente, desaparecieron en una bruma de noches extrañas y abrazos de aire. Septiembre era un mes jodido y bello en su decadencia. Casi podías ver las variaciones de luz, del cálido al frío, de la agobiante presencia del verano a nuevos episodios de oxígeno libre en las tardes agonizantes. Septiembre y tú entonabais siniestras melodías en el ocaso de mis cojones.
Septiembre era una descarga de adrenalina al odiarte por no estar ahí, al echarte de menos sin haberte conocido de verdad. Septiembre era una puta vieja sintiendo la muerte de sus células divertidas. Un niño asustado por el regreso al colegio. Un viejo presintiendo la llegada de la muerte con una sonrisa cínica estampada en los labios. Tú y yo éramos septiembre en estado puro.
Porque septiembre era capaz de resumir el desconcierto y la total ausencia de sentido de nuestras pequeñas existencias. Septiembre era lo contrario que nos enseñaron en la escuela. No había nadie en quien poder confiar en ese mes de paso. No había energía que seguir utilizando en los más extraños propósitos. Nada que hacer, pues, en septiembre, el mes de los opuestos tomando el poder, haciéndose con la respuesta a nuestra angustia.