Wele, pues dejando de lado a energúmenos tocahuevos, tengo que decir que yo claro que me creo las historias que contáis, y aemás os digo ole vuestros webos, hace falta más gente así por el mundo. Anda que si los maderos fueran gente como vosotros, iba a pasar lo que le pasó al hermano de Kenya, sí por los cojones.
Weno, yo lo más que he hecho, la verdad, viendo el percal, es una cosa de niños. Amos, que de heroico no tiene ná, pero es lo más cercano que he estado de salvar la vida a alguien, jejeje. El verano de 2001 estaba yo en un pueblecito de Irlanda, currando de monitora. A esto que a una de mis niñas le dieron unos dolores muy intensos en la tripa, nu se sabía si era de un atracón por comer chucherías, o qué. El caso es que la llevamos (otra monitora y yo) a urgencias. Llegamos a las 10 de la noche y la atendieron a eso de las 2 de la mañana.
A esto tengo que decir el estado lamentable de la sanidad en Irlanda: urgencias consiste en una sala con camas separadas por cortinas. En nuestro trocito, vi de todo, desde sangre hasta gomas, guantes y agujas tiradas por el suelo. A la niña le intentaron sacar sangre 8 o 9 veces, la pobre estaba desquiciada de tanto pinchazo. Al final le sacaron tres gotas del tobillo, cualquiera diría que estaba muerta, o así. Vamos, penoso.
A las cuatro de la mañana más o menos dijeron que probablemente era apendicitis y que la ingresaban. Como ya no había sitio en el ala de mujeres, la metieron en la de hombres. En España nos quejamos si nos toca compartir habitación, pero es que aquello era horrible. Entrar a las cuatro de la mañana por una sala a oscuras, con unas treinta camas de hombres tosiendo, echando flemas, etc, con una niña en silla de ruedas, es que a mí se me encogió el corazón. Se me hacía bastante difícil disimular mi preocupación y hacer bromas para que se animara, pero bastante, bastante difícil.
Weno, abrevio: al día siguiente a las 7 de la mañana estaba yo despertando a media España. Si había posibilidad, yo quería llevármela en el primer avión para que la operaran en España, porque yo veía ese percal y se me caía el alma a los pies. A esto vino el doctor y dijo que era apendicitis muy aguda y que había que operarla YA. Así que tras pedir la autorización de sus papis, finalmente la operaron. La cosa fue bien, la verdad, aunque anduvimos como locas, pasando todos los días y todas las noches en el hospital. Pero tuvo final feliz!!