El polvo blanco.
El polvo blanco.
pues nada que leí esto en la revista esa que viene con el mundo, y me pareció por lo menos interesante.
Confesiones de una cocainómana
“Elena” es una joven adicta a la cocaína que ha decidido contar su descenso a los infiernos. Comenzó a esnifar siendo casi una niña y ahora lucha por dejarlo en una clínica especializada. Su confesión derriba los mitos de una droga “bien vista” que arrasa. El consumo se ha duplicado en 10 años y los escolares españoles son los que más la toman en toda Europa.
por José Manuel Bustamante/ fotografía de Álvaro Villarrubia
El primer "rulo"
"La probé con 13 años"
"No comencé en esto como cualquier otro joven, pillando un gramito entre varios. La primera vez la probé con una pareja de amigos mayores que ya eran cocainómanos, y consumíamos directamente al menos cinco gramos, una cantidad muy elevada. Hay personas que son adictas durante años y no toman más de un gramo diario. Yo tenía ?3 años, debía estar a las ?? en casa y llegaba siempre superpedo. Aparentemente hacía la vida normal para una chica de esa edad, pero la nieve ya me había atrapado. Hay dos maneras de estar enganchado a la cocaína. La puedes tomar con alcohol, bebes mucho y te pones rulos para contrarrestar la borrachera. Pero a mí me gustaba justo lo contrario, yo bebía para bajar el subidón de la cocaína. Bebía porque consumía cocaína, no consumía por beber. Como también por esa época empecé a trabajar por la noche en discotecas, en cuestión de tres horas me podía acabar una botella de whisky, de ron o lo que fuera. Luego otra, y otra… En realidad, me convertí en lo que los médicos llaman una politoxicómana: porros, pastillas, mucho alcohol… Pero tan sólo he desarrollado dependencia a la cocaína.
A diferencia de mucha gente que he conocido, no he tenido nunca ningún problema familiar. Mis padres llevan juntos toda la vida, tienen los dos buenos puestos de trabajo, no me ha faltado nunca de nada, ni en lo material ni en lo afectivo. Probé la cocaína llevada por la curiosidad. Y luego vino lo demás. Lo que peor manejaba eran las mentiras en casa. Quería dejar los estudios a los 16 años, pero mis padres me obligaron a seguir y llegué hasta la universidad. Entonces me fui de casa, dejé las aulas y trabajaba por la noche. Pero mis padres me obligaron a tener una base cultural, a Dios gracias…
Era todavía una adolescente, había dejado la casa de mis padres y llevaba una vida de locos. Inmersa por completo en el mundo de la cocaína, apagaba el teléfono de la casa que compartía con mi pareja de entonces y desaparecía todo el día. Nunca decía a nadie dónde estaba. Mi madre me llamaba continuamente para saber cómo me encontraba. Siempre me decía lo mismo: "Vente a casa. Me da igual que estés pedo. Sé que lo estás ahora, pero por lo menos no apagues el teléfono…". Pero a mí no me preocupaba nada la familia. Tengo hermanos, y en esa época también perdí el contacto con ellos.
Cuando reflexiono sobre lo que viví esos días, meses y años, llego a la conclusión de que estaba anulada de sentimientos. Me di cuenta de la gravedad de mi situación cuando me quedé embarazada. Creía que controlaba mi adicción, pero no era así. Me seguía poniendo, en contra de mi voluntad. No era capaz de parar, ni tan siquiera por mi hijo. Y eso que mis padres nunca me han regañado, siempre han querido razonar conmigo, explicarme en qué infierno me estaba metiendo. A ellos les ha costado muchísimo entender que tienen una hija cocainónama. Que lo que padezco es una enfermedad, una dependencia.
En el laberinto blanco
"El polvo se aloja en el departamento del placer"
Empiezas jugando con las drogas, por curiosidad o por hacer algo los fines de semana. Yo pensaba en todo momento que lo controlaba, pero te vas metiendo y metiendo… La cocaína crea muchísima dependencia, cuando te quieres dar cuenta ya no lo puedes dejar. Me he tirado ocho largos años consumiendo, creyendo que podría parar cuando quisiera. Pero no pude hacerlo. La verdad es que te lo pasas bien y te encanta. Si quiero dejarlo ahora es porque pongo mi vida en una balanza y veo que pierdo muchas más cosas de las que gano. Recuerdo una de las encerronas, como llamamos a desconectar por completo del mundo exterior y centrarnos sólo en consumir. Te puedes encerrar dos días enteros en tu casa, o en un hotel. Lo decides después de haber tomado un par de copas y deseas ponerte sólo de perico. Las primeras veces lo haces en compañía, pero luego te empieza a dar vergüenza y te vuelves muy egoísta. Te vas aislando de todo. Al final eres tú y la coca. Ya no quieres amigos, y ya no tienes familia.
Allí, en el aislamiento absoluto de la habitación de un hotel, sin que nadie que me conociera supiera dónde me encontraba, cada vez que me metía una raya era consciente de todo lo que estaba perdiendo, pero he de reconocer que me sentía súper bien. Pero eso era sólo al principio, cuando la droga te hace creer que te relacionas mejor con la gente, por eso muchos consumen. El sexo te empieza a gustar si estás enganchado, aunque luego a la larga no funcionas. Es una cuestión que afecta más a la cabeza, pero luego físicamente no puedes responder en la cama.
Sola, perdida en la habitación del hotel, sentía que la droga me hacía feliz, ¿sabes? Por eso cuesta tanto dejarla. El polvo blanco se estaba metiendo poco a poco en una parte del cerebro que yo llamo departamento del placer, que es donde tú metes el comer, tener sexo cuando te apetece, todos los placeres…
Es muy difícil olvidarte de la coca, porque cuando tienes hambre comes, cuando quieres sexo lo buscas con tu pareja. Es agotador luchar contra ella, es una guerra continua. Aunque dejes de consumir, la droga va a estar siempre en ese departamento, durante toda tu vida…
Tras dos días de encerrona, estaba agotada y quería dejarlo, pero a la tercera jornada me iba de nuevo a pillar. Uno de los grandes mitos que se han creado en torno a esta sustancia es que muchos creen que está rodeada de glamour. En los últimos tiempos, yo acudía a comprarla al poblado de Las Barranquillas, en un suburbio de Madrid, que se ha convertido en el mayor supermercado de droga de Europa. Allí puedes conseguir una micra, la décima parte de un gramo, por cinco euros. La cocaína ha bajado de precio, mientras que la heroína ha subido. El gramo cuesta en la calle 60 euros, la mitad que hace ?0 años. En España es barata y muy buena, puede llegar al 60% de pureza.
Comparado con las fiestas donde la gente cree que la coca corre a raudales, Las Barranquillas es un submundo indescriptible. Por supuesto que de atractivo no tiene nada… Las ratas se cruzan en tu camino cuando te diriges a la chabola del traficante. Allí te espera rodeado de sus criados, los machacas que a un gesto de sus jefes pueden darte una paliza o un tiro… Allí he visto a un yonqui muerto de sobredosis, entre una miserable chabola y un lujoso BMW. Yo, esquelética y demacrada, era uno más de los 5.000 zombis que nos reuníamos cada día en ese poblado miserable.
En España se consume muchísimo. Los chavales jovencitos van con sus cochazos preparados a Las Barranquillas, mirando a la gente por encima del hombro. Y unas semanas después ya no tienen ni coche, se han empeñado tanto que van a pillar la droga andando, pidiendo dinero a los conductores, vendiendo hasta el DVD de su casa. Trabajando en discotecas llegue a conocer a muchísima gente. En ese mundillo, sobre todo al principio, te llevas con todos muy bien y luego, a la hora de la verdad, no te quiere nadie. Bueno, sí, te quieren para drogarte, para estar con ellos, pero si tienes un problema no puedes contar con esa gente. Es un mundo falso porque te lo hacen ver así, no porque las personas sean malas. Igual que me hacen alguna jugada a mí, yo se la hago al otro. Si alguna persona de la noche me confesaba que tenía un problema, decidía no ayudarla porque no le tenía aprecio, aunque estuviera con ella todos los fines de semana.
En las peores rachas, era capaz de gastarme el equivalente a 6.000 euros al mes, aunque había quien se gastaba hasta 9.000. Esto es habitual entre los que se enganchan. Hay ejecutivos que se endeudan y terminan arruinándose. Aunque como siempre he estado rodeada de gente que vendía, no necesitaba ese dinero. Solía consumir un par de gramos al día, y los fines de semana el enganche era compulsivo, 10 gramos en tres días. A veces sí que necesitaba el dinero, y entonces robas a tus padres, robas a quien puedas, mientes. Los cocainómanos somos unos grandes manipuladores, porque como no tenemos sentimientos… El dinero se va muy fácil.
El peor momento llega cuando ya no te hace efecto. El subidón es muy fuerte, pero también fugaz. Puedes pasarte tres días consumiendo sin comer ni dormir. La droga te mantiene despierto, pero no sientes nada más que desesperación. Y no tardan en llegar las alucinaciones. Puedes estar encerrada en tu casa, con las persianas bajadas, y creer que de pronto quieren irrumpir por las ventanas personas persiguiéndote con cámaras para ver cómo te drogas. Últimamente ya no obtenía placer, no te lo pasas bien. Te empiezas a volver loca. Ves sombras, oyes voces, estás llena de calambres. Experimentas manías persecutorias, piensas que tus amigos están hablando de ti a tus espaldas, que tu propia familia va en contra de ti. Vives en tu mundo, encerrado en él… Uno de mis conocidos llegó a ver a grupos de policías, con el uniforme de los geos, haciendo rápel por su edificio para sorprenderle… Algo absurdo, pero que nosotros en ese momento creemos que es completamente real.
¿El fin del túnel?
"Me encantará toda la vida… Tengo miedo"
Llevo ya tres meses en esta clínica y mañana es mi último día. Necesitaba estar un tiempo encerrada en un sitio así, sin poder salir a la calle, y pasar el mono. El periodo de deshabituación de la cocaína se sufre a nivel psicológico, más que físico. Nadie puede imaginarse con qué fuerza te apetece probarla de nuevo.
Una vez pasados los primeros días, que son durísimos, empiezas a salir los fines de semana. Vas feliz a reencontrarte con tu familia, en mi caso también con mi hijo. Y te das cuenta de lo mal que lo han pasado, del tremendo daño que he ocasionado a mis padres y que antes era absolutamente incapaz de percibir y comprender. No veía nada más que a mí misma.
Pensaba que la gente anormal era la de fuera, que todos eran unos aburridos. ¡Nos pintamos tan bonito ese mundo cuando estamos dentro de él, atrapados! Ahora que soy neutral, quiero tirar para otro lado. El mundo real y la vida es otra, y aunque sea jodida, te tienes que acostumbrar a enfrentarte a los problemas y no irte y desinhibirte con las drogas. Eso es la vida. A lo mejor, al final me gusta más la otra, sin preocupaciones y, aunque sin tener amigos, relacionándote con todo el mundo. Por eso me da pánico no encajar con otra gente, aburrirme.
Pero lo peor que puedes hacer es pensar que estás curado y, cuando vuelvas a la calle, pegarte un homenaje, como llamamos a los grandes consumos de perico. Soy una dependiente, y enseguida puedo volver a caer. Así que cero homenajes, cero pensar que estoy curada. Debo aprender a estar en la vida sabiendo que soy una toxicómana. La gente que nos ayuda aquí, en la clínica, nos aconseja que tengamos proyectos a corto plazo, que no hagamos grandes planes porque si no la frustración puede ser mayor. Yo creo que me diré a mí misma: "Esta semana no voy a consumir". Lo que haga a la semana siguiente ya se verá. Como comenta uno de mis compañeros de terapia, nuestro carácter no nos permite estar sentados en una terracita tomando una coca-cola. Somos demasiado impulsivos, tenemos que volver a nacer. ¿Sabré aburrirme, sabré estar sola, y encima con dinero en el bolsillo…? Y siempre con esos miedos en la cabeza, torturándote, sobre todo el de volver a defraudar a la gente que ha apostado por ti. ¿Y qué puedo pensar cuando oigo a algún paciente confesándome que aquí dentro sigue fantaseando con que se droga? En ese consumo imaginario, se ve a sí mismo echándose la coca en la pipa, fumándola (yo siempre la he esnifado), sientiendo su sabor…
Toda mi adolescencia y primeros años de juventud los he enfocado exclusivamente a la vida de la noche y las drogas.
Relacionándome sólo con un determinado tipo de gente. Y ahora tengo que cambiar mi existencia entera. Ya no toco la cocaína porque sé que se me va de las manos, pero también sé que me encantará toda la vida. Va a estar siempre en ese departamento del placer. Cuando cualquier cosa de la vida cotidiana te la recuerde, como una segunda copa, o hasta un folio blanco un poco doblado que veas al abrir un cajón, algo en ese departamento se va a encender y tu cabeza te la va a pedir inmediatamente. La verdad es que tengo mucho miedo a salir de aquí".
Agencia Antidroga de Madrid: www.madrid. org/web_agencia_antidroga. Plan Nacional sobre Drogas: www.msc/pnd/index.html
Los primeros en distribuir... y en consumir
Además de ser el principal puerto de entrada de cocaína en Europa, España se ha convertido en uno de los mercados más atractivos. Así lo confirman los datos del Observatorio Europeo de las Drogas y las Toxicomanías: el 2 % de los adultos de España y de Reino Unido reconoce haber consumido esta sustancia recientemente, cuando la media en la Unión Europea no llega al 1%. Las cifras de España son similares a las de Estados Unidos, el “líder”. El rápido aumento ha sido constante en los últimos 10 años. En ese tiempo se ha duplicado el consumo del polvo blanco. Y ya se está notando en los centros de tratamiento, donde los cocainómanos son mayoritarios. La situación, como ha reconocido la ministra de Sanidad, Elena Salgado, es especialmente preocupante entre los jóvenes. “Tenemos los mayores índices de consumo de cocaína y ‘cannabis’ en edades entre 14 y 18 años dentro de la Unión Europea”, dijo Salgado en el Congreso el pasado 17 de marzo. “El incremento de las psicosis ocasionadas por drogas entre 1993 y 2002 es del 103%, un dato preocupante... En el caso de drogas distintas al alcohol, el aumento de ingresos alcanzó el 420%”. La “coca” está presente en el 46% de las muertes relacionadas con las drogas. Otros estudios alimentan la preocupación. Pilar Saiz, profesora de Psiquiatría en la Facultad de Oviedo, ha participado en un informe sobre el uso de la “nieve” en escolares de la capital asturiana: el 6,8% de estudiantes entre 14 y 18 años la había tomado, la cifra más alta de Europa (siguen Reino Unido, con el 6%, y Holanda, con el 3,7%). “Está ganando popularidad en las escuelas”, se lee en el estudio. “Después de haberla probado, el escolar tiende a repetir”.
“Es la sustancia más adictiva que se conoce”, alerta el psiquiatra José Pérez de los Cobos, presidente de la Sociedad Española de Toxicomanías. “En España se suele tomar con alcohol. Como resultado, el organismo sintetiza una nueva sustancia, coca-etinol, más peligrosa”. Todavía se conoce poco sobre sus efectos y no hay un remedio farmacológico eficaz. “La apetencia por esta droga es muy duradera”, explica el doctor Álvaro Rivera, director de la clínica madrileña Nuestra Señora de la Paz. Por este centro pionero, dependiente de la Agencia Antidroga de Madrid, han pasado 600 adictos desde 2001. “Aunque durante años se negó, provoca un síndrome de abstinencia caracterizado por letargia, abatimiento, cambios en el estado de ánimo...”.
¿Qué la hace tan atractiva? “Se la relaciona con lo lúdico, tiene buena fama entre los consumidores y es muy funcional, por ejemplo para mantener despierto”, responde el antropólogo Joan Pallarés, coautor de un informe sobre su consumo para la Generalitat de Cataluña. Mariano, de 35 años, adicto desde los 14, resume así la fuerza de su dependencia: “No dormía, consumía en el trabajo, en casa, cada 10 minutos. Si estaba conduciendo tenía que parar el coche porque no me veía capaz de aguantar 10 minutos más sin probarla”.
Confesiones de una cocainómana
“Elena” es una joven adicta a la cocaína que ha decidido contar su descenso a los infiernos. Comenzó a esnifar siendo casi una niña y ahora lucha por dejarlo en una clínica especializada. Su confesión derriba los mitos de una droga “bien vista” que arrasa. El consumo se ha duplicado en 10 años y los escolares españoles son los que más la toman en toda Europa.
por José Manuel Bustamante/ fotografía de Álvaro Villarrubia
El primer "rulo"
"La probé con 13 años"
"No comencé en esto como cualquier otro joven, pillando un gramito entre varios. La primera vez la probé con una pareja de amigos mayores que ya eran cocainómanos, y consumíamos directamente al menos cinco gramos, una cantidad muy elevada. Hay personas que son adictas durante años y no toman más de un gramo diario. Yo tenía ?3 años, debía estar a las ?? en casa y llegaba siempre superpedo. Aparentemente hacía la vida normal para una chica de esa edad, pero la nieve ya me había atrapado. Hay dos maneras de estar enganchado a la cocaína. La puedes tomar con alcohol, bebes mucho y te pones rulos para contrarrestar la borrachera. Pero a mí me gustaba justo lo contrario, yo bebía para bajar el subidón de la cocaína. Bebía porque consumía cocaína, no consumía por beber. Como también por esa época empecé a trabajar por la noche en discotecas, en cuestión de tres horas me podía acabar una botella de whisky, de ron o lo que fuera. Luego otra, y otra… En realidad, me convertí en lo que los médicos llaman una politoxicómana: porros, pastillas, mucho alcohol… Pero tan sólo he desarrollado dependencia a la cocaína.
A diferencia de mucha gente que he conocido, no he tenido nunca ningún problema familiar. Mis padres llevan juntos toda la vida, tienen los dos buenos puestos de trabajo, no me ha faltado nunca de nada, ni en lo material ni en lo afectivo. Probé la cocaína llevada por la curiosidad. Y luego vino lo demás. Lo que peor manejaba eran las mentiras en casa. Quería dejar los estudios a los 16 años, pero mis padres me obligaron a seguir y llegué hasta la universidad. Entonces me fui de casa, dejé las aulas y trabajaba por la noche. Pero mis padres me obligaron a tener una base cultural, a Dios gracias…
Era todavía una adolescente, había dejado la casa de mis padres y llevaba una vida de locos. Inmersa por completo en el mundo de la cocaína, apagaba el teléfono de la casa que compartía con mi pareja de entonces y desaparecía todo el día. Nunca decía a nadie dónde estaba. Mi madre me llamaba continuamente para saber cómo me encontraba. Siempre me decía lo mismo: "Vente a casa. Me da igual que estés pedo. Sé que lo estás ahora, pero por lo menos no apagues el teléfono…". Pero a mí no me preocupaba nada la familia. Tengo hermanos, y en esa época también perdí el contacto con ellos.
Cuando reflexiono sobre lo que viví esos días, meses y años, llego a la conclusión de que estaba anulada de sentimientos. Me di cuenta de la gravedad de mi situación cuando me quedé embarazada. Creía que controlaba mi adicción, pero no era así. Me seguía poniendo, en contra de mi voluntad. No era capaz de parar, ni tan siquiera por mi hijo. Y eso que mis padres nunca me han regañado, siempre han querido razonar conmigo, explicarme en qué infierno me estaba metiendo. A ellos les ha costado muchísimo entender que tienen una hija cocainónama. Que lo que padezco es una enfermedad, una dependencia.
En el laberinto blanco
"El polvo se aloja en el departamento del placer"
Empiezas jugando con las drogas, por curiosidad o por hacer algo los fines de semana. Yo pensaba en todo momento que lo controlaba, pero te vas metiendo y metiendo… La cocaína crea muchísima dependencia, cuando te quieres dar cuenta ya no lo puedes dejar. Me he tirado ocho largos años consumiendo, creyendo que podría parar cuando quisiera. Pero no pude hacerlo. La verdad es que te lo pasas bien y te encanta. Si quiero dejarlo ahora es porque pongo mi vida en una balanza y veo que pierdo muchas más cosas de las que gano. Recuerdo una de las encerronas, como llamamos a desconectar por completo del mundo exterior y centrarnos sólo en consumir. Te puedes encerrar dos días enteros en tu casa, o en un hotel. Lo decides después de haber tomado un par de copas y deseas ponerte sólo de perico. Las primeras veces lo haces en compañía, pero luego te empieza a dar vergüenza y te vuelves muy egoísta. Te vas aislando de todo. Al final eres tú y la coca. Ya no quieres amigos, y ya no tienes familia.
Allí, en el aislamiento absoluto de la habitación de un hotel, sin que nadie que me conociera supiera dónde me encontraba, cada vez que me metía una raya era consciente de todo lo que estaba perdiendo, pero he de reconocer que me sentía súper bien. Pero eso era sólo al principio, cuando la droga te hace creer que te relacionas mejor con la gente, por eso muchos consumen. El sexo te empieza a gustar si estás enganchado, aunque luego a la larga no funcionas. Es una cuestión que afecta más a la cabeza, pero luego físicamente no puedes responder en la cama.
Sola, perdida en la habitación del hotel, sentía que la droga me hacía feliz, ¿sabes? Por eso cuesta tanto dejarla. El polvo blanco se estaba metiendo poco a poco en una parte del cerebro que yo llamo departamento del placer, que es donde tú metes el comer, tener sexo cuando te apetece, todos los placeres…
Es muy difícil olvidarte de la coca, porque cuando tienes hambre comes, cuando quieres sexo lo buscas con tu pareja. Es agotador luchar contra ella, es una guerra continua. Aunque dejes de consumir, la droga va a estar siempre en ese departamento, durante toda tu vida…
Tras dos días de encerrona, estaba agotada y quería dejarlo, pero a la tercera jornada me iba de nuevo a pillar. Uno de los grandes mitos que se han creado en torno a esta sustancia es que muchos creen que está rodeada de glamour. En los últimos tiempos, yo acudía a comprarla al poblado de Las Barranquillas, en un suburbio de Madrid, que se ha convertido en el mayor supermercado de droga de Europa. Allí puedes conseguir una micra, la décima parte de un gramo, por cinco euros. La cocaína ha bajado de precio, mientras que la heroína ha subido. El gramo cuesta en la calle 60 euros, la mitad que hace ?0 años. En España es barata y muy buena, puede llegar al 60% de pureza.
Comparado con las fiestas donde la gente cree que la coca corre a raudales, Las Barranquillas es un submundo indescriptible. Por supuesto que de atractivo no tiene nada… Las ratas se cruzan en tu camino cuando te diriges a la chabola del traficante. Allí te espera rodeado de sus criados, los machacas que a un gesto de sus jefes pueden darte una paliza o un tiro… Allí he visto a un yonqui muerto de sobredosis, entre una miserable chabola y un lujoso BMW. Yo, esquelética y demacrada, era uno más de los 5.000 zombis que nos reuníamos cada día en ese poblado miserable.
En España se consume muchísimo. Los chavales jovencitos van con sus cochazos preparados a Las Barranquillas, mirando a la gente por encima del hombro. Y unas semanas después ya no tienen ni coche, se han empeñado tanto que van a pillar la droga andando, pidiendo dinero a los conductores, vendiendo hasta el DVD de su casa. Trabajando en discotecas llegue a conocer a muchísima gente. En ese mundillo, sobre todo al principio, te llevas con todos muy bien y luego, a la hora de la verdad, no te quiere nadie. Bueno, sí, te quieren para drogarte, para estar con ellos, pero si tienes un problema no puedes contar con esa gente. Es un mundo falso porque te lo hacen ver así, no porque las personas sean malas. Igual que me hacen alguna jugada a mí, yo se la hago al otro. Si alguna persona de la noche me confesaba que tenía un problema, decidía no ayudarla porque no le tenía aprecio, aunque estuviera con ella todos los fines de semana.
En las peores rachas, era capaz de gastarme el equivalente a 6.000 euros al mes, aunque había quien se gastaba hasta 9.000. Esto es habitual entre los que se enganchan. Hay ejecutivos que se endeudan y terminan arruinándose. Aunque como siempre he estado rodeada de gente que vendía, no necesitaba ese dinero. Solía consumir un par de gramos al día, y los fines de semana el enganche era compulsivo, 10 gramos en tres días. A veces sí que necesitaba el dinero, y entonces robas a tus padres, robas a quien puedas, mientes. Los cocainómanos somos unos grandes manipuladores, porque como no tenemos sentimientos… El dinero se va muy fácil.
El peor momento llega cuando ya no te hace efecto. El subidón es muy fuerte, pero también fugaz. Puedes pasarte tres días consumiendo sin comer ni dormir. La droga te mantiene despierto, pero no sientes nada más que desesperación. Y no tardan en llegar las alucinaciones. Puedes estar encerrada en tu casa, con las persianas bajadas, y creer que de pronto quieren irrumpir por las ventanas personas persiguiéndote con cámaras para ver cómo te drogas. Últimamente ya no obtenía placer, no te lo pasas bien. Te empiezas a volver loca. Ves sombras, oyes voces, estás llena de calambres. Experimentas manías persecutorias, piensas que tus amigos están hablando de ti a tus espaldas, que tu propia familia va en contra de ti. Vives en tu mundo, encerrado en él… Uno de mis conocidos llegó a ver a grupos de policías, con el uniforme de los geos, haciendo rápel por su edificio para sorprenderle… Algo absurdo, pero que nosotros en ese momento creemos que es completamente real.
¿El fin del túnel?
"Me encantará toda la vida… Tengo miedo"
Llevo ya tres meses en esta clínica y mañana es mi último día. Necesitaba estar un tiempo encerrada en un sitio así, sin poder salir a la calle, y pasar el mono. El periodo de deshabituación de la cocaína se sufre a nivel psicológico, más que físico. Nadie puede imaginarse con qué fuerza te apetece probarla de nuevo.
Una vez pasados los primeros días, que son durísimos, empiezas a salir los fines de semana. Vas feliz a reencontrarte con tu familia, en mi caso también con mi hijo. Y te das cuenta de lo mal que lo han pasado, del tremendo daño que he ocasionado a mis padres y que antes era absolutamente incapaz de percibir y comprender. No veía nada más que a mí misma.
Pensaba que la gente anormal era la de fuera, que todos eran unos aburridos. ¡Nos pintamos tan bonito ese mundo cuando estamos dentro de él, atrapados! Ahora que soy neutral, quiero tirar para otro lado. El mundo real y la vida es otra, y aunque sea jodida, te tienes que acostumbrar a enfrentarte a los problemas y no irte y desinhibirte con las drogas. Eso es la vida. A lo mejor, al final me gusta más la otra, sin preocupaciones y, aunque sin tener amigos, relacionándote con todo el mundo. Por eso me da pánico no encajar con otra gente, aburrirme.
Pero lo peor que puedes hacer es pensar que estás curado y, cuando vuelvas a la calle, pegarte un homenaje, como llamamos a los grandes consumos de perico. Soy una dependiente, y enseguida puedo volver a caer. Así que cero homenajes, cero pensar que estoy curada. Debo aprender a estar en la vida sabiendo que soy una toxicómana. La gente que nos ayuda aquí, en la clínica, nos aconseja que tengamos proyectos a corto plazo, que no hagamos grandes planes porque si no la frustración puede ser mayor. Yo creo que me diré a mí misma: "Esta semana no voy a consumir". Lo que haga a la semana siguiente ya se verá. Como comenta uno de mis compañeros de terapia, nuestro carácter no nos permite estar sentados en una terracita tomando una coca-cola. Somos demasiado impulsivos, tenemos que volver a nacer. ¿Sabré aburrirme, sabré estar sola, y encima con dinero en el bolsillo…? Y siempre con esos miedos en la cabeza, torturándote, sobre todo el de volver a defraudar a la gente que ha apostado por ti. ¿Y qué puedo pensar cuando oigo a algún paciente confesándome que aquí dentro sigue fantaseando con que se droga? En ese consumo imaginario, se ve a sí mismo echándose la coca en la pipa, fumándola (yo siempre la he esnifado), sientiendo su sabor…
Toda mi adolescencia y primeros años de juventud los he enfocado exclusivamente a la vida de la noche y las drogas.
Relacionándome sólo con un determinado tipo de gente. Y ahora tengo que cambiar mi existencia entera. Ya no toco la cocaína porque sé que se me va de las manos, pero también sé que me encantará toda la vida. Va a estar siempre en ese departamento del placer. Cuando cualquier cosa de la vida cotidiana te la recuerde, como una segunda copa, o hasta un folio blanco un poco doblado que veas al abrir un cajón, algo en ese departamento se va a encender y tu cabeza te la va a pedir inmediatamente. La verdad es que tengo mucho miedo a salir de aquí".
Agencia Antidroga de Madrid: www.madrid. org/web_agencia_antidroga. Plan Nacional sobre Drogas: www.msc/pnd/index.html
Los primeros en distribuir... y en consumir
Además de ser el principal puerto de entrada de cocaína en Europa, España se ha convertido en uno de los mercados más atractivos. Así lo confirman los datos del Observatorio Europeo de las Drogas y las Toxicomanías: el 2 % de los adultos de España y de Reino Unido reconoce haber consumido esta sustancia recientemente, cuando la media en la Unión Europea no llega al 1%. Las cifras de España son similares a las de Estados Unidos, el “líder”. El rápido aumento ha sido constante en los últimos 10 años. En ese tiempo se ha duplicado el consumo del polvo blanco. Y ya se está notando en los centros de tratamiento, donde los cocainómanos son mayoritarios. La situación, como ha reconocido la ministra de Sanidad, Elena Salgado, es especialmente preocupante entre los jóvenes. “Tenemos los mayores índices de consumo de cocaína y ‘cannabis’ en edades entre 14 y 18 años dentro de la Unión Europea”, dijo Salgado en el Congreso el pasado 17 de marzo. “El incremento de las psicosis ocasionadas por drogas entre 1993 y 2002 es del 103%, un dato preocupante... En el caso de drogas distintas al alcohol, el aumento de ingresos alcanzó el 420%”. La “coca” está presente en el 46% de las muertes relacionadas con las drogas. Otros estudios alimentan la preocupación. Pilar Saiz, profesora de Psiquiatría en la Facultad de Oviedo, ha participado en un informe sobre el uso de la “nieve” en escolares de la capital asturiana: el 6,8% de estudiantes entre 14 y 18 años la había tomado, la cifra más alta de Europa (siguen Reino Unido, con el 6%, y Holanda, con el 3,7%). “Está ganando popularidad en las escuelas”, se lee en el estudio. “Después de haberla probado, el escolar tiende a repetir”.
“Es la sustancia más adictiva que se conoce”, alerta el psiquiatra José Pérez de los Cobos, presidente de la Sociedad Española de Toxicomanías. “En España se suele tomar con alcohol. Como resultado, el organismo sintetiza una nueva sustancia, coca-etinol, más peligrosa”. Todavía se conoce poco sobre sus efectos y no hay un remedio farmacológico eficaz. “La apetencia por esta droga es muy duradera”, explica el doctor Álvaro Rivera, director de la clínica madrileña Nuestra Señora de la Paz. Por este centro pionero, dependiente de la Agencia Antidroga de Madrid, han pasado 600 adictos desde 2001. “Aunque durante años se negó, provoca un síndrome de abstinencia caracterizado por letargia, abatimiento, cambios en el estado de ánimo...”.
¿Qué la hace tan atractiva? “Se la relaciona con lo lúdico, tiene buena fama entre los consumidores y es muy funcional, por ejemplo para mantener despierto”, responde el antropólogo Joan Pallarés, coautor de un informe sobre su consumo para la Generalitat de Cataluña. Mariano, de 35 años, adicto desde los 14, resume así la fuerza de su dependencia: “No dormía, consumía en el trabajo, en casa, cada 10 minutos. Si estaba conduciendo tenía que parar el coche porque no me veía capaz de aguantar 10 minutos más sin probarla”.
Cuando encuentres el feelin, cuando rozes el cielo, cuando solo existan las cuerdas la música y tú, entonces intenta suspenderte el máximo tiempo posible, perdurar en la felicidad. El feelin forma parte del climax, es el orgasmo del blues.
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Ostia....vaya relato... e estado a punto de llorar..
Y esq es verdad aora la droga esta al alcanze de todos o casi todosy es muy deprimente...
Vale, a mi meparece bien que se fumen porros, xq no enganxan o por lo menos a mi no me enganxan,xo ya tener que depender de una droga.. es demasiado pesimo... y mas kuando dependes de ella a los 15 o 16 años....
Aunq cada uno eslibre de meterse lo q kiera, si con ello se sienten mas feliz adelante pero las consecuencias vendran....
Solamente decir eso... Y fumar porros,xo no paseis de ahi..
Y esq es verdad aora la droga esta al alcanze de todos o casi todosy es muy deprimente...
Vale, a mi meparece bien que se fumen porros, xq no enganxan o por lo menos a mi no me enganxan,xo ya tener que depender de una droga.. es demasiado pesimo... y mas kuando dependes de ella a los 15 o 16 años....
Aunq cada uno eslibre de meterse lo q kiera, si con ello se sienten mas feliz adelante pero las consecuencias vendran....
Solamente decir eso... Y fumar porros,xo no paseis de ahi..
...I´d kill myself for you, I´d kill you for myself...
So sexy, almost evil!!!
So sexy, almost evil!!!
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Aqui hay mucha tela que cortar,primer punto cada uno elije su camino y si sabe lo que hace no es critcable bajo ningun punto,decirle a lorien q los porros enganchan,quiza no en tan poco tiempo como la coca,pero te aseguro q acaban enganchando.Quiza depender de una droga sea muy deprimente y lo es claro que si,pero te invito a que dejes de fumar porros ,no un mes ni dos intenta acerlo minimo medio año,sin ni sikiera una calada,luego me diras si enganchan o no.Y bueno como digo cada uno elije su camino,seguro que esta chica no queria caer,pero cayo,y no creo que por drogarse y ser adicta haya que despreciar a una persona,o darte asco,o decir que es deprimente,mientras esa persona no haga daño x conseguir lo que quiere,hay esta el punto de inflexion.y de momento nada mas que decir,simplemente que no se debe rechazar a nadie x k sea adicto a algo,bonito post para debatir
Damos la cara po´la oficialidá
yo no lo he leido, tampoco me hace falta. pero si digo una cosa, el que se engancha a la perika es porque quiere... puedes tener tus tem`poradas que te metes mucho, pero siempre llega un momento que tu mismo te dices que tienes que bajar el ritmo y automaticamente vas bajandolo hasta llegar a un punto en que no te apetece meterte... . Yo siempre he dicho que la cocaina no engancha y lo mantengo...
me da igual lo que me digais. os aseguro que no engancha. se engancha quien quiere engancharse a ella
bueno lo dejo ya que me estoy haciendo la picha un lio
me da igual lo que me digais. os aseguro que no engancha. se engancha quien quiere engancharse a ella
bueno lo dejo ya que me estoy haciendo la picha un lio
Compañero Atila,alomejor tu organismo la recibe de otra manera y la adiccion psiquica no es tan fuerte en ti,pero creo que esta claro que la coca,como cualquier otra droga,encadena al sujeto...
Otra cosa en la que discrepo es en lo de que cada uno se mete porque quiere..No olvidemos que el entorno puede iniciarte,y cuando estas iniciado,ya estas enganchado
Mi postura es claramente antiderogas,cierto es que soy un jodido hipocrita,porque bebo,y soy consciente de que el alcol me tiene bastante atado,pero por lo menos reconozco mi problema y estoy intentando progresivamente enviarlo a la mierda
Otra cosa en la que discrepo es en lo de que cada uno se mete porque quiere..No olvidemos que el entorno puede iniciarte,y cuando estas iniciado,ya estas enganchado
Mi postura es claramente antiderogas,cierto es que soy un jodido hipocrita,porque bebo,y soy consciente de que el alcol me tiene bastante atado,pero por lo menos reconozco mi problema y estoy intentando progresivamente enviarlo a la mierda
SI NO LUCHAS ESTAS PERDIDX
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Todas las drogas enganchan,de una u otra manera,mas rapido o mas lento, pero todas enganchan.Y cuando lo vives desde fuera lo pasas realmente mal,q te digan q no pasa na por una vez,pero luego llega la segunda y la tercera,y q me digan q se lo pasan mejor cuando no se meten,pero luego q se metan...y el pensar q le puede pasar cualquier cosa a esa persona... las drogas son una mierda
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A ver lo malo de la coca es que no te das cuenta cuando estas enganchado,simpre piensas que puedes quitarte cuando quieras,y te estas engañando,en cuanto a que influye tu entorno desde luego,ay cosas q no puedes controlar a tu alrededor y te llevan a ello,hay dias muy malos,rachas muy malas en las que no encuentras salida,y lo unico que calma tu ansiedad es eso,no quiero decir q os metais cuando tengais problemas,pero yo cuento bajo mi experiencia
Damos la cara po´la oficialidá
Acrata wrote: Otra cosa en la que discrepo es en lo de que cada uno se mete porque quiere..No olvidemos que el entorno puede iniciarte,y cuando estas iniciado,ya estas enganchado
Por mucho que el entorno te inicie, y te presione y lo que tu quieras, si no quieres meterte no te metes, simplemente, vamos es lo que yo creo...
no se ni porque escribo en este post quizas pk me parece interesante, pero que decir no he llegado a leer el articulo entero pero vaya creo que es una historia entre otras cientas cada persona que llega a ese punto lo ha pasado de una manera diferente y las drogas a cada uno le consumen de una manera diferente.
o personalmente no he consumido pero me ha tocado de muy cerca y en fi quizas este tema me toca la fibra no se.. en fin no se ni que decir creo que cada uno es un mundo y por lo tanto cada uno lo ve de una manera y actia de una manera pero ante todo puedo decir que los casos que em tocan de cerca no han acabado demasiado bien pero este no es el tema en fin eso no se
o personalmente no he consumido pero me ha tocado de muy cerca y en fi quizas este tema me toca la fibra no se.. en fin no se ni que decir creo que cada uno es un mundo y por lo tanto cada uno lo ve de una manera y actia de una manera pero ante todo puedo decir que los casos que em tocan de cerca no han acabado demasiado bien pero este no es el tema en fin eso no se
y acaso es menos hermosa el ala de la mariposa sis e nubla el sol , yo creo que no!! no ves que a ella se la suda ella tiene su hermosura en su color...
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claro que si no kies no te metes,no te inicias,pero hay muchos factores en tu vida q pueden influir,hay muxas presiones,hay muchas veces q no encuentras salida a tu sproblemas,y un dia que estas muy mal lo pruebas y consigues olvidarte de todoal dia sigueinte vuelves a probar y funciona,y hay te inicias,luego esta el hecho de q cada uno experimente,q le gusten las drigas y la pruebe por probar y le guste y siga haciendolo,xk le gustan los efectos q causan en el,hay mucha razones par enganacharte,y otras muxas para desengacharte o no hacerlo,pero una vez te metes en el circulo vicioso al que lleva esta droga es dificilismo salirmaga wrote:Acrata wrote: Otra cosa en la que discrepo es en lo de que cada uno se mete porque quiere..No olvidemos que el entorno puede iniciarte,y cuando estas iniciado,ya estas enganchado
Por mucho que el entorno te inicie, y te presione y lo que tu quieras, si no quieres meterte no te metes, simplemente, vamos es lo que yo creo...
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