![Rolling Eyes :roll:](./images/smilies/icon_rolleyes.gif)
Gracias por la parte que me toca, me ha dado mucho que pensar
![Wink :wink:](./images/smilies/icon_wink.gif)
La culpa de todo la tiene el ministro de Economía dijo uno.
¡No señor! dijo el ministro de Economía mientras buscaba un euro debajo del rodapié. La culpa de todo la tienen los evasores.
¡Mentiras! dijeron los evasores mientras cobraban el 50 por ciento en negro y el otro 50 por ciento también en negro. La culpa de todo la tienen los que nos quieren matar con tanto impuesto.
¡Falso! dijeron los de la Delegación de Hacienda mientras preparaban un nuevo impuesto al estornudo. La culpa de todo la tienen los empresarios defraudadores.
¡Pero, por favor...! dijo un empresario mientras negociaba una nueva rebaja salarial y el pago menos impuestos. La culpa de todo la tienen los banqueros.
¡Calumnias! dijo un banquero mientras depositaba a su madre a siete días. La culpa de todo la tienen los corruptos que no tienen moral.
¡Se equivoca! dijo un corrupto mientras vendía a cien euros un libro que se llamaba «Hagase rico escribiendo» pero que, en realidad, sólo contenía páginas en blanco. La culpa de todo la tiene la burocracia que hace aumentar el gasto público.
¡No es cierto! dijo un empleado público mientas con una mano se rascaba las huevos y con la otra el trasero. La culpa de todo la tienen los políticos que prometen una cosa y hacen otra.
¡Eso es pura maldad! dijo un diputado mientras preguntaba dónde quedaba el edificio del Congreso. La culpa de todo la tienen los comunistas.
¡Perversos! dijeron los del politburó local mientras depuraban a varios disidentes. La culpa de todo la tiene los terroristas.
¡Inquisición! dijo un terrorista mientras armaba un coche-bomba para salvar a la humanidad. La culpa de todo la tienen los fascistas.
¡Malvados! dijo un fascista mientras quemaba un montón de libros juntamente con el librero. La culpa de todo la tienen los judíos.
¡Racistas! dijo un sionista mientras miraba torcido a un coreano. La culpa de todo la tienen los curas que siempre se meten en lo que no les importa.
¡Blasfemia! dijo un obispo mientras fabricaba ojos de agujas como para que pasaran diez camellos al trote. La culpa de todo la tienen los científicos que creen en el Big Bang y no en Dios.
¡Error! dijo un científico mientras diseñaba una bomba capaz de matar más gente en menos tiempo con menos ruido y mucho más barata. La culpa de todo la tienen los padres que no educan a sus hijos.
¡Infamia! dijo un padre mientras trataba de recordar cuantos hijos tenía exactamente. La culpa de todo la tienen los ladrones que no nos dejan vivir.
¡Me ofenden! dijo un ladrón mientras arrebataba una cadenita a una jubilada y, de paso, la tiraba debajo del tren. La culpa de todo la tiene los policías que tienen el gatillo fácil y el sueldo abundante.
¡Y una mierda! dijo un policía mientras primero tiraba y después preguntaba. La culpa de todo la tiene la Justicia que permite que los delincuentes entren por una puerta y salgan por la otra.
¡Desacato! dijo un juez mientras cosía pacientemente un expediente de más de quinientas hojas que luego, a la noche, volvería a descoser. La culpa de todo la tienen los militares que siempre se creyeron los dueños de la verdad y los salvadores de la patria.
¡Negativo! dijo un coronel mientras ordenaba a su asistente que fuera preparando buen tiempo para el fin de semana. La culpa de todo la tienen los jóvenes de pelo largo.
¡Vosotros estáis locos! dijo un joven mientras pedía explicaciones de por qué para ingresar a la facultad había que saber leer y escribir. La culpa de todo la tienen los ancianos por dejarnos el país que nos dejaron.
¡Embusteros! dijo un señor mayor mientras pregonaba que con Franco vivíamos mejor. La culpa de todo la tienen los periodistas porque junto con la noticia aprovechan para contrabandear ideas e intereses propios.
¡Censura! dijo un periodista mientras, con los dedos cruzados, rezaba por la violación y el asesinato nuestro de cada día. La culpa de todo la tiene el imperialismo.
Thats not true! (¡Eso no es cierto!) dijo un imperialista mientras cargaba en su barco un trozo de territorio con su subsuelo, su espacio aéreo y su gente incluida. The ones to blame are the sepoy, that allowed us to take even the cat (la culpa la tienen los cipayos que nos permitieron llevarnos hasta el gato).
¡Infundios! dijo un cipayo mientras marcaba en un plano las provincias más rentables.. La culpa de todo la tiene la gente como tú por escribir tonterías.
¡Alto ahí! dije yo mientras me protegía detrás de un buzón. Yo sé quién tiene la culpa de todo. La culpa de todo la tiene El Otro. ¡El Otro siempre tiene la culpa! ¡Eso, eso! exclamaron todos a coro. El señor tiene razón: la culpa de todo la tiene El Otro.
Dicho lo cual, después de gritar un rato, romper algunas vidrieras y/o pagar algún anuncio en prensa, y/o concurrir a algún programa de opinión en televisión (de acuerdo con cada estilo), nos marchamos a nuestras casas por ser ya la hora de cenar y porque el culpable ya había sido descubierto. Mientras nos íbamos no podíamos dejar de pensar: ¡Qué cabrón que resultó ser El Otro...!
Estriba en Platon la justicia en el hombre sabio, aquel que consigue vencer las tentaciones, aquel que goza de una serie de cualidades (rectitud, saber, tendencia a la busqueda de la verdad, entregado al placer del alma por encima del cuerpo,..etc), una serie de caracteristicas que le dan la capacidad de exponer sentencias generales, no basadas en la experiencia si no en el saber en el conocimiento inteligible, dejando de lado nuetsros sentidos y por ende las sensaciones.Es lo mismo que si el guardián de una criatura grande y poderosa se aprendiera bien sus instintos y humores y supiera por dónde hay que acercársele y por dónde tocarlo y cuándo está más fiero o más manso, y por qué causas y en qué ocasiones suele emitir tal o cual voz y cuáles son, en cambio, las que le apaciguan o irritan cuando las oye a otro; y una vez enterado de todo ello por la experiencia de una larga familiaridad, considerase esto como una ciencia y, habiendo compuesto una especie de sistema, se dedicara a la enseñanza ignorando qué hay realmente en esas tendencias y apetitos de hermoso o de feo, de bueno o malo, de justo o injusto, y emplease todos estos términos con arreglo al criterio de la gran bestia, llamando bueno a aquello con que ella goza y malo a lo que a ella le molesta, sin poder, por lo demás, dar ninguna otra explicación acerca de estas calificaciones, y llamando también justo y hermoso a lo inevitable, cuando ni ha comprendido ni es capaz de enseñar a otro cuánto es lo que realmente difieren los conceptos de lo inevitable y lo bueno. "
Me sorprende gratamente cuando el propio Platon es capaz en su epoca de ver como las condiciones de existencia, nuestro entorno, nos marca nuestras propias vidas.De todo germen o ser vivo vegetal o animal sabemos —dije—que, cuanto más fuerte sea, tanto mayor será la falta de condiciones adecuadas en el caso de que no obtenga la alimentación, o bien el clima o el suelo, que a cada cual convenga. Porque, según creo, lo malo es más contrario de lo bueno que de lo que no lo es.
—¿Cómo no va a serlo?
—Es, pues, natural, pienso yo, que la naturaleza más perfecta, sometida a un género de vida ajeno a ella, salga peor librada que la de baja calidad.
—Lo es.
—¿Diremos, pues, Adimanto —pregunté—, que del mismo modo las almas mejor dotadas se vuelven particularmente malas cuando reciben mala educación? ¿O crees que los grandes delitos y la maldad refinada nacen de naturalezas inferiores, y no de almas nobles viciadas por la educación, mientras que las naturalezas débiles jamás serán capaces de realizar ni grandes bienes ni tampoco grandes males?
—No opino así —dijo—, sino como tú.
—Pues bien, es forzoso, creo yo, que si la naturaleza filosófica que definíamos obtiene una educación adecuada, se desarrolle hasta alcanzar todo género de virtudes; pero si es sembrada, arraiga y crece en lugar no adecuado, llegará a todo lo contrario, si no ocurre que alguno de los dioses le ayude. ¿O crees tú también, lo mismo que el vulgo, que hay algunos jóvenes que son corrompidos por los sofistas, y sofistas que, actuando particularmente, les corrompen en grado digno de consideración, y no que los mayores sofistas son quienes tal dicen, los cuales saben perfectamente cómo educar y hacer que jóvenes y viejos, hombres y mujeres, sean como ellos quieren?
—¿Cuándo lo hacen? —Dijo.
—Cuando, hallándose congregados en gran número—dije—, sentados todos juntos en asambleas, tribunales, teatros, campamentos u otras reuniones públicas, censuran con gran alboroto algunas de las cosas que se dicen o hacen, y otras las alaban del mismo modo, exageradamente en uno y otro caso, y chillan y aplauden: y retumban las piedras y el lugar todo en que se hallan, redoblando así el estruendo de sus censuras o alabanzas. Pues bien, al verse un joven en tal situación, ¿Cuál vendrá a ser, como suele decirse, su estado de ánimo? ¿O qué educación privada resistirá a ello sin dejarse arrastrar, anegada por la corriente de semejantes censuras y encomios, adondequiera que ésta la lleve, ni llamar buenas y malas a las mismas cosas que aquéllos ni comportarse igual que ellos ni ser como son?
Y ya aquí hemos llegado felizmente al principio de
Justicia, a este viejo corcel en que vienen cabalgando, desde hace mil años, todos los
redentores de la Humanidad y ello a falta de un medio de locomoción más seguro para este
Rocinante matalón sobre el cual todos los Quijotes de la Historia cabalgaron hacia una
transformación del mundo, para finalmente no conseguir más que puñadas y palos.
Y aqui encontramos la clave(ya dada por Platon), la justicia es igual que todos los conceptos, un concepto cambiante, depende de la sociedad den la que nos encontremos, es decir el momento historico al que pertenezca esa justicia. Asi es imposible disociar la justicia del entorno social, pues ambos van ligados, se hacen leyes para un momento puntual, las mismas leyes que en otro momento no son necesarias, y son esos legisladores los que ateniendose a su situacion o a la de los ciudadanos establece normas que son justas en el momento de su implantacion y que resultan posteriormente cacciosas, igualemente las lyes las dciatn las legisladores los cuales tienen unos intereses contrapuestos en muchas ocasiones a otros segmentos poblacionales los cuales se ven privados de la justicia.La noción de justicia es histórica, relativa a un modo de producción específico. La
esclavitud no es ‘injusta’ desde el punto de vista de una sociedad esclavista, ni la
explotación sería ‘injusta’ según las reglas contractuales propias de la producción
mercantil generalizada;
Al final me ha quedado muy difuso, y poco esclarecedor, solo me queda pedir disculpas por el tiempo malgastado porque ya sabeis que el saber no ocupa lugar.. pero si tiempo, mucho tiempo!Marx tenía una ‘concepción no jurídica de la justicia’, la necesidad y el esfuerzo
constituyen criterios de distribución más pertinentes que la propiedad individual
Aïda wrote:Gracias por la parte que me toca, me ha dado mucho que pensar
Ejem; ¿La culpa de que hayais pensado mucho es mía? ¿Ya estamos con lo de que la culpa es siempre del Otro?Leti wrote:me ha dado mucho que pensar todo lo que has escrito.
Chapó. Aunque claro, me enfrento al mismo problema: la "masa" Pretender en una sociedad "masificada" la existencia de un ideal de Justicia con el cual toda la masa se sienta identificado y conforme es imposible. En una micro-sociedad compuesta por ejemplo por 20 personas es totalmente factible. Por 200 más difícil. Por 2000 más complicado. 20000 me asusta pensarlo. 200000 me horroriza. Y 2 millones, 20 millones o 200 millones etc (ejem, ¿Constitución Europea?FERPOLLA wrote:aqui encontramos la clave(ya dada por Platon), la justicia es igual que todos los conceptos, un concepto cambiante, depende de la sociedad den la que nos encontremos, es decir el momento historico al que pertenezca esa justicia. Asi es imposible disociar la justicia del entorno social, pues ambos van ligados, se hacen leyes para un momento puntual, las mismas leyes que en otro momento no son necesarias,
No viene mucho al caso, pero tenía pensado leer precisamente esos dos libros, porque mi padre me los ha recomendado varias veces y parecen interesantes. Iba a empezar por "El extranjero", pero según dices, sería mejor que leyese primero "La náusea"?cronopio wrote:(Llauro, por cierto, si ya has acabado "La náusea" y tienes la suerte de no haber leído aún "El extranjero" de Camus sería el momento adecuado de echarle un vistazo y comparar, y si lo has leído pues bueno, supongo que coincidirás en que es un buen ejemplo de cómo la "masa" sólo se queda tranquila si encuentra ese único y absoluto culpable al que condenar y castigar para lavar y salvar su propia conciencia)