LISÍSTRATA. Lo que tienes que hacer ya es ponerlo en el asador, darle vueltas, engatusarlo con el quiero y no quiero, y decirle que sí a todo menos a lo que conoce la copa.
MÍRRINA. Descuida, yo lo haré.
[...]
CINESIAS. ¡Los ritos de Afrodita no los cultivas hace tanto tiempo! ¿No vas a venirte?
MÍRRINA. Por Zeus, no, a menos que hagáis las paces y pongáis fin a la guerra.
CINESIA. Vale, si eso te parece bien, hasta eso haremos.
MÍRRINA. Vale, si eso os parece bien, también yo regresaré allí. Pero ahora he jurado que no.
CINESIAS. Pues acuéstate conmigo: ¡el tiempo que hace ya!
MÍRRINA. Ni hablar. Sin embargo, no te diré que no te quiero.
CINESIAS. ¿Que me quieres? Entonces ¿por qué no estás ya acostada, Mirrinita?
MÍRRINA. ¡Fantoche!, ¿delante del niño?
CINESIAS. ¡Por Zeus!
(Al criado.) Manes, llévate a éste a casa.
(Se va el criado con el niño.) Hala, ya se te ha marchado el niño. Y tú, ¿es que no te acuestas?
MÍRRINA. Y, ¿dónde se podría hacer eso, desdicha de hombre?
CINESIAS. ¿Que dónde? La gruta de Pan es buen sitio.
MÍRRINA. Y, ¿cómo me las arreglaré para volver luego pura a la Acrópolis?
CINESIAS. Estupendamente, antes te lavas en la Clepsidra
MÍRRINA. Y entonces, ¿voy a faltar a lo que he jurado, desdicha de hombre?
CINESIAS. Que recaiga en mí. No estés preocupada por el juramento.
MÍRRINA. Hala, pues voy a traer una cama para nosotros dos.
CINESIAS. De eso nada. Nos basta con el suelo.
MÍRRINA. No, por Apolo, aunque seas así, no te haré acostarte en el suelo.
(Sale MÍRRINA.)
CINESIAS. Desde luego mi mujer me quiere, está clarísimo.
(Regresa MÍRRINA con la cama.)
MÍRRINA. Aquí está, échate, acaba ya, que yo me voy desnudando. Pero, la cosa esta, la esterilla, hay que traerla.
CINESIAS. ¿Qué rayo de esterilla? Para mí no.
MÍRRINA. Sí, por Ártemis, que encima del jergón da vergüenza.
CINESIAS. Déjame que te bese.
MÍRRINA. Espera.
(Sale MÍRRINA.)
CINESIAS. ¡Ay, ay, ay! Vuelve a toda prisa.
(Vuelve con una esterilla.)
MÍRRINA. Aquí está la esterilla. Échate, que ya me desnudo. Pero, la cosa esa, la almohada, no tienes.
CINESIAS. No me hace ninguna falta.
MÍRRINA. Por Zeus, a mí sí.
(Sale MÍRRINA.)
CINESIAS. ¿Pero es que el cipote este es Heracles convidado a un banquete?.
(Vuelve MÍRRINA.)
MÍRRINA. Levántate, alza.
(Le pone la almohada.) Ya tengo todo.
CINESIAS. Todo, seguro. Ven aquí, tesoro.
MÍRRINA. El sujetador me lo suelto ya. Y recuerda: no vayas a engañarme en lo de hacer las paces.
CINESIAS. ¡Que me muera, por Zeus!
MÍRRINA. ¡Pero si no tienes manta!
CINESIAS. Por Zeus, ni la necesito; joder es lo que quiero.
MÍRRINA. Descuida, eso lo harás, que vengo en seguida. (Sale.)
CINESIAS. La tía esta me va hacer polvo por culpa de las mantas.
(Entra MÍRRINA.)
MÍRRINA. Ponte erguido.
CINESIAS. Bien erguida está ésta.
(Señala el miembro.)
MÍRRINA. ¿Quieres que te eche perfume?
CINESIAS. No, por Apolo, a mí no.
MÍRRINA. Sí, por Afrodita, quieras o no.
(Sale.)
CINESIAS. ¡Ojalá se le derrame el perfume, Zeus soberano! (
Entra MÍRRINA.)
MÍRRINA. Extiende la mano, coge y úntate.
CINESIAS.
(Untándose.) No es agradable el perfume este, por Apolo, sino que es retardador y no huele a boda.
MÍRRINA. ¡Qué boba! Si he traído el perfume de Rodas167
CINESIAS. Es bueno, déjalo en paz; ¡dichosa mujer!
MÍRRINA. De guasa estás. (
Sale.)
CINESIAS. ¡Que reviente de mala manera el primero que consiguió un perfume!
(Vuelve MÍRRINA.)
MÍRRINA. Coge este frasco.
CINESIAS. ¡Que tengo otro! Venga, calamidad, échate y no me traigas nada más.
MÍRRINA. Eso voy a hacer, por Ártemis. Ya estoy descalza, por lo menos. Pero, vida mía, tienes que votar que se haga la paz.
CINESIAS. Lo tendré en cuenta.
(MÍRRINA se va.) Me ha matado, me ha hecho trizas mi mujer, y encima de todo lo demás, se marcha y me deja así, descapullado. ¡Ay!, ¿qué hago?. ¿A quién joderé, rechazado por la más guapa de todas? ¿Cómo cuidaré a esta cría?
(Señala el miembro.) ¿Dónde está el Perrozorro? Alquílame la nodriza.
EL CORIFEO.
En terrible desgracia, desdichado, tienes el alma afligida por haber sido engañado. También yo te compadezco. Ay, ay, pues, ¿qué riñón podría aún resistir, qué alma, qué pelotas, qué ijada, qué culo, estar así de tieso y sin joder, por la mañana?
CINESIAS. ¡Ay, Zeus, qué terribles espasmos!
EL CORIFEO. La verdad es que eso te lo ha hecho la muy guarra y la muy hija de perra.
CINESIAS. No, por Zeus, adorable y muy dulce.
EL CORIFEO.
¿Cómo que dulce? ¡Maldita y bien maldita, oh Zeus! Ojalá que tú a ella, como a los montones de paja, con una gran tempestad y torbellino, dándole vuelcos y revuelcos, te la llevaras lejos y luego la soltaras, y ella cayera de nuevo a tierra, y ¡plafl, se montara en el cipote descapullado.
(Llegan un HERALDO lacedemonio y un PRITANIS ateniense. El lacedemonio, con un gran falo en erección que destaca bajo la capa.)
la verdad es que esta comedia no tiene desperdicio xD
Oh, edito
es
Lisístrata, de Aristófanes
![Rolling Eyes :roll:](./images/smilies/icon_rolleyes.gif)