Aprendiz, se te echará mucho de menos y espero que todo te vaya muy bien y regreses pronto a regalarnos más versos. Suerte en tu camino y gracias por todo lo que has compartido con nosotros, y ojalá que tu adiós sólo sea un hasta ahora y muy pronto te volvamos a leer
XVII–La última semana
La última semana se compone
de círculos concéntricos sobre falsos calendarios
extendiéndose en el mar.
(ella es el compás que sostiene al lapicero
y yo dibujo con la luz de las estrellas
los fracasos que pretendo atesorar;
tú lo sabes,
nunca comprendí que la pintura
pudiera reflejar ante la vista lo que no existe en un cuadro,
y me resulta más difícil
disecar fotografías sin manchar al corazón)
La última semana de mis rendidas vacaciones.
Sé que todo lo vivido
no se explica sin la ayuda del pasado:
ella secuestrando tu sonrisa para ofrecerme un porvenir.
Nunca imaginé
(yo que vine acompañado de distancias y de ausencias,
de un vacío sin posible ordenación,
la vida abrazada al desconsuelo,
los sueños columpiándose en el jardín de la tristeza
y la memoria como escudo para detener a la pasión)
nunca imaginé
que al final de este verano
pudiera dejar atrás mucho más de lo que fui
(tu recuerdo ensangrentado ante la guerra del olvido,
la realidad, nuestro pasado, transformándose en ficción,
la juventud abandonada en el futuro,
lo que nunca compartimos en privada soledad,
lo negado y lo asumido,
o todo aquello que no fue
y sin embargo sí existió)
Sé que todo lo esperado
se resume en un presente
donde ella te desnuda para ser parte de mí.
Cuido mi aspecto,
hago ejercicio,
me afeito sin sangrar,
visto ropa nueva, ensayo una sonrisa ante el espejo,
me preocupo de la infiel puntualidad
e incluso el rubor de mis mejillas cuando ella me seduce
me resulta un gesto hermoso e innecesario de esconder.
(esta última semana
siempre que mi olvido piensa en ti
me parece contemplar a un vagabundo
desorientado en la nostalgia y confiado
en el horizonte infinito de sus sueños
donde tú y yo recitamos a la vez
caminante no hay camino
sino estelas en la mar)
Abro la puerta del viejo apartamento
y ya no te saludo como antes,
los rincones son ahora un simple espacio arquitectónico
y los muebles,
que insistía en no cambiarlos de lugar,
ofrecen funcionales variantes basadas en la estética
que ella me descubre ante mi asombro
y así decoramos el presente
sin ayuda del silencio;
un silencio abandonado en el Chiringuito Sol y Playa
donde exploramos cada día el menú de la esperanza
y volamos sobre aviones de servilletas de papel
sin saltar sobre el vacío,
o escribir en sus motores
el fracaso de un viaje hasta el final del corazón;
un corazón que sincroniza nuestros cuerpos,
a la hora de la siesta,
mediante la aleatoria sucesión de unos sueños telepáticos
y descansadas alegrías
sin sufrir ni un accidente
cuando paseamos la hermosura de un intenso atardecer
invariable,
cogidos de la mano,
sin mirar nunca hacia atrás
y sin pensar en las distancias del amor
hasta sentarnos felices y nostálgicos
en la terraza acogedora
donde una tarde ella y yo nos conocimos;
anochece,
sin prisas nos duchamos por turnos,
yo termino el primero casi siempre
y enciendo un cigarrillo que lanza mensajes de humo enamorado
al infinito horizonte que se esconde sobre el mar.
Lanzo la colilla al precipicio del ayer,
mientras termina de arreglarse
y mis ojos la desnudan
al igual que hacen mis labios
sobre el carmín de la pasión:
caricias fugitivas que preceden
la cena para dos en un sencillo restaurante,
el sueño de una noche de verano
o un hermoso amanecer en soledad ya compartida.
(La última semana es el principio
circular de mi feliz reencarnación)
Sé que todo lo olvidado
se amontona en un futuro
señalado antes por ti:
ella demostrando tu imposible eternidad.
+
"He visto tu cara ardiendo en un lienzo de agua, y me he sumergido en un sueño sin poderte tocar, formando un mosaico de sombras, buscando a ciegas lo que sé que no está."