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Rak
Paquito el Chocolatero
Artículo publicado por (...) en el diario Granada Hoy, el día 24/04/2005.
Recibo esta semana el tocho que me envía la SGAE todos los años con la memoria anual de sus actividades y con los diversos informes de gestión. Dejo a un lado las prolijas cuantificaciones porque, lo confieso, el morbo puede conmigo. Rápidamente me voy al apartado en donde se especifican qué obras han generado más derechos en 2004. No por nada en particular, sino para comprobar si España y yo seguimos siendo así, señora. Y en efecto: el ancestral buen gusto hispánico a la hora de meterse entre pecho y espalda esa sopa de compases y semicorcheas llamada música no ha cambiado. En el apartado de Ejecución Humana, o sea, de música interpretada en vivo, las obras que más dinero han recaudado han sido, por este orden: Paquito el Chocolatero, Viva el Pasodoble, Islas Canarias, Amparito Roca, La gota fría, Corazón Salvaje, España Cañí, Y nos dieron las diez, Macarena y Brasil ¡Viva la madre que nos parió!
Vayámonos al apartado de Ejecución Mecánica, o lo que es lo mismo: los derechos generados por la reproducción de discos en bares, discotecas etc. Éste es el top 5: Bulería, del ínclito Bisbal; Bye Bye, del intrépido David Civera; No es lo mismo, de ya saben quién; Oye el Bum –ahí me han pillado, no sé quién la interpreta–; y la inconmensurable Papi Chulo, de la que huelga mencionar el intérprete. ¿No es conmovedor?
Después de leer esto, uno se queda sin argumentos para seguir escribiendo ¿Para qué? Las esencias se conservan intactas. Un país como el nuestro, que se sitúa entre los más avanzados en cuestión de legislación social; en donde se acaba de aprobar el matrimonio entre homosexuales; un país que, siguiendo las más vanguardistas tendencias de la salud pública, va a prohibir en breve fumar en sitios públicos; un país que se coloca en la primera línea mundial de las investigaciones biogenéticas con la aprobación de estudios con células madre y demás; en definitiva: un país tan "absolutamente moderno" elige, en pleno siglo XXI y por amplísima mayoría, la sin par tonadilla Paquito el Chocolatero para marcarse unos bailes ¡Olé! Paquito, icono sonoro comparable al toro de Osborne. Talismán infalible de cualquier orquesta de baile que se precie. Este informe anual de la SGAE es la prueba del algodón de nuestra verdadera idiosincrasia. No hay trampa ni cartón: es lo que hay.
A la ministra de Cultura le podrá gustar el heavy metal, pero a los españoles que no nos saquen del pasodoble. Carmen Calvo podrá hacer todos los "planes de excelencia cultural" que le de la gana, pero ahí estará, firme como una roca, la excelsa figura de Paquito el Chocolatero para servirnos de guía. Que se sepa quiénes somos y de dónde venimos. Que nadie lo dude.
Unos que vienen y otros que se van. Tranquilos, la cosa no va de hacer una exégesis del tema de Julio Iglesias. Todo llegará. Se trata de comentar un episodio más de ese culebrón tan a la moda últimamente que es el de las separaciones y los reencuentros en los grupos de rock. Así por ejemplo, Los Ronaldos, que se habían separado hace siete años, vuelven a la carretera. La edición de un CD recopilatorio más un DVD con actuaciones en vivo y un documental, se verá acompañada de una gira de 15 conciertos en 11 ciudades. La banda de Coque Malla alega que, tras actuar juntos en un homenaje que le rindieron otros grupos hace poco, "la sensación física de estar juntos otra vez sobre un escenario fue como meter los dedos en un enchufe". Dejando a un lado las más que posibles descargas eléctrico-emocionales, me imagino que las razones pecuniarias habrán sido determinantes a la hora de volver a las andadas. Los aullidos de un bolsillo vacío pueden llegar a ser algo más que aterradores: insoportables. No sé por qué se empeñan los músicos en ocultarlo. Sé que no queda bien, pero nada tiene de deshonroso querer ganarse la vida con lo que uno sabe hacer. Los Sex Pistols, fieles a sí mismos, bautizaron su gira de reencuentro como "El tour del lucro indecente". Lo cierto es que en España, a la vista de que Paquito el Chocolatero sigue haciendo estragos, los grupos de rock en ningún caso pueden hablar de lucro, sino de mera supervivencia.
Los que se van, por lo menos temporalmente, son los vallecanos Ska- P. Aquí, qué quieren que les diga, hemos pinchado en hueso: nunca han sido santos de mi devoción. Su autodenominado "rock subversivo" a mí siempre me ha parecido más bien simplón y panfletario. Tal letanía de obviedades como las que han grabado Ska- P sólo puede reafirmar en sus convicciones a los ya convencidos. Para hacer proselitismo de una idea, digo yo, hace falta un poco más de inteligencia, matices, estilo… no sé, ese tipo de cosas tontas que hacen del rock algo grande. Tal vez para esta gente, la verdadera actitud revolucionaria consista en vender camisetas con la imagen del Che y el logotipo de la banda a un buen precio. Quién sabe. Pero no sufran por ellos; hay un tipo de espectador (muy numeroso en España) que no necesita de mensajes demasiado elaborados. Jóvenes cercanos a la edad escolar que quieren las cosas tan claritas que hasta piden que se las deletreen. Legalización, sería el tema paradigmático en este sentido. Por suerte para el grupo, su propuesta ha encontrado durante estos años de actividad un amplísimo eco, no sólo en España sino en Europa y Sudamérica. En Francia son todo un acontecimiento. Ahora parece que quieren descansar. Me parece bien. Sólo queda desearles un buen año sabático. Las camisetas se seguirán vendiendo bien.
Premios. Mis lectores sabrán que no soy muy amigo de premios. Sobre todo porque siempre que se premia a alguien se desmerece, por omisión, la obra o la figura de otros. Y, además, porque no entiendo la música como competición. Eso en el mejor de los casos, porque, como ya hemos comentado aquí, muchas veces el premio se concede a mayor gloria del que lo da, no del que lo recibe, como sería lo lógico. Así, por ejemplo, los premios Amigo, que son los que concede la Industria Discográfica, se suelen dar a los artistas que han hecho que las cuentas corrientes de las grandes corporaciones estén un poco más saneadas ese año. De bien nacidos es ser agradecidos, que se dice. Los merecimientos artísticos pasan a un plano irrelevante, como debe de ser ¿A quién le importa el arte estando el dinero, que es algo que se puede contar?
Nada tiene esto que ver con el premio que le han dado a nuestro ilustre paisano Miguel Ríos, en este caso votado por los propios músicos y profesionales pertenecientes a la Academia de las Ciencias y las Artes de la Música. Miguel, y su disco 60 Mp3, se han llevado el galardón al Mejor Álbum de Rock de 2004. Enhorabuena.